domingo 20 de abril de 2025

El reinado del Daiquirí, leyenda de Cuba

La Habana (Prensa Latina) Un nombre, un trago y toda una leyenda para 2025, forman parte de la leyenda del preparado Daiquirí, una de las joyas de la coctelería cubana, confeccionado a partir del ineludible ron.

Por Roberto F. Campos

De la redacción de Economía

Miles de personas de muchas partes del mundo lo primero que piden al llegar a Cuba es Daiquirí, pero de esta forma refrescante de beber, sobre todo para combatir el calor, existen distintas variantes.

Se trata de una mezcla, en esencia, de ron, limón, azúcar y hielo molido vinculada a los avatares de la cubanía con un manto de rebeldía y deseos de gourmets, una especie de bandera para cualquier bebedor, y también para quienes no lo son.

EL CAMINO DEL DAIQUIRÍ

El nombre más cercano, digamos el pariente próximo del Daiquirí, lo es La Canchánchara, un trago que tiene mucho que ver con las luchas libertarias de Cuba.

Los mambises, combatientes de la manigua contra el colonialismo español en el siglo XIX, conocían muy bien lo agradable que resultaba dejar correr por la garganta un preparado a base de 2/3 de ron o aguardiente, 1/3 de limón, endulzado con miel.

Este preparado era sin dudas calmante de la sed y perfecto remedio para combatir el nerviosismo que lógicamente provoca la preparación para un combate o el recibir una herida, así consta en las crónicas de campaña de la época.

Por lo general, los soldados llevaban a cuestas una botella con este preparado que con el tiempo adquirió el nombre de Canchánchara, el trago perfectamente podía constituir origen de la abundante coctelería cubana de tiempos después.

Aunque la combinación de ingredientes se parecía mucho a la del Daiquirí, aún distaba de convertirse en ese cóctel que hoy se sirve sobre todo en el bar-restaurante El Floridita de La Habana.

Precisamente, sobre la aparición del Daiquirí existen diversas versiones. Una de ellas, sitúa que a principios del siglo XX el ingeniero Pagliuchi, a la sazón capitán del ejército libertador cubano, visitó la mina de hierro de Daiquirí, en la oriental ciudad de Santiago de Cuba.

En ese lugar el militar tendría una entrevista con su colega nortaeamericano Jennings S. Cox con la finalidad de rescatar unas minas en la región de El Cobre, donde ahora se encuentra una importante basílica y yacimientoque s de ese metal.

Como en la despensa del norteño no encontró algo bueno para refrescar como Gin o Vermouth, sólo ron, azúcar y limón, mezcló esos ingredientes hasta servirse ambos un excelente trago para mitigar la sed en el caluroso oriente.

La segunda versión más importante sobre el asunto data de 1898, cuando las tropas norteamericanas desembarcaron en la propia zona de Daiquirí, en su playa. El general Shafter, quien comandaba las tropas, observó la Canchánchara de los mambises con detenimiento.

Entonces, a la unión de ron, limón y azúcar le añadió hielo para otorgarle el toque de distinción del preparado que indudablemente debe su nombre a esa playa de la zona oriental de Cuba.

De repente, se hizo tradicional el Daiquirí en el Hotel Venus de la ciudad de Santiago de Cuba, a cuya barra acudían a degustarlo tanto los ingenieros cubanos como estadounidenses, y lo popularizaron con el nombre de “Daiquirí Natural”.

Con posterioridad, su verdadero realce ocurre en La Habana, atribuible al cantinero Emilio González, conocido como Maragato, de origen español, que lo preparaba y servía en el hotel Plaza.

Sin embargo, quien le dio verdadera fama fue su colega, el español Constantino Ribalaigua Veri (Constante) en el bar-restaurante Floridita. Este maestro de los tragos preparó cuatro versiones antes de ofrecer la definitiva, la cuarta, el “Daiquirí Floridita”.

El novelista estadounidense Ernest Hemingway, quien se instaló en Cuba desde 1939 por unos 20 años, descubrió el trago y le hizo su aporte.

Al convertirse en cliente asiduo del Floridita, y degustador especial de los Daiquiris, les suprimió el azúcar y les dobló el ron, para acuñar la receta del Papa Doble, que con esmero le preparó Constante.

SI DEL FLORIDITA SE TRATA

En la actualidad, donde se pueden probar los Daiquiris, de cualquier tipo, por excelencia, es en el bar restaurante Floridita, conocido como la cuna de ese brebaje.

Ese establecimiento abrió sus puertas en julio de 1817 en las entrecalles de Obispo y Monserrate, uno de los sitios más concurridos de La Habana Vieja.

Pese a su larga trayectoria en el gusto de los bebedores y comensales, esa sala de comidas (una veintena de banquetas en el bar y alrededor de 10 mesas) está completamente impregnada del recuerdo de Ernest Hemingway.

Originalmente se nombraba La Piña de Plata, y sus características eran diferentes, pero con una clase única que le atrajo la atención de personalidades (al principio estaba totalmente abierto a la calle).

Aún allí, en su bar, se conserva la banqueta número uno del escritor, donde se sentaba a beberse sus Daiquiris y conversar con los amigos, para luego llevarse vasos grandes del bar (también con varios Daiquiris) en lo que llamaba El trago del estribo.

El Floridita fue punto de recreo de otros famosos como Errol Flynn, Spencer Tracy, Gary Cooper, Ava Gadner o Marlene Dietrich. Y en la banqueta número 1, está acodada una escultura en bronce del escritor, siempre con un Daiquiri real en su frente.

En 1943, la revista Esquire publicó una lista de los siete bares más famosos del mundo, en la que incluyó al Floridita, y en 1992 logró el premio Best Star Diamond (El mejor de las mejores estrellas de diamante) de la Academia Norteamericana de Ciencias Gastronómicas.

Dicho premio se argumentó en honor al Rey del Daiquiri, de ahí su fama actual, renovada a diario, con eventos, encuentros y, sobre todo, la visita de viajeros de todo el mundo.

arc/rfc

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