
Distante a unos 30 kilómetros de la central ciudad portuaria de Da Nang, “hoy en día Hoi An no solo es una urbe turística reconocida, sino también se ha convertido en uno de los destinos culturales más representativos de Vietnam”.
Así opinó en declaraciones a Prensa Latina la subdirectora encargada del Centro de Conservación del Patrimonio Cultural Mundial de Hoi An, Truong Thi Ngoc Cam, quien enfatizó que de antiguo puerto comercial la ciudad devino modelo singular de conservación y promoción de valores patrimoniales, asociado al turismo sostenible.
Hoi An posee un espacio histórico y cultural excepcional y diverso, que se extiende desde el núcleo del sitio patrimonial hasta los más de 50 pueblos y aldeas de oficios tradicionales que la rodean, muchas de las cuales fueron categorizadas como Patrimonio Intangible Nacional.
Esta diversidad, explicó Ngoc Cam, proviene del proceso histórico y de la riqueza cultural de la región, que la dotan de un atractivo muy particular originado en la armoniosa combinación entre patrimonio, comunidad y experiencia.
“Los valores patrimoniales únicos son la base de la marca Hoi An. Su sistema de monumentos compuesto por casas comunales y de asambleas, pagodas, viviendas antiguas, templos familiares, puertos y mercados, todos impregnados de huellas del comercio Oriente-Occidente, junto con costumbres,
prácticas culturales y rituales populares conservados casi intactos, convierten al casco antiguo en un museo viviente sin igual en Vietnam”, valoró.
De ahí que la conservación y restauración constituyan para las autoridades del territorio prioridades absolutas y exista un programa periódico para los monumentos en riesgo de deterioro, así como normas estrictas de construcción dentro de la zona protegida.
Paralelamente, añadió Ngoc Cam, también se da prioridad al medio ambiente y a la calidad de vida de los residentes mediante programas como “Turismo verde” y “Hoi An – Humanidad sencilla y bondadosa”, orientados a construir un entorno turístico civilizado y amigable.
En Hoi An hemos determinado que “el turismo no debe desarrollarse a costa del patrimonio, sino convertirse en un motor para su conservación sostenible”, remarcó.
LOS ATRIBUTOS DE HOI AN

Hoi An fue reconocida por la Unesco como Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1999, ocasión en la que engrosaron la privilegiada relación una cantidad récord de 48 nuevos sitios, entre los que figuró también el santuario vietnamita de My Son.
Previamente, la ciudad antigua fue declarada Patrimonio Cultural Nacional en 1985 y con posterioridad Patrimonio Cultural Nacional Especial, en virtud de la Ley de Patrimonio Cultural de 2001, modificada en 2009. Distingos a los que añadió, en 2023, su incorporación a la Red de Ciudades Creativas de la Unesco en el ámbito de la artesanía y el arte popular.
De acuerdo con esa organización, el área patrimonial de Hoi An, extendida sobre 30 hectáreas y con una zona de amortiguamiento de 280 hectáreas, comprende un conjunto bien conservado de mil 107 edificaciones, y refleja una fusión de culturas indígenas y extranjeras (principalmente china y japonesa, con posteriores influencias europeas) que se combinaron para producir esta supervivencia única.

Las estructuras de madera y el trazado urbano que se conservan son originales e intactos y en conjunto conforman un paisaje urbano tradicional de los siglos XVII y XVIII, además de que el patrimonio vivo, reflejo de la diversidad de las comunidades autóctonas y foráneas, también se conserva y se sigue transmitiendo.
“Estos rasgos culturales e históricos originales demuestran el excepcional valor universal de la ciudad y se encuentran presentes, bien conservados y son evidentes dentro de los límites del bien inscrito, incluso mientras continúa siendo un puerto comercial y un popular destino turístico”, señaló en su valoración la propia Unesco.

Vale señalar que, según fuentes oficiales, entre 2012 y 2025 el centro histórico de Hoi An recibió una inversión de alrededor de 58 millones de dólares destinados a la planificación, preservación, restauración y promoción de su declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad, en asociación con el desarrollo turístico.
EL SINPAR PUENTE-TEMPLO JAPONÉS

Para muchos, el corazón de Hoi An late en el puente-templo japonés, una singular construcción única de su tipo en Vietnam y una de las pocas existentes en todo el Sudeste Asiático, erigida entre 1593 y 1595 por esa comunidad para conectarse con el barrio chino, situado al otro lado del río Hoai, un afluente del apacible Thu Bon.
Totalmente techada, con forma arqueada, de casi 20 metros de longitud y adornada con farolillos, la pasarela alberga en su interior un pequeño templo dedicado al Tao Te, una deidad protectora, y tiene en sus extremos dos estatuas de madera que representan un mono y un perro.

Cuenta la leyenda que en el mar habitaba un monstruo nombrado Mamazu cuya cabeza estaba en Japón, la cola en la India y la espalda en Hoi An, y que era capaz de causar a menudo terremotos que afectaban al primero y la última.
A fin de dominarlo – impidiéndole agitar la cola y causar sismos – los japoneses construyeron el puente para adorar a los genios del mono y el perro, dos animales sagrados que se dice ahuyentan a los espíritus malignos y los fantasmas que vagan por el río.

Cierto o no, el puente japonés logró resistir la catastrófica inundación que en 1964 destruyó gran parte de Hoi An, además de sobreponerse a terremotos, tormentas tropicales y otros desastres naturales comunes en la región, el más reciente de ellos a fines de octubre pasado cuando históricas inundaciones virtualmente lo sepultaron bajo el agua.
Y si bien el corazón de esta ciudad patrimonial late allí, en sus alrededores hay también mucho que ver y hacer. Por citar solo algunos de esos sitios de obligada visita, habría que mencionar las Salas de Asambleas de Fujian, Quang Trieu, Hai Nam y Trieu Chau.

También, las casas antiguas de Quan Thang, Duc An, Phung Hung y Tan Ky, el Salón de Asambleas de Phuc Kien (1697), la asociación más grande y antigua de la comunidad china, y el templo Quan Cong, dedicado a un general chino del mismo nombre.
Eso, sin olvidar darse un paseo en bote por el río Hoai, ya sea para disfrutar de la maravillosa puesta de sol o, ya de noche, depositar en sus aguas una pequeña lámpara de papel en forma de flor con una vela dentro, con la esperanza de que estas trasladen tus deseos a los dioses y les pidan que los cumplan.
Y seguramente entre esos anhelos estará regresar a este maravilloso sitio, con toda razón orgullo de Vietnam en el mapa mundial de Patrimonios de la Humanidad.
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