Por Amelia V. Roque
Periodista de Prensa Latina
El II Coloquio “Mujeres gallegas en Cuba: legado y trascendencia” rindió homenaje recientemente en el Palacio del Segundo Cabo, sede del Centro para la Interpretación de las Relaciones Culturales Cuba-Europa, a la periodista, maestra y en todos los frentes feminista, por una multifacética obra cuyo alcance ahora se rescata y difunde.
Organizado por la Cátedra de Cultura Gallega de la Universidad de La Habana, estos encuentros tienen por objetivo un espacio para la recuperación del aporte de las mujeres de Galicia y descendientes con una meritoria trayectoria intelectual y cultural en el ámbito cubano, así como de aquellas cubanas cuyo impacto también se dejó ver en la sociedad gallega.
A juicio de Arantxa Fernández Crespo, presidenta de la Cátedra de Cultura Gallega de la Universidad de La Habana, Mercedes Vieito resulta un caso atípico, desde muy joven comenzó a escribir en la prensa, fue directora de su propio colegio en esta capital.
En sus indagaciones sobre “Una gallega nacida en Cuba”, valoró que la también empresaria llegó a los máximos permisibles de la época, y los no permisibles, y la calificó de mujer coraje. Fue societaria, conscientemente una figura pública, dijo.
Académica Correspondiente de la Real Academia Gallega, según la prensa del momento, esta intelectual pronunció su primer discurso público en 1907, con motivo del aniversario de esa institución y el primer año de labores de la Academia Gallega Regional (La Habana). Tenía 20 años.
Y seguimos trabajando para recuperar la obra de Mercedes Vieito, concordó con Rosa María González López, historiadora, investigadora y nieta de la intelectual, quien continúa estudios sobre la abuela.
QUEHACER PERIODÍSTICO, EDUCATIVO Y EMPRESARIAL
Nacida en La Habana de padres y esposo gallegos, Mercedes Vieito Bouza desplegó un intenso quehacer en la publicación seriada ilustrada Galicia, donde formó parte oficial de los redactores, así como en otros medios de prensa desde 1902 hasta posiblemente bien entrada la década de 1930, precisó en el encuentro Rosa María González.
En específico aludió al Congreso Nacional de Mujeres efectuado en La Habana, en 1923, primero de su tipo en América Latina, de gran importancia para el movimiento feminista en el país, y a la organización de la Federación Nacional de Asociaciones Femeninas.
Esas organizaciones “tuvieron en la pluma de Mercedes la resonancia debida y el atinado comentario. Para entonces su compromiso social había alcanzado otra dimensión”, explicó.
Dio a conocer, como parte de esta investigación en desarrollo, que su abuela fue directora desde 1933 del Gran Colegio Aurora para ambos sexos, de primero a sexto grados, un año después de la empresa de publicidad Galiciana, y en 1935 pasó a dirigir el semanario Eco de Galicia.
Sus prioridades temáticas fueron la igualdad de derechos para las mujeres gallegas inmigrantes, la denuncia de las penurias de muchos emigrados gallegos en Cuba, la educación, la cultura, el conocimiento, sobre asuntos históricos y crítica literaria, así como la necesidad y defensa de las sociedades culturales y de socorro, refirió a Prensa Latina.
UN ALBUM NECESARIO Y OTROS PROYECTOS
El Álbum de mujeres gallegas en Cuba se enriquece con las tesis de cuatro estudiantes de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana, quienes guiados por Arantxa Fernández Crespo adelantaron los propósitos que los animan.
Egla Águila estudia “La escritura de María de LLuria en Cuba (1920-1928)”, Ronaldo Hinojosa centra su atención en “Concepción Arenal: retrato e Hijas de Galicia”, Erika Miyares profundiza en “Sándalo: la metáfora de la esencia”, sobre esa obra de María Xosé Porteiro, y Melissa Rodríguez analiza acerca de la mujer en la revista Suevia (La Habana, 1910, 1912).
Existen otras investigaciones en curso, como la que se realiza acerca de la maestra Andrea López Chao, nacida en Mondoñedo hace 150 años, quien a principios de siglo emigró a Cuba, llegó a ser directora del Centro Gallego de La Habana y vicepresidenta de la Asociación Hijas de Galicia.
Para Arantxa Fernández Crespo, su misión al frente de la Cátedra Gallega es el enriquecimiento de esa memoria común y compartida, y enfatiza que no se puede perder. mml/arb