Por Isaura Diez
Corresponsal jefe en China
Valdès-Sosa dirige el Laboratorio Conjunto China-Cuba de Neurotecnología, fundado en 2015 como parte de una colaboración entre el Centro de Neurociencias de Cuba (Cneuro) y la Universidad de Ciencia y Tecnología Electrónica en la provincia de Sichuan.
En declaraciones a Prensa Latina, explicó que, junto al experto chino Yao Dezhong, organizaron tres congresos internacionales y recibieron a más de 80 especialistas del mundo para realizar investigaciones conjuntas.
El cientìfico cubano subrayó que desde 2015 el laboratorio contribuye a la formación de estudiantes de ambos países y de otros miembros de la IFR, además de ser centro para el trabajo del Consorcio Global del Cerebro que agrupa a más de 30 naciones.
Agregó que entre los resultados más sobresalientes destacan los que reflejan los efectos de la malnutrición temprana sobre el desarrollo cerebral posterior.
Además, el lugar contribuye a diagnosticar alteraciones cerebrales y trastornos del aprendizaje, enfermedades neurodegerativas como el Parkinson y Alzheimer, así como los efectos de infecciones en el cerebro.
Para el profesor cubano el laboratorio es solo el principio de una iniciativa mayor que busca beneficiar a más países a través de la cooperación internacional.
Hacia un laboratorio de la Iniciativa de la Franja y la Ruta
Valdés-Sosa y sus colegas chinos abogan por la creación de un laboratorio conjunto dentro de la IFR que combine investigación, desarrollo de neurotecnologías e implementación en sistemas de salud pública entre los países miembros de la iniciativa. “No existe en la Franja y la Ruta ningún proyecto de ese tipo para la salud cerebral poblacional”, enfatizó.
El programa apunta a resolver problemas clave en regiones con recursos limitados, al aprovechar el conocimiento acumulado en neurotecnologías avanzadas.
“Mi interés principal es que estas tecnologías se usen en el cuidado de la salud en lugares con bajos recursos económicos”, afirmó.
Para el científico no es aceptable que el 80 por ciento de las investigaciones en biomedicina solo beneficien a una pequeña parte de la población mundial.
“China ha mostrado voluntad de ayudar a otros países. Entonces, es un desarrollo multilateral y creo que esto es lo que el socialismo puede hacer cuando combinas la voluntad del pueblo con la dirección científica de la economía”, opinó.
Sin embargo, reconoce que un laboratorio conjunto dentro de la IFR no es una tarea fácil por las diferencias de sus participantes.
El envejecimiento de la población, el aumento de enfermedades neurodegenerativas y la falta de acceso a tecnologías avanzadas en muchas naciones hacen urgente la necesidad de desarrollar soluciones colaborativas.
Los investigadores de China y Cuba están convencidos de que el Laboratorio de la IFR puede convertirse en un actor clave para enfrentar estos desafíos ya que “el recurso más importante de los pueblos es su capital mental”, subrayó Valdés-Sosa.
Por su parte, Yao Dezhong, fundador del equipo de ciencia del cerebro de la Universidad de Ciencia y Tecnología Electrónica en China, considera que esta es una oportunidad para ampliar la red de colaboración e incluir a otros países de América Latina.
“Con el apoyo de la tecnología moderna de computación de la información y la promoción de capacidades de recopilación de datos cada vez más poderosas, la ciencia del cerebro ha entrado en la era del big data”, dijo.
Para Yao, esto hace que la investigación cooperativa en la nube basada en datos y el intercambio de recursos informáticos sea un consenso importante para promover el progreso de la ciencia moderna del cerebro.
En su opinión, el laboratorio, además de mejorar la red de intercambio de información cerebral, podría desarrollar tecnologías de detección más accesibles para países con menos recursos.
De esta manera, no solo se avanzará en el campo de la neurociencia, sino que se contribuirá directamente a mejorar la calidad de vida de las personas en naciones de ingresos bajos y medios, agregó.
WEBRAIN
Uno de los principales resultados de la cooperación neurocientífica entre China y Cuba en favor de otras naciones es la plataforma WeBrain.
Del 7 al 8 de octubre pasado se inauguró en Chengdu, Sichuan, la Conferencia Internacional sobre Salud Cerebral e Interacción Cerebro-Dispositivo de la Iniciativa Franja y Ruta.
Más de mil expertos y académicos en el campo de la neurociencia de todo el mundo se reunieron en esa ciudad para conmemorar el centenario del descubrimiento de la electroencefalografía (EEG), intercambiar y discutir los resultados científicos de vanguardia en neurociencia.
En la ceremonia de apertura presentaron la plataforma internacional de cooperación y compartición en la nube “Webrain”.
Según informes, el desarrollo de esa plataforma corriò a cargo de una investigaciòn de 10 años compartida con la Universidad de Ciencia y Tecnología Electrónica de China, la Universidad McGill de Canadá y el Centro de Neurociencias de Cuba.
WeBrain logró compartir en la red herramientas y capacidades de procesamiento de EEG, integró los principales programas de análisis nacionales e internacionales y acumuló más de 30 conjuntos de datos y miles de registros de electroencefalografía. La plataforma fue adoptada en varios proyectos del Plan Cerebral de China y cuenta con más de 200 usuarios foráneos y del gigante asiático.
Además, la seleccionaron como uno de los “Resultados Sobresalientes de los Proyectos Financiados por la Fundación Nacional de Ciencias Naturales de China” y uno de los “Casos de Cooperación en Innovación Científica”, en el marco del décimo aniversario de la IFR.
PRESIDENTE CHINO Y LA COOPERACIÒN CIENTÌFICA EN LA IFR
Valdés-Sosa recibió a finales del año pasado una carta de felicitación del presidente chino Xi Jinping por sus logros en las investigaciones que realiza como parte de la cooperación entre Cuba y China.
En aquella ocasión el mandatario señaló que la colaboración entre diferentes naciones en ciencia y tecnología es una tendencia importante.
Xi Jinping escribió además que los países necesitan trabajar juntos a través de la innovación tecnológica para impulsar de conjunto la paz y el desarrollo de la humanidad.
Asimismo, enfatizó en los aportes que propició la Iniciativa de la Franja y la Ruta propuesta por él en 2013.
“La carta del presidente chino es un reconocimiento a la ciencia cubana en su conjunto y a los avances de la cooperación China-Cuba”, subrayó Valdés-Sosa.
Además, «su tono cálido y preocupado por el destino de la humanidad me confirmaron la impresión que tengo sobre él de gran estadista», agregó.
Xi Jinping subrayó en la carta «la fuerte amistad» entre las dos naciones, «forjada por los líderes de la antigua generación» y expresó su deseo de que la cooperación Cuba-China se profundice aún más en la nueva era.
«Hay muchos ejemplos de desarrollos tecnológicos chinos que han servido de soporte a la salud pública cubana y por otro lado, hay productos cubanos como los anticuerpos monoclonales que han contribuido en China al tratamiento de los cánceres del cerebro y el pulmón», señaló Valdés-Sosa.
El profesor, también conocido como Pei Dele en el gigante asiático, recibió recientemente el Premio de Cooperación Internacional en Ciencia y Tecnología de China, por sus contribuciones a las investigaciones sobre el cerebro.
En conversación con Prensa Latina expresó el honor y compromiso que acarrea tan alta distinción del gobierno de este país.
Se trata de un reconocimiento «que corresponde también al colectivo de investigadores del Centro de Neurociencias de Cuba de BioCubaFarma y a los colaboradores chinos que a lo largo de los años cooperaron en el estudio del cerebro y a los resultados concretos que benefician a la población».
En su opinión, los logros del Laboratorio Conjunto China-Cuba de Neurotecnología son solo una muestra de lo que aún falta por alcanzar y reafirmó su optimismo respecto a las posibilidades de expandir estos conocimientos a otras regiones.
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