Montevideo (Prensa Latina) Decía el poeta brasileño Vinicius de Moraes que la tristeza no tiene fin, la felicidad, en cambio, sí. Y decía: “La felicidad es como una pluma, que el viento va llevando por el aire. Vuela tan leve, pero tiene vida breve, precisa que haya viento sin parar. La felicidad del pobre parece la gran ilusión del carnaval, la gente trabaja el año entero, por un momento de sueño, para hacer su fantasía, para hacer de rey, de pirata, de jardinera, para que todo finalmente termine el miércoles de cenizas…”. Entonces, Tom Jobim se fue a volver con esas palabras, le puso música, y se hizo canción.