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viernes 22 de noviembre de 2024
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Ayacucho, un sordo dolor se respira en la atmósfera

Ciudad de Guatemala (Prensa Latina) Cuatro días después de acompañar el duelo y la tensa calma en Ayacucho, salimos nuevamente por el mismo aeropuerto por donde ingresamos. Militares y policías pertrechados con armamento de guerra y escudos antidisturbios nos vigilan fuera y dentro del aeropuerto.

Ollantay Itzamná*, colaborador de Prensa Latina

Nuestro último entrevistado, el taxista que nos recogió en la Plaza de Armas, nos epiloga lo observado y escuchado en estos días: “La gente está molesta. No vamos a asimilar esta masacre. En unas semanas volverán las manifestaciones con fuerza”.

En la Plaza de Armas, mientras hacemos las últimas entrevistas para la Radio Victoria, un pelotón de la Policía Nacional del Perú (PNP), desfila, prácticamente sin audiencia, escoltando a los Reyes Magos, clamando paz para Ayacucho. Asumimos que es un inútil esfuerzo por legitimarse como autoridades ante un pueblo que los mira con desdén y repudio generalizado.

El lúgubre 15 de diciembre 2022

El pasado 15 de diciembre, en la ciudad de Ayacucho, al igual que en el resto del país, hubo simultáneas y espontáneas protestas sociales ante la ruptura del orden constitucional en el Perú que defenestró al presidente de la República Pedro Castillo Terrones, hoy encarcelado.

Dichas protestas sociales fueron reprimidas violentamente por la impopular gobernante Dina Boluarte con el saldo de 28 muertos por bala militar. De ese total de asesinados por el Estado peruano, 10 fueron en Ayacucho, en las inmediaciones del aeropuerto, con cantidad aún indeterminada de heridos a bala.

Ayacucho, rincón de cadáveres, un enigma

Ayacucho, término que en quechua significa rincón de cadáveres, es históricamente enigmática. Desde estas tierras, antes de la llegada de los incas, floreció el poderío de la civilización Wari que abarcó casi el 40 por ciento del actual territorio del Perú. En el siglo XVI, con la llegada de los invasores españoles comenzó la inconclusa historia de la colonización violenta que hoy prosigue el bicentenario Estado criollo del Perú.

Fue en las pampas de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824, donde se libró la última y definitiva batalla entre colonizadores españoles y colonizadores criollos. Quedando victoriosos los segundos. Así nacieron las bicentenarias repúblicas criollas y racistas del Sur del Continente. Pero la independencia o ciudadanía jamás llegó para los originarios y campesinos de Ayacucho. Más por el contrario, la República peruana los naturalizó y normalizó como siervos/pongos.

Ante el reiterado incumplimiento de las promesas republicanas (como libertad, igualdad, fraternidad), en la década de los 80 del pasado siglo, en Ayacucho surgió el grupo armado Sendero Luminoso, organizado por actores provenientes de la Universidad Nacional de Huamanga.

Esta dolorosa historia de la guerra interna en el Perú, que comenzó en Ayacucho, en dos décadas cobró la vida de cerca de 70 mil peruanos/as. De este total de vidas humanas masacradas, más del 40 por ciento fueron ayacuchanos.

Un sordo dolor se respira en la atmósfera

El informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) atribuye a Sendero Luminoso más del 54 por ciento de estos asesinatos, el resto es imputada al Estado. 20 años después de aquel doloroso e histórico informe, se constata que la masacre del 15 de diciembre último es ciento por ciento adjudicada al Estado peruano.

La última tarde de nuestro paso por la ciudad de Ayacucho cae una tenue llovizna. Por la Plaza de Armas se movilizan, en protesta, cargando consigo 10 ataúdes negros, familiares y sobrevivientes de la masacre del pasado 15 de diciembre. En la mirada de las y los vecinos se constata una impotencia preñada de bronca y de miedo. Ninguna autoridad política de la ciudad acompaña, ni recibe a las y los dolientes en protesta. Quizás porque las autoridades de esta contrastante ciudad semicolonial no hablan quechua, idioma originario para más del 70 por ciento de la población ayacuchana. Quizás porque ni entiendan el estridente dolor de los bicentenarios pongos de la República.

Lo cierto es que hasta el firmamento y los ángeles del cielo lloran en forma de llovizna tenue ante tanto dolor y la sistemática violencia estatal contra los pueblos originarios y campesinos de Ayacucho.

Cuando preguntamos a las y los vecinos de Ayacucho sobre la propuesta de la convocatoria a una nueva Asamblea Constituyente para redactar una nueva Constitución Política, las respuestas son favorables, aunque no se percibe con claridad qué es lo que exactamente quisieran cambiar o incorporar en la nueva Constitución Política.

rmh/oi

*Defensor de Derechos de la Madre Tierra y Derechos Humanos desde Abya Yala

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