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viernes 22 de noviembre de 2024
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¿Puede el fútbol ser vector de conciencia ciudadana? (+Fotos)

Berna Suiza (Prensa Latina) En mayo se definen las ligas europeas de fútbol y en junio, durante un mes, se vaciarán los estadios. Por eso, es ahora el momento oportuno para comenzar los balances tanto deportivos como extradeportivos. Los que servirán también para decantar victorias, derrotas, alegrías y frustraciones.

Sergio Ferrari y Theodora Peter*, especial para Prensa Latina

Cinco jornadas antes de concluir la temporada, la liga suiza ya conoce el campeón 2023. Young Boys (YB), el equipo de Berna, con su victoria del 30 de abril contra Lucerna por 5 a 1 sacó 18 puntos de diferencia al actual segundo, cuando solo quedaban 15 puntos en disputa.

Young Boys realizó una prestación deportiva relevante. Vuelve a la cúspide luego del torneo 2022 en el que cedió el cetro al Fútbol Club Zúrich. Y recupera así la hegemonía que construyó con los cuatro títulos ininterrumpidos entre 2018 y 2021. En la actual temporada, también, con serias aspiraciones a ganar la Copa suiza (el segundo torneo en importancia del país) el próximo 4 de junio cuando se mida en la final con el F.C. Lugano.

La principal competición helvética, la Super League Suisse, no está entre las más famosas del continente. Teniendo en cuenta los coeficientes de los resultados por equipos de los últimos cinco años se ubica en la decimotercera posición entre las 55 asociaciones europeas reunidas en la Unión Europea de Fútbol Asociado (UEFA). Los 12 primeros mejores países según el ranking por clubes son: Inglaterra, seguido por España, Alemania, Italia, Francia, Países Bajos, Portugal, Bélgica, Escocia, Austria, Serbia y Turquía.

A nivel de selecciones, la posición del equipo nacional suizo es muy superior. En abril pasado ocupó la posición 12 a nivel mundial, por delante de naciones de gran prestigio futbolístico como Estados Unidos (13), Alemania (14), México (15) o Dinamarca (19).

Solidaridad anti racista

El pasado 30 de abril el atacante camerunés Jean-Pierre Nsamé, estrella y goleador de Young Boys, marcó el primer gol del partido contra Lucerna. El capitalino Estadio Wankdorf dejó estallar su júbilo al confirmarse con ese tanto, de forma ya casi irreversible, la obtención del título. Nsamé es uno de los ocho jugadores negros del plantel profesional de Young Boys ( https://www.bscyb.ch/kader), el cual incluye 16 jugadores extranjeros o que tienen una segunda nacionalidad además de la suiza.

El atacante camerunés celebró su gol de una forma muy particular, como lo había hecho 20 días contra Grasshopper de Zúrich: puso su dedo índice de la mano izquierda sobre sus labios en señal de silencio y el índice de la derecha señalando su sien, con los ojos cerrados, en actitud de reflexión y protesta. Como lo señalaron diversos medios de prensa, Nsamé se solidarizaba así con Romelu Lukaku, el destacado goleador belga de piel oscura, del Inter de Milán, que el 4 de abril había festejado con igual gesto el gol que convirtió en la semifinal de la Copa Italia (1 a 1 contra la Juventus de Torino). Lukaku lo hizo frente a la tribuna de los fanáticos turineses de donde habían provenido, previamente, agresivos insultos racistas contra su persona.

Ese festejo, interpretado por el árbitro italiano que dirigía ese partido como una provocación hacia los aficionados de la Juve, le valió a Lukaku la tarjeta roja. Sin embargo, la decisión del juez suscitó un gran debate en Italia. Un comunicado del Inter subrayó “el gran pesar (del club) por el hecho de que la víctima se haya convertido en el único culpable”. Días más tarde, la Federación Italiana de Fútbol anuló la suspensión de un partido que le hubiera correspondido a Lukaku. Reconocía, tácitamente, que la sanción contra el goleador del Inter había sido desmedida e inoportuna.

Mientras que en Italia la protesta antirracista de Lukaku le valió la roja, en Suiza, la solidaridad de Nsamé con el atacante belga (y con su gesto antirracista), no provocó sanción alguna.

Contra todo tipo de discriminación

Young Boys cuenta ya con un compromiso de más de dos décadas promoviendo las reivindicaciones sociales a favor de la diversidad y contra toda forma de menosprecio e irrespeto.

El 8 de octubre del año pasado, como lo promueve al menos una vez en cada temporada, YB convocó a la afición a participar en su estadio a una acción contra el racismo, el antisemitismo, la homofobia, el sexismo y la discriminación de cualquier tipo. Ese día en el match contra St. Gallen, con el lema “Muestra tu ejemplo – por la diversidad sin discriminación” y “a favor de una sociedad diversa y abierta”, el equipo capitalino se propuso “sensibilizar y reforzar la voluntad de actuar de forma socialmente responsable frente a la discriminación”. En el marco de esa iniciativa, en su sitio Web YB se preguntaba: “¿Usted presenció un incidente racista?”, dando la posibilidad de abrir una ventanita digital en esa misma página para “denunciar el caso y obtener apoyo y asesoramiento profesional”.

Ese día, los jugadores salieron al campo de juego con camisetas negras con la consigna “Muestra tu ejemplo”, alusivas a la jornada, y desplegaron, antes del partido, una pancarta con el eslogan “por la diversidad sin discriminación”. Enviaban así una fuerte señal a favor de la paz, la apertura y contra todo tipo de abuso discriminatorio.

Esta acción especial anual que desde 2004 realiza el ahora coronado campeón suizo, se inscribe también en la semana promovida por la Campaña Fútbol contra el Racismo en Europa, FARE, (Football Against Racism in Europe, por sus iniciales en inglés), que se realiza a nivel continental.

En cada match en el que YB juega de local se proyectan slogans contra el racismo en los afiches electrónicos internos del estadio. En varias ocasiones, en cada temporada, la banda del capitán del equipo, así como los banderines de los córneres del estadio lucen los colores del arcoíris, del orgullo gay, del movimiento LGTB+. La apuesta a la diversidad se ha venido instalando de forma sistemática en la política deportiva del club bernés en las últimas décadas.

Autocrítica transformada en pedagogía ciudadana

Fue exactamente en 1996 cuando nació la asociación “Gemeinsam Gegen Rassismus” (Juntos contra el Racismo), identificada popularmente con el nombre de su sede, un local abierto denominado HalBzeit (entre tiempo o pausa intermedia). Desde entonces, esta asociación aglutina a un nutrido grupo de hinchas de Young Boys. Fue en la temporada 1995-1996 cuando dicha asociación lanzó su primera Campaña contra el Racismo (https://www.facebook.com/HalbZeitBern/?locale=de_FR). Eran momentos en que el club tenía muy escasos recursos y ese grupo organizado se lanzó, incluso, a buscar los recursos necesarios para financiar la camiseta del club, recuerda Stefan Stauffiger, uno de los actuales responsables de la comunicación de YB, quien desde hace 20 años acompaña al club capitalino, antes desde las gradas de los sostenedores y luego, desde la tribuna de prensa. “Ese grupo tenía objetivos muy claros de luchar contra la intolerancia racista”, sostiene.

Como lo recuerda el sitio web de HalbZeit, el motivo de la campaña fue obvio: los hooligans racistas y neonazis habían hecho que el Estadio Wankdorf, desde años, fuera un lugar inseguro. Los jugadores de piel oscura de los equipos visitantes eran sistemáticamente abucheados, e incluso, como burla, se les arrojaban plátanos desde algunos sectores de la tribuna. Como recuerda la asociación, ante la incapacidad oficial para dar respuestas, y en tanto “asiduos espectadores normales a los partidos, no podíamos aceptar esa situación”. “Algo teníamos que hacer”, y de esta realidad degradante, en la perspectiva de oponerse a valores inaceptables en un estadio de fútbol, surgió la campaña contra el racismo. Se promovieron mesas redondas, publicaciones sobre esta temática en el periódico del club, espacios en los medios de comunicación, anuncios a través de los altavoces del estadio. Además, en varios momentos de su historia, la asociación promovió un acercamiento efectivo del mundo futbolístico de Berna con grupos de migrantes indocumentados y refugiados, sectores particularmente vulnerables de la sociedad helvética.

El camino fue largo y la pedagogía de sensibilización desde ese sector organizado de la hinchada dio sus frutos. El resultado, recapitula HalbZeit, “fue que los ataques y abusos racistas, así como el uso de cruces esvásticas, disminuyó significativa-mente. Aficionados y familias volvieron a sentirse más seguros y poco a poco pudieron retomar el camino del estadio”.

Este pujante espíritu de apertura social se constató también durante la actual temporada que está a punto de concluir. Una parte significativa de los más de 20 mil asociados- cifra récord para un club suizo- son familias enteras que asisten a presenciar los partidos cuando YB juega de local. Miles de niñas y niños, que cuentan con un sector familiar específico, le aportan al Estadio Wankdorf un aire distendido, incomparable con tantas otras canchas del mundo que viven climas de gran tensión. En Berna, un domingo en el estadio ya se inscribe en una actividad familiar normal, como ir a un cine, a un parque o realizar un paseo en las montañas.

Efervescencia infanto-juvenil que explota particularmente el día de los niños, jornada especial que se realiza cada semestre, en la cual se aseguran entradas a precios populares en todos los sectores del estadio (plateas y tribunas), tanto para niña-os como para los adultos que les acompañan.

Mirando este recorrido de más de 20 años, Stefan Stauffiger no esconde el orgullo del intenso trabajo pedagógico que se viene realizando: “Young Boys es hoy un club emblemático por su contante tarea a favor de la diversidad y la tolerancia, y no solo el antirracismo. Es ejemplar reconocer que lo que en un momento surgió como respuesta de un grupo de sostenedores hoy se ha convertido en política institucional del club, que le ha permitido ganar, incluso, el reconocimiento europeo”.

Sin embargo, esta tarea de concientización no puede considerarse nunca como totalmente cumplida, reflexiona Stauffiger. De vez en cuando, en algún estadio suizo puede escucharse algún insulto racista u homofóbico aislado. “Pero es muy interesante constatar, en particular en el Estadio Wankdorf, que, si alguna vez se escucha algo así, de inmediato son los mismos fans de la cercanía que reaccionan, critican al promotor por esa actitud y frenan secamente la agresión verbal”.

Goles son amores, dice el refrán popular. Mucho más, si los mismos, implican victorias sociales a favor de la diversidad. En este caso representan verdaderos golazos populares.

rmh/sf/tp

*Periodista argentino residente en Suiza

*Theodora Peter, periodista suiza

(Tomado de Firmas Selectas)

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