Por Ibis Frade
Redacción de Cultura
Este reencuentro fue algo muy bonito, separarte a veces es muy bueno porque te da una nueva perspectiva, hace que te alejes de tu realidad y luego la puedas ver de un modo diferente, confesó en una entrevista con Prensa Latina.
Por eso cuando regresas, ya sea para hacer cine o teatro, entonces vienes más fresco, te quitaste tantas capas que vuelves a hacer tú, vuelves a tu identidad, porque te quitaste de encima ese personaje de actriz, contó.
Vienes como si empezaras de cero, pero con toda una gran cantidad de experiencia, es como volver de la playa, que regresas limpia, fresca, se te limpió la piel, se te quitaron los callitos de los pies…, dijo entre risas.
Además de volver a hacer cine, el regreso a Cuba significa el reencuentro con muchas personas que quiero, que admiro y respeto, recalcó la actriz, quien es un rostro bien conocido y querido para los amantes del séptimo arte en este país.
Siempre se ha sentido muy cuidada dentro del cine cubano y habla con profundo cariño de su experiencia con grandes directores.
“Estaba en mis inicios cuando Juan Carlos Tabío me propuso el personaje de Clarita y lo recuerdo con mucho cariño. Él me dio todos los elementos para que yo como actriz joven pudiera sacar adelante ese papel, fue puro divertimento”, recordó.
Además, estaba fascinada, rodeada de grandes actores como Daisy Granados, Raúl Pomares y Luis Alberto García, agregó.
Thais Valdés egresó en 1985 de la Escuela Nacional de Instructores de Arte de La Habana y ha desempeñado papeles protagónicos en producciones destacadas de la cinematografía cubana.
Películas como Plaff o demasiado miedo a la vida, de Tabío; Adorables mentiras, de Chijona; Alicia en el Pueblo de las Maravillas, de Daniel Díaz; y Nada, de Juan Carlos Cremata, son muy recordadas por el público que no olvida su rostro ni su calidez.
“Danielito confió mucho en mí para hacer una película con un toque de sarcasmo y crítica constructiva como Alicia en el Pueblo de las Maravillas”, rememoró.
Tuvimos que filmar fuera de La Habana y pasamos largas temporadas en locaciones muy complicadas, con escenas bien difíciles como las que incluían a los animales, contó.
Luego, la cinta fue combatida ridículamente y estuvo muy poco tiempo en los cines, lamentó la actriz.
Parecía que seguíamos en el Pueblo de las Maravillas, compartimos momentos muy difíciles después del rodaje con toda la situación que se creó alrededor de la película. Daniel, quien fue muy íntegro y comprometido, me dio mucho apoyo y se unieron muchos cineastas para proteger y defender ese producto artístico, destacó.
¿Cómo es el trabajo con Chijona?
Chijona es una persona a quien quiero muchísimo y en quien confío muchísimo como director, como creador y como amigo.
Lo conozco desde inicios de la década de 1990 y lo quiero mucho. Cuando él me invitó a hacer la cinta Adorables mentiras, ya tenía un elenco de actores muy sólidos, como Isabel Santos y Luis Alberto García, Jorge Cao, Alicia Bustamante…
En ese momento yo era la joven actriz que estaba en sus inicios y creamos una confianza mutua.
Después de esa experiencia, vino Un paraíso bajo las estrellas, que Chijona me propuso en 1994 cuando estábamos en Nueva York, a donde fuimos juntos a una muestra de cine.
Cuando me explicó que se trataba de una película musical, le dije enseguida que sí, aunque me parecía un reto inmenso hacer el personaje protagónico de Sissy.
El proyecto estuvo un tiempo en pausa esperando financiamiento y pensé que tal vez en ese periodo él podría buscar una mejor actriz para la película, alguien que cantara y bailara, tal vez una Beatriz Valdés.
Pero él siguió confiando en mí y así entramos en esa gran aventura que fue Un paraíso bajo las estrellas, él me acompañó diariamente al Cabaret Tropicana a tomar mis clases, a los ensayos, y se fue creando una gran complicidad y un gran afecto entre nosotros.
Después me distancié del cine y me fui a México, donde he hecho teatro y retomé mi pasión por la enseñanza.
Volver a Cuba para hacer cine ha sido muy bonito, desde que llegué al aeropuerto me impresionó la calurosa acogida del público, las personas me han dado tanto cariño y amor.
Siempre acudiré con gusto ante el llamado de Chijona y así lo hice ahora con La fiesta, que se encuentra en proceso de filmación.
Después de varios años alejada de la gran pantalla, este ha sido un reencuentro feliz. Además, a Chijona no le puedo decir que no porque siempre habrá un buen resultado, un ambiente de trabajo encantador y de gran aprendizaje.
Cuando en el 2019 me comentó por primera vez del proyecto, enseguida le contesté: tú sabes que siempre te voy a responder que sí.
En el rodaje la he pasado de maravillas, tuve la fortuna de volver a filmar escenas con Isabel Santos, de trabajar con Osvaldo Doimeadiós, con Héctor Noas y con mi eterno compañero Vladimir Cruz.
La película también tiene un excelente equipo técnico, lleno de personas talentosas y comprometidas, destacó la actriz.
Volver, volver, volver…
Volver al cine ha sido una felicidad enorme para mí, a veces los reencuentros pueden tener un tono triste o nostálgico, pero este ha sido muy bonito.
Para mí ha sido una fiesta el reencuentro con el cine, con Cuba, con su belleza, con el mar, con mi familia, con mis amigos, con mis vecinos… A Maritza la asumí con mucha madurez, independientemente de haber estado lejos del trabajo cinematográfico, pues en México solo he hecho teatro, pero hay algo que se va asentando dentro de tu ser, eso no se cura, no se quita, lo que bien se aprende nunca se olvida.
Si Carla Pérez, en la película Nada, me resultó fácil porque tenía tanto que ver con mi persona, Maritza no tiene prácticamente nada que ver conmigo y pese a ello pude encontrar rápido los recursos y los elementos para asumir la piel de este personaje y lo he disfrutado mucho.
La edad tiene esa ventaja, nos da una madurez física y psicológica que nos permite abordar los personajes con más tranquilidad, con más seguridad.
En numerosas ocasiones lo he dicho, no soy una actriz de academia, soy una chica que terminé la Escuela de Instructores de Arte y tuve la fortuna de que Orlando Rojas me invitara a su película Una novia para David.
También creo que Carla Pérez es uno de mis personajes más recordados, en estos momentos tengo el mismo corte de cabello que tenía en la película Nada y las personas me identifican enseguida.
Ese personaje es tan bonito, tan poético, tan encantador y con esa escena de desespero de “me quiero ir” que puede servir para muchos contextos, a veces te quieres ir de un país, a veces te quieres ir de tu casa o de una relación que ya no funciona… aplica para muchas cosas.
Las frases de las películas las va adoptando el público y hay algunas que se convierten en frases icónicas como pasó con el grito de Carla.
¿Podrías hablar un poco de la vida México?
Pues en México no tengo cabida dentro de Televisa ni Televisa tiene cabida en mí, me gustaría entrar en el mundo del cine pero es bastante difícil para una persona con un acento diferente, con un físico diferente.
Entonces retomé mi carrera como instructora de teatro y fue un gran laboratorio, di clases de teatro durante varios años y tuve muy buenas experiencias y algunas difíciles también. Pero la actriz que soy hoy es en parte gracias a todo ese proceso como profesora.
También hice obras de teatro, todas han sido oportunidades muy enriquecedoras pues pude formar parte de proyectos muy bonitos con Casa de Teatro, con Círculo Teatral de Alberto Estrella, con la guionista Susana Cato…
Ahora tengo la labor de ser maestra de un niño con autismo: mi querido Emiliano, con quien me reúno todos los días. Tengo esta nueva pasión en mi vida que es la educación especial.
Y descubrí que me gusta mucho escribir para los niños, tengo varios cuentos ya terminados que surgen a partir de mi trabajo con Emiliano pues hay muchas cosas que él ha tenido que aprender a través de las historias, de los cuentos… Quizás, algún día, uno de esos cuentos pueda llegar a ser un guion.
Todas las experiencias son enriquecedoras, más si se viven con honestidad y con pasión. Puede que no vuelva a actuar nunca más en la vida, pero seguiré trabajando y trabajar es digno. Además, seguiré siendo actriz aunque no vuelva a estar en escena.
Hace poco proyectaron Un paraíso bajo las estrellas en el cine Yara, en La Habana, pero a mí no me gusta volver a verme, me pongo nostálgica o supercrítica pensando en todo lo que podía hacer y no hice. Me atreví a verla otra vez y la pasé tan bien, me gustó tanto.
Me dije, mira qué bonito es ver lo que hiciste, no te pongas tan majadera contigo misma, disfrútate, vuelve a verte joven…
¿Qué extrañas de Cuba?
El mar, mi familia… Cuando llego lo primero que hago es ir a ver el mar. Esta temporada de tanto trabajo he tenido pocas oportunidades de ir. El mar es lo que me limpia el alma, el cuerpo, mis emociones y mis nostalgias.
arb/mml/ifb