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lunes 9 de septiembre de 2024
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Secretos de una abeja reina cubana (+Fotos)

La Habana (Prensa Latina) La compañía de teatro infantil cubana La Colmenita no para de crear, y por estos días monta La nube enamorada, una obra turca para niños y niñas, y ensaya uno de sus clásicos, Cenicienta, según los Beatles.

Por Luna López

Estudiante de Periodismo

Por estos días su sede, en el céntrico Vedado habanero, es un hervidero de abejas que bailan, ríen y cantan al sonido de la música, luego de días de presentaciones en varias provincias, entre ellas Sancti Spíritus, donde inundaron con su alegría varios escenarios.

Su codirectora artística, Claudia Alvariño Díaz, “Muma” como cariñosamente llaman los menores y adolescentes, no es solo madre de Lucas y Ana Lucia, sino también la sienten así todas las abejas que componen la célebre agrupación teatral cubana.

A sus 36 años es una actriz de cine, televisión y teatro, graduada de la Escuela Nacional de Arte (ENA) y de la Universidad de las Artes.

Desde que terminó la ENA regresó a La Colmenita, de la que fue parte desde muy niña. Criada entre una familia de artistas, entró al grupo con cinco años, cuando su creación era aún incipiente.

Eso no ha sido impedimento para que participara en shows televisivos y películas, aún recordados por el público cubano, como el teleplay “Donde anidan las orugas”, el filme “Habanastation” y el programa infantil “Sopa de palabras”.

“Nadie sabía qué era La Colmenita en aquel entonces, en pleno Período Especial. Desde mi niñez jugaba con toallas en la cabeza, improvisaba e imitaba voces; me encantaba Margot, el personaje que interpretaba Osvaldo Doimeadiós.

“Por esta razón mi hermana, Tahimi Alvariño y quien era su esposo en aquella época, Bárbaro Marín, ambos actores, me ayudaron a hablar con Carlos Alberto Cremata, Tin, su director, y así entré.

“No teníamos la sede ni los medios de ahora, ensayábamos en el portal de la casa de la actriz y fundadora de la agrupación: Iraida Malberti Cabrera, madre de Tin”.

-¿Qué ha supuesto para su carrera actoral convertirse en directiva de La Colmenita?

– Actualmente ejerzo como codirectora artística, soy la mano de derecha de Tin; ha sido una alegría porque aquí yo crecí, pero a la vez un reto. La Colmenita no para, trabajamos de lunes a domingo, es un motor y por esto he tenido menos tiempo para involucrarme en otros proyectos que me gustaría realizar, como trabajos en la televisión y en el cine.

“Me es imposible distanciarme de la compañía, es mi lugar seguro, donde crecí, es el hogar, la casa donde está la familia y donde soy muy feliz. Pero yo siempre tengo deseos de actuar, siempre, ojalá vinieran más proyectos para hacer. Y por supuesto que podría hacer ambas cosas.

-Las medidas de aislamiento provocadas por la pandemia de la Covid-19 tuvieron un impacto muy duro en los niños, ¿cómo se enfrentó a este desafío?

– La pandemia me tocó en una etapa de maternidad, había dado a luz a mi hija Ana Lucía, y Lucas tenía cuatro años. Con mis deseos de inventar algo, le escribí a Alexis Díaz Pimienta, el creador de las historietas Chamaquili e hizo un libro nuevo con cuentos acerca del confinamiento; principalmente para entretener a Lucas.

“Entonces se me ocurrió convertir en pequeños audiovisuales esas historias. Filmaba con una cámara que tenía en la casa, el papá del niño, René Baños —director del grupo Vocal Sampling— hacía la música y luego yo editaba en el móvil.

El doctor Francisco Durán (Director Nacional de epidemiología del Ministerio de Salud Pública de Cuba) a cargo de ofrecer el parte televisivo diario sobre el estado de la pandemia en el país, se enamoró del personaje y se convirtió en costumbre producir videos para que cada domingo fueran transmitidos por la televisión, sobre la importancia del uso de la mascarilla y la higiene colectiva.

De igual forma comenzamos a colgar los cortos en las redes sociales. Nunca imaginé la dimensión que iba a tomar, fue una sorpresa muy grata ver el cariño con el que el personaje fue recibido por el público. Tal fue así que Lucas perdió su nombre para convertirse en Chamaquili. Tampoco sabía que me iba a gustar tanto el mundo de la producción audiovisual, que veía tan alejado de mí”.

-¿Le aporta profesionalmente el uso de las redes sociales?

– Al principio solo las empleaba como entretenimiento y como una forma de conectar con amigos; precisamente después de la cuarentena, se han convertido en una herramienta de trabajo; a través de Instagram muestro el día a día de los niños, los ensayos y proyectos que deseo promover. Si se utilizan correctamente pueden ser muy positivas.

-¿Qué ha significado para usted La Colmenita?

– Para mí ha sido una escuela, los niños son los seres más auténticos. Es siempre una inyección de energía linda. Es un aprendizaje diario, una lección siempre de lo que es el desinterés. Reír con ellos, aprender de ellos, es una suerte que he descubierto con los años. El estar casi todo mi tiempo rodeada de niños, me hace creer que todo es posible, incluso, un mundo mucho mejor y más justo.

-¿Cuál es el secreto para lograr el éxito trabajando con niños?

– Es muy importante la disciplina, siempre a modo de juego, porque son niños, y como mejor aprenden es divirtiéndose y jugando. Por ejemplo: les enseñamos mucho a mirar a los ojos, es una manera de retener su atención. También ellos aprenden mucho por imitación al más grande.

Nosotros trabajamos con niños de diferentes edades y eso ayuda muchísimo porque van aprendiendo entre ellos. Es un trabajo en colectivo, a la par, colaborar con niños con diferentes condiciones lo hace a uno crecerse. Constatar que vencen o se sobreponen a su condición es una lección de vida. Creo que es la labor más bella del mundo.

-¿Cómo ve el futuro de la agrupación?

– Me gustaría que continuáramos con estas mismas ganas de hacer, de seguir llegando a las familias cubanas, que continúe su crecimiento y sumemos familias, para seguir jugando al teatro, la música y la danza, y que sea un pretexto para formar valores humanos en nuestros niños.

arc/lal

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