Por Jorge Petinaud Martínez
Corresponsal jefe en Bolivia
“Se trata de los acuerdos ilegales de pesca entre la Unión Europea (UE) y Marruecos para la explotación de los recursos naturales de nuestro territorio, incumpliendo el requisito establecido en febrero de 2018 y septiembre de 2021”, aseguró en entrevista concedida a Prensa Latina.
Sostuvo en diálogo que de esa forma se incumple lo determinado por el Tribunal de Justicia de la UE, de acuerdo con el Derecho internacional, tal tipo de explotación solo se puede llevar a cabo con el consentimiento del pueblo saharaui.
“El Frente Polisario, único y legítimo representante de la RASD en términos de la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU), rechazó de plano consentir tales acuerdos”, apuntò el diplomático.
Agregó que el Sahara Occidental no es parte del territorio marroquí, tal y como señaló el Abogado General en sus conclusiones relativas a los acuerdos de pesca, lo cual reafirma que la UE viola varias normas fundamentales del Derecho internacional.
Enumeró a continuación el derecho de autodeterminación de los pueblos, la prohibición de reconocer situaciones derivadas del uso de la fuerza (la ocupación militar) y la prohibición de contribuir con su comportamiento a la consolidación de tal situación.
Ahmed subrayó que ahora la RASD está pendiente de la última sentencia del mismo Tribunal General Europeo y de la renovación del mandato de la Misión de la ONU para el Referéndum del Sahara Occidental, establecido por la Resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas del 29 de abril de 1991.
Recordó el encargado de negocios la difícil situación vivida por el pueblo saharaui desde el abandono de España en 1975 y la invasión, ocupación e intento de nueva colonización por parte de las fuerzas militares marroquíes.
Describió que los saharauis huyeron de los bombardeos de napalm y fósforo blanco de la aviación marroquí y así llegaron a los campos de refugiados de Tindouf, en Argelia.
Comentó que, aunque las instalaciones tenían un carácter temporal, ya suman 50 años, alojados a la espera de una solución política que facilite el retorno a su tierra natal.
“Son ya dos generaciones nacidas y crecidas en los campamentos de refugiados -comentó a esta agencia de noticias-, además de los efectos negativos derivados del desplazamiento forzoso y el exilio.
Sostuvo que en ese contexto los saharauis tienen que hacer frente a las condiciones adversas de la región más inhóspita del planeta, con temperaturas de 50 grados en los meses de verano y frío en el invierno.
Igualmente, el acceso a los recursos más básicos es limitado, y sobreviven gracias a la ayuda humanitaria de los organismos internacionales.
Sin embargo, advirtió, “durante todo este tiempo nuestros compatriotas demostraron su capacidad de resistencia y lucha, con lo cual hicieron fracasar todas las tentativas de imposición de hecho consumado por parte del régimen de ocupación marroquí”.
Lamentó que el 13 de noviembre de 2020, las fuerzas de ocupación militar marroquíes atacaron a un grupo de civiles que protestaban pacíficamente en Guerguerat, territorio liberado del Sahara Occidental.
Indicó que esa acción represiva constituyó una violación flagrante del alto el fuego y el acuerdo militar número uno sobre la zona de separación de Guergarat, lo cual, incluso, fue admitido por la potencia ocupante.
El entendimiento castrense, rubricado el 24 de diciembre de 1997 entre la Minurso y el Frente Polisario, y el 22 de enero de 1998 entre esa misión y Marruecos, establece una zona de separación de cinco kilómetros de ancho al Sur y al este de la berma.
Precisa que, cualquier entrada de contingente o equipo de cualquiera de las partes, por tierra o aire, o el disparo de cualquier arma en esa zona, están prohibidos en todo momento y representan una violación del alto el fuego.
La Minurso confirmó estos hechos y también que tras esa incursión la parte marroquí construyó un nuevo muro de arena con minas, acciones violatorias de lo firmado en 1997-1998.
Como resultado, sobre la base del Derecho Internacional, el Frente Polisario anunció la vuelta a las armas, “algo que no queremos ni buscamos, pero que estamos obligados a ello”, comentó el diplomático.
“El pueblo saharaui es pacífico, de lo cual ha dado muestras sobradas, pero también es digno y orgulloso, y ahora nadie puede lo puede culpar de no haber explorado todas y cada una de las vías posibles para conseguir algo básico que le corresponde por justicia: vivir en paz en su propia tierra”, concluyó el encargado de negocios.
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