viernes 27 de diciembre de 2024
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Táctica de OTAN en guerra con Rusia: El crimen de guerra es prioridad

Moscú (Prensa Latina) A medida que el descontento entre los soldados del ejército ucraniano crece rápidamente y la moral está en su punto más bajo, deberíamos echar un vistazo a dónde están realmente las prioridades de Kiev: aterrorizar a los civiles e infligir el mayor daño posible.

Pavel Krasnov*, colaborador de Prensa Latina

Sin embargo, antes de hacer eso, hablemos del absoluto fracaso estratégico y político que fue para Kiev la ofensiva en Kursk.

Ahora es conocido que la ofensiva de relaciones públicas, tan gustadas al l régimen de Kiev, no solo fue apoyada por los planificadores de la OTAN, sino también probablemente organizada por ellos.

No alcanzó ninguno de sus objetivos estratégicos, y mucho menos capturó la central electronuclear de Kursk. Eso no impidió que el régimen de Kiev la bombardeara, mientras que el Director General del Organismo Internacional de Energía Atómica, Rafael Grossi, sigue fingiendo estar ciego y sordo a estas provocaciones.

Al final, el régimen de Kiev solo consiguió ocupar algunas aldeas y saquear varias tiendas de comestibles en ese proceso, crímenes que ellos mismos grabaron en videos y divulgaron. Por esto, el ejército ucraniano ha pagado un precio muy alto, con la pérdida tanto de efectivos como de equipo militar. Aun así, Zelenski insiste en conservar posiciones en esa región rusa, incluso cuando el frente oriental de Ucrania se derrumba a una velocidad vertiginosa.

Estratégicamente hablando, Rusia no tiene motivos para apresurarse, ya que esto agota cantidades masivas de reservas, municiones y equipos prácticamente sin obtener ganancias. Miles y miles de hombres ucranianos fueron enviados nuevamente a una muerte sin sentido para que el régimen de Zelenski pueda mantener la ilusión de la posibilidad de una victoria en la que ya nadie cree, excepto quizás el propio Zelenski, e incluso eso es dudoso.

Sin embargo, todo eso solo se explica si el objetivo era realmente obtener algún tipo de victoria estratégica o ventaja operativa en lugar de otra cosa. Ese “algo más” es lo que deberíamos analizar.

El “Tribunal Público Internacional para los Crímenes de los Neonazis Ucranianos y sus Facilitadores”, de Rusia, publicó recientemente un informe que describe, con exhaustivo detalle, los crímenes cometidos por el régimen de Kiev contra la población civil de esa región rusa. En este informe, titulado “Las atrocidades del Régimen neonazi de Kiev en la Región de Kursk”, decenas de testigos presenciales describen las acciones del ejército ucraniano contra la población civil.

En este documento no hay nada inventado, en él se proporcionan nombres completos e historias detalladas que son verificables. Contrario a lo ocurrido cuando las acusaciones contra Rusia por los sucesos de “Bucha”, difundidas sin verificación por los principales medios de comunicación y que trajo consigo que todos la señalaran como criminal, este tipo de informe es exactamente lo que Moscú estaba pidiendo en ese momento y nunca fue presentado.

Por supuesto, nunca se proporcionó, ya que no había nada que decir. Esto es algo que sucede muy a menudo en los medios occidentales. Se presenta una gran mentira o una exageración premeditada, entra en la mente de las personas y nunca se va, a pesar de que las afirmaciones hechas han sido refutadas muchas veces.

Este no es ese tipo de situación y, por supuesto, los medios occidentales no le han dado cobertura. Por el contrario, aplauden mientras el régimen de Kiev comete horribles atrocidades. Pero, tal vez, ese es otro tema, así que volvamos al principal.

El informe proporciona evidencia directa de víctimas de crímenes de guerra ucranianos en la región de Kursk, donde las fuerzas armadas ucranianas dispararon contra civiles, incluidos mujeres, niños y ancianos, tanto en sus propios hogares como durante intentos de evacuación en vehículos civiles con pleno conocimiento del estatus no militar de las víctimas, según los sobrevivientes, a veces mirándolos directamente a los ojos.

Estas víctimas relatan cómo el régimen de Kiev, con el apoyo de los países occidentales, mató sistemática y deliberadamente a ciudadanos rusos con armas pequeñas, vehículos aéreos no tripulados (UAV), drones kamikazes, así como les arrojó granadas y varios artefactos explosivos, bombardearon residencias privadas con artillería y sistemas de lanzamiento múltiples de cohetes.

Arteóm Kuznetsov de Sudzha recuerda: “…El 6 de agosto, a las 15:30, comenzó el bombardeo de nuestra ciudad. La ofensiva ucraniana había comenzado. El bombardeo fue intenso; tal vez hubo pausas de un minuto, pero de nuevo, bombardeo tras bombardeo, este no fue dirigido contra las posiciones de los militares, no. El bombardeo estaba dirigido contra la ciudad, específicamente contra las residencias civiles. La estación de inspección sanitaria, un edificio de apartamentos ordinario, fue demolida por completo; el ataque artillero estaba dirigido contra la ciudad. No les importaba el objetivo que impactaban, siempre y cuando hicieran blanco contra algún objetivo. Decidí que teníamos que salir de allí.(…) uno de ellos me apuntaba a propósito y unas cuantas balas atravesaron el coche pero logré salir, tuve suerte. Mi esposa embarazada conducía detrás de mí, a unos setenta metros de mí. Y salgo por la ventana y le digo: ‘Más rápido, más rápido’, y escucho que el fuego se acerca hacia ella. Pasé y me detuve para asegurarme de que ella viniera. Y vi su auto a la vuelta de la esquina que se acercaba, la suegra se encontraba en el asiento trasero, tenía en brazos a su hijo, Matvei. Ella gritó: ‘Nina, Nina, Matvei ha sido herido…”.

De este relato se desprende claramente que a los soldados ucranianos no les importaba a quién mataban, siempre y cuando mataran a alguien. Hemos sido testigos de muchos casos en los que se culpó a Rusia por algo que nunca hizo, pero que el régimen de Kiev realmente hace. Supongo que ahora sabemos de dónde viene la inspiración.

Pero veamos otro relato de un testigo ocular. Esta vez, de Valentina Zolotariova de Zaoleshenka: “…a mis amigos, una mujer y su esposo, las fuerzas armadas ucranianas llegaron y los mataron. Ella tiene su casa al lado de la del consejo de la aldea y ella trabajaba allí. Se quedaron en la aldea, no pudieron irse y fueron asesinados. Ella tenía unos 80 años y él también. Simplemente le dispararon. Y en un pueblo vecino, un hijo visitó a su madre. Los ucranianos entraron y lo mataron a él y a su madre. Ambos murieron. La madre era más joven que yo, alrededor de 55 años, o algo así. Él fue de vacaciones y lo mataron. Lo que hicieron las fuerzas armadas de Ucrania fue aterrador. ¿Qué dijo la gente? Lo que ya han visto. Y ya los cadáveres yacían por ahí. Y también cómo torturaron…”.

En total, el informe contiene casi 60 relatos de este tipo, que son cada vez más difíciles de leer. Al principio, dije que la operación era solo un fracaso, si aplicamos la lógica humana normal a la situación. Sin embargo, podemos ver claramente que los objetivos oficiales probablemente no eran los que se proclamaron. Los objetivos reales eran, probablemente, infligir la mayor cantidad posible de muerte y sufrimiento a la población civil y mantener la operación de relaciones públicas durante el mayor tiempo posible.

Es por eso que muchos de nosotros estamos tan desconcertados por las decisiones estratégicas de Kiev: es porque no entendemos su mentalidad. De hecho, la mayoría de la gente no puede comprender lo que hacen, de la misma manera que quedamos absolutamente asombrados cuando leemos sobre el genocidio de Alemania en la Segunda Guerra Mundial.

Debemos recordar que todo esto sucedió bajo la curaduría de la OTAN, que insiste sin cesar en presentarse como una entidad moralmente superior. Como ya está claro para mucha gente, esa lámina es muy delgada, y si la rascas, aunque sea un poco, lo que encontrarás son crímenes de guerra, y no solo contra Rusia.

Solía ser que el periodismo de investigación era el pináculo del oficio en Occidente. Si bien todavía hay algunas luces brillantes entre los periodistas occidentales, está claro que ya nadie se molesta en hacer periodismo real. Y eso es una gran vergüenza.

* Analista del Movimiento Euroasíático Internacional. Fue columnista en el periódico del parlamento de República Checa

rmh/pk

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