La capital del Reino de Guatemala había sufrido ya terremotos severos en 1717 y 1751. Pero los del 11 de junio de 1773 y el 29 de julio del propio año (el principal) marcaron el derrumbe masivo.
Los escritos de la época apuntan a que este último fue entre tres y cuatro de la tarde. Un caos. Ruina total del Palacio de los Capitanes, la Catedral, el Colegio de San Francisco Javier y decenas de viviendas.
Incendios. Afectadas casi todas las iglesias y conventos. Durante agosto, septiembre y meses posteriores se produjeron cientos de réplicas, algunas muy fuertes, que terminaron de colapsar lo que había quedado en pie. El tiempo se detuvo.
Era de las mayores ciudades de América Latina y el Caribe, con unos 50 mil o 60 mil habitantes. Muchos cuerpos quedaron bajo escombros. Fuentes confiables refirieron entre 500 y 600 muertos, de tres mil a cinco mil heridos.
Nunca hubo un conteo formal. El capitán general Martín de Mayorga y las autoridades eclesiásticas concluyeron que Santiago de los Caballeros de Guatemala (en el valle de Panchoy) era demasiado peligrosa, según los relatos.

EL TRASLADO
Antigua es un lugar importante para el chapín y, sobre todo, para el centroamericano, expresó en declaraciones exclusivas a Prensa Latina el prestigioso catedrático e historiador Miguel Alfredo Álvarez.
“Porque tenemos que verla como la sede del Gobierno unitario para la región desde 1543, a partir de lo cual se desarrolló en los siglos posteriores (hasta 1821)”, describió el intelectual.
Gracias a esa capitalidad, la ciudad avanza, llega a ser un centro de poder político, económico, cultural, social, religioso, de primer orden en el norte, expuso el también director aquí del Museo Nacional de Historia.
La otra era la muy noble e imperial Ciudad de México, capital del Virreinato, ahondó el doctor, nombrado en 1992 Cronista de la Ciudad de Guatemala por el Consejo Municipal.

Ese significado político, económico, social, religioso, se refleja en la vida cultural, es allí donde vamos a ver los edificios administrativos, públicos, que denotan un gusto y una cualidad artística muy particular, detalló Álvarez.
Por los embates de la naturaleza (los llamados terremotos de Santa Marta), la ciudad se vio impactada y determinaron su traslado, añadió.
En el continente sucedieron cambios de pequeñas poblaciones, pero no uno del tamaño de aquella, acotó. Fue un reto establecer la capitalidad a 40 kilómetros, agregó el investigador.
Quedará en un momento determinado quieta, como dormida, sin construcciones, y dio origen a lo que sería a partir de 1799 la Antigua, enfatizó el historiador.
No tiene entonces –afirmó- una administración municipal propia, sino que esa gestión se hace desde la Nueva Guatemala.
Deviene lugar de romanticismo, con su café, entre otras particularidades, hasta que en 1943 la declaran Monumento Nacional, en 1965 Monumento Colonial de América, y en 1979 Patrimonio Cultural de la Humanidad, subrayó el igualmente académico.

JOYA COLONIAL DE AMÉRICA, TURISMO Y PAZ
El amigo Nicolás Cuyún, de 44 años, ingeniero mecánico industrial, nació en el municipio de Jocotenango y, por la proximidad (a poco más de tres kilómetros), cursó sus estudios primarios, básicos y diversificados en Antigua.
Preguntado sobre el significado de esta ciudad para él, remarcó dos aristas: fuente de turismo (con una explosión de visitantes foráneos desde 1980-1990) y para los guatemaltecos una ruta de escape, “un momento de paz”.
Sin embargo, señaló, al ser muy pequeña, con un crecimiento demográfico grande durante los últimos 25 años, el volumen de personas que arriban diariamente complican la situación.
Mis amistades que vivían en Antigua se fueron a los pueblos alrededores, las casas que antes lograbas entrar, ahora son comercios, argumentó el asimismo profesor universitario.

El extranjero visita más las edificaciones, los museos, las iglesias, buscan estar cerca de lo que fue; mientras el nacional, en un gran porcentaje, vive la experiencia de los bares, desayuno, discos o la vida nocturna, comentó.
Sobresalen los conventos de Santa Clara, Las Clavellinas, La Concepción, Las Capuchinas, La Merced, San Francisco, Santo Domingo, entre otros, precisó el también creador multimedia.
Antigua se promociona internacionalmente como un lugar de boda destino, lo cual mejora la economía interna, pero genera inconvenientes viales, al igual que las procesiones, realzó.
Cuyún puntualizó que se pueden visitar además las aldeas colindantes como San Pedro de las Huertas, San Juan del Obispo, que resguardan el rico legado originario.
Antigua única, entre fortalezas e historia
OLVIDO Y RECUPERACIÓN, DESTRUCCIÓN Y RENACIMIENTO
Algunos vecinos se negaron a trasladarse tras los sismos, liderados por el alto obispo Pedro Cortés y Larraz, ratificó en diálogo con Prensa Latina el actual cronista de la ciudad virreinal, Johann Melchor.
Solicitaron en 1799 la creación del Ayuntamiento de la Villa de la Antigua Guatemala, la cual comenzó a existir ese año como un cabildo, acentuó el doctor en Historia del Arte.
En 1826 pasó a la categoría de ciudad, hasta que en 1943 el presidente del país, Jorge Ubico (1931-1944), la declaró Monumento Nacional, argumentó el profesor de la Universidad del Valle.
Ahí prohibió se construyeran casas arriba de los pisos que estaban, y se restauraron ruinas para que pudieran venir turistas a conocer la ciudad, denotó el autor de varios libros relacionados con la urbe colonial.

Entonces empezó una campaña para abrir hoteles, que fueron creciendo en Antigua y permitieron en 1979 la declaración del Patrimonio Cultural de la Humanidad, manifestó Melchor.
Se creó incluso el Consejo para la Conservación de la Ciudad, con el objetivo de que permaneciera similar a como se veía en la época española, destacó.
SÍMBOLOS DE ANTIGUA
Primero está su escudo, que incluye los tres volcanes que la rodean (de Agua, Fuego y Acatenango), la iglesia de La Merced, la más grande y hermosa, que aguantó los terremotos, declaró el cronista de Antigua.
Otro sería –dijo- la iglesia de la Escuela de Cristo, en la calle de los Paz, después el Arco de Santa Catalina, un puente de las monjas de clausura para pasar sin ser vistas, que en torno a 1830 el ayuntamiento le mandó a poner el reloj.
A su juicio, visitas obligadas en Antigua serían el Palacio de los Capitanes Generales o de la Audiencia, que es donde ahora se ubica el Museo Nacional de Arte.

Una parada que no debe faltar -sugirió- es el Cerro de la Cruz, con la vista completa de la ciudad. Nadie debe perderse la Semana Santa, la fiesta más importante (cuando alfombras de aserrín colorido nacen y mueren en cuestión de horas).
Melchor particularizó en la gastronomía tradicional, la música, “fíjese que está la casa de dulces de doña María Gordillo, que son muy sabrosos”.
Hay otras que venden platillos típicos como el Pepián. Igual, en Semana Santa se toma un fresco de chilacayote (variedad de calabaza), con panela y hielo para el calor.
Se halla aún la piloyada (conocida como ensalada fría), que se prepara con unos frijoles colorados grandes, carnes, embutidos, verduras y aderezo.
El doctor habló de melodías de marimba como la llamada Juventud antigüeña, famosa, y las icónicas marchas fúnebres.
SOBREVIVIR SIEMPRE, A PESAR DE TODO
En pleno Festival de las Flores, una de las nuevas bellas iniciativas en Antigua, sobresale a la vista de los transeúntes Víctor Cruz, personaje pintoresco y locuaz que -contó a esta agencia- llegó a la ciudad en 1987.

Mis padres me trajeron de niño, veníamos de un lugar precioso, que es Santiago Atitlán, en el occidente del país. En aquellos tiempos aquel lugar era virgen, pero existía la guerrilla y mi familia debió salir, reveló.
Estudié aquí el bachillerato y luego hice camino. Me fui a la Universidad San Carlos de Guatemala a estudiar arquitectura, pero la dejé. Tengo 35 años de estar, una esposa maravillosa y cuatro hijos, mencionó.
En su criterio, Antigua es un lugar polifacético, que reúne condiciones muy favorables para vivir, laborar, para el turismo, con áreas, sobre todo, seguras y artísticas.
Si tú la visitas, tienes que entrar a los museos, aclaró. Igual, debes viajar a las fincas donde se desarrolla la producción de café.
Desde el Cerro de la Cruz puedes observar la ciudad en su esplendor, es un cuadro de ajedrez. Antigua tiene igualmente vida nocturna, una gama de diversión, magia, que posibilita que el turista se quede por días, concluyó Cruz.

MACONDO GUATEMALTECO
Quien camina por las calles de Antigua puede sentir en cada paso, rincón, figura que atraviesa un libro abierto, infinito, con miles de historias, de los terremotos que marcaron generaciones, las monjas, la fe.
Cualquiera podría pensar que entró en el reino del realismo mágico. Un Macondo sin ficción, de piedra, volcanes, elote asado, tamalitos con frijoles (de Cambray le llaman), chuchitos, chocolate y unos heladeros curiosos.

Gente humilde, buena, de oficios imperdibles, artesanas, tejedoras, que escriben a diario capítulos memorables para la eternidad.
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