viernes 27 de diciembre de 2024
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COP16, otra novela de triste final sobre la financiación

Bogotá (Prensa Latina) Pese a que las discusiones se extendieron casi 12 horas más de la hora prevista para su cierre, los delegados de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP16) no lograron dirimir el espinoso asunto de la financiación.

Por Ivette Fernández

Corresponsal jefa en Colombia

La reunión, celebrada entre el 21 de octubre y el 2 de noviembre en Cali, en el suroeste de Colombia, fue incapaz de llegar a un consenso en cuanto a la recaudación de los 200 mil millones de dólares que el secretario general de la ONU, António Guterres, explicó que se necesitan anualmente para proteger a la flora y a la fauna.

En la plenaria, varios países cuestionaron la validez del principal instrumento financiero multilateral que es el Fondo Marco Mundial para la Diversidad Biológica, el cual funciona a través de préstamos no reembolsables y con recursos provenientes de contribuciones voluntarias, pero también de donaciones de organizaciones no gubernamentales.

Ante lo que consideraron como poco eficaz, delegados de naciones en desarrollo buscaban la creación de un nuevo fondo que sólo dependiera de la administración de la COP, mientras otros defendían el actual, pero con la inyección de más recursos.

Como las posturas parecían irreconciliables, la presidenta de la COP16, Susana Muhamad, socializó un documento para lograr el compromiso de todos los miembros del Convenio de Diversidad Biológica (CDB), de unirse a la posibilidad de crear un gran ecosistema de mecanismos de financiación sostenibles.

El texto pide adoptar una estrategia de movilización de recursos para el lapso 2025-2030, el cual incluya una solución que cierre la brecha del financiamiento para la biodiversidad.

Como las conversaciones se estancaron y el tiempo se agotó, los representantes de Suiza y la Unión Europea pidieron se aplazara la discusión a 2028.

Finalmente, pese a la iniciativa de Muhamad, ningún acuerdo se selló al respecto en Cali.

Si bien los países desarrollados se comprometieron a duplicar su ayuda anual para 2030, los 30 mil millones de dólares que ese monto implica están muy lejos de las necesidades reales.

Pese a conocerse que esa cifra es insuficiente, algunos delegados de países desarrollados, entre ellos, miembros de la Unión Europea, alegaron que el aporte de los recursos no debería recaer sobre sus fuentes gubernamentales.

En cambio, expresaron, deben ser asumidos por entidades privadas o naciones emergentes, lo cual constituye un modo de desmarcar a los gobiernos de los países desarrollados de su responsabilidad con los subdesarrollados, que sin duda son los más necesitados.

Otro asunto del cual no se derivaron conclusiones fue el diseño de un marco de monitoreo para dar seguimiento a las acciones de los Estados en lo relacionado con la biodiversidad.

Según explicó la presidenta de la COP16, y también ministra de Ambiente de Colombia, esos temas inconclusos dejan algunos retos para el CDB.

No obstante, también hubo algunos triunfos que pudo anotarse el foro.

Se consiguió el primer objetivo importante de negociación, que fue la aprobación del Plan de Trabajo para Pueblos Indígenas y Comunidades Locales y también la creación de un órgano subsidiario que incluye el reconocimiento de los afrodescendientes en el CDB.

Además, se fundó el llamado Fondo de Cali, que establece pagos por el uso de secuencias genéticas digitalizadas, y cuyo fin es garantizar el acceso de los beneficios obtenidos por el empleo de la información genética de la biodiversidad a los países de donde proceden.

ALGUNOS RÉDITOS PARA LATINOAMÉRICA

Un tanto importante a favor de la COP16, después de ocho años de negociaciones, resultó la aprobación del acuerdo global para identificar y conservar áreas marinas de alta importancia ecológica en aguas internacionales con el cual se pretende fortalecer la gobernanza global sobre los océanos.

Según se divulgó, la alianza promueve la participación de pueblos indígenas, comunidades locales y otros grupos en el proceso de conservación, respaldado por financiamiento de países como Alemania, Canadá y Suecia para realizar talleres científicos y técnicos.

Otros convenios favorables para Latinoamérica fueron también suscritos por los delegados.

Uno de estos fue la creación del Fondo Multidonante para la Ecorregión del Chocó Biogeográfico, que contribuirá a los esfuerzos de conservación y restauración de esa gran franja geográfica que se extiende por el Pacífico ecuatoriano, colombiano y panameño.

El instrumento financiero en el que hasta la fecha participan Colombia, Costa Rica, Ecuador y Panamá tiene por objetivo preservar la biodiversidad y los ecosistemas, así como ayudar en la mitigación y adaptación al cambio climático y el desarrollo sostenible en el mentado territorio y otras ecorregiones conexas.

Por otra parte, los países miembros de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) aprobaron la Declaración de Cali, en la que se acordó acelerar la implementación de estrategias para la gestión del riesgo de desastres.

Los cancilleres y representantes de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela suscribieron el documento que persigue el fortalecimiento de la cooperación regional e internacional en temas como la prevención y el combate a la deforestación, tráfico ilegal de flora y fauna silvestre y la degradación ambiental.

Como parte de la declaración, las partes se comprometieron a robustecer la Red Amazónica de Manejo Integral del Fuego, la Red Amazónica de Autoridades del Agua y el grupo de trabajo sobre el fenómeno de El Niño de la OTCA, para reducir los graves impactos generados por la actual sequía.

También durante la COP16, la Asociación de Estados del Caribe (AEC) y la Fundación Internacional Worldview (WIF en inglés) firmaron un manifiesto de interés para desarrollar proyectos de restauración de ecosistemas de manglar del Gran Caribe.

El encuentro en el cual se firmó el documento sirvió además como una plataforma para fortalecer la cooperación regional y resaltar el compromiso de los países caribeños en la lucha contra la erosión costera y la protección de su biodiversidad.

Según el contenido de la Iniciativa de Resiliencia Costera, esta no solo aborda la crisis ambiental, sino que también busca promover el bienestar de las comunidades costeras, mejorando su capacidad para adaptarse a los desafíos del cambio climático en la región.

COLOMBIA, EL GRAN VENCEDOR

Para Colombia la COP16 fue sin dudas un éxito que no solo posicionó al país como un adalid de la lucha por la conservación medioambiental, sino que también consiguió sensibilizar y atraer a varios mecenas para apadrinar sus proyectos.

Gracias a la celebración del evento, la nación sudamericana consiguió 75 millones de dólares para proteger su biodiversidad y avanzar en el cumplimiento del Plan de Acción al 2030, obtenidos por medio de donaciones de otros Estados y a la creación de alianzas en pos de generar herramientas financieras que contribuyan a ese fin.

De ese total, 20 millones fueron entregados por Noruega, cinco millones por Suecia y otros 50 millones estarán disponibles con la creación de un bono para ejecutar proyectos de producción sostenible, economía circular, desarrollo agropecuario y energía renovable.

Cali resultó ser un acierto en mayúsculas en materia logística y asimismo lo fue en cuanto a promoción del cuidado medioambiental y, según Muhamad, Colombia como sede logró los objetivos que se propuso. Lo primero es que fue la COP de la Gente, tal como con antelación lo proclamaron, con un millón de visitas a la Zona Verde, un bulevar que se destinó al intercambio de la sociedad civil, y con el apoyo de más de 40 mil personas involucradas en las actividades académicas y de conversatorios, apuntó.

También fue un triunfo diplomático: se logró que el evento elevara su perfil frente al de la descarbonización y el cambio climático, con la visita de cinco jefes de Estado, cancilleres, 115 ministros y más de 170 delegaciones internacionales.

Las autoridades consideraron, no obstante, que la victoria más grande consistió en la creación de una gran congregación en favor de la diversidad biológica.

“Fue la COP de la Gente, instaló la Coalición de Paz con la Naturaleza (cuyo objetivo es sumar a gobiernos y ciudadanía) y se articuló un gran movimiento, tal vez la campaña de educación más grande que haya tenido Colombia y la movilización por la vida más importante que hayamos hecho”, resumió Muhamad.

arb/ifs

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