Por Mariela Pérez Valenzuela
Corresponsal jefa en República Dominicana
La invitación para conocer el país y participar como observador en la conferencia regional del Cariforum, que aglutina a los Estados isleños del Caribe, le fue realizada por el entonces presidente Leonel Fernández. Así expresó a Prensa Latina el historiador, abogado y miembro del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Euclides Gutiérrez Félix, quien acompañó al estadista durante su visita oficial, al término del importante evento regional.
Previo a la llegada de Fidel, el dignatario Fernández asignó a Gutiérrez Félix la misión de acompañar al invitado durante su permanencia en el territorio nacional.
“La decisión del presidente nos satisfizo profundamente”, afirmó el también periodista, quien, a sus 89 años, recuerda al dedillo esos días.
Fidel cumplió un viejo anhelo de conocer la patria de Máximo Gómez, prócer de las guerras independentistas de Cuba y, a su vez, los dominicanos de agradecerle su amistad y solidaridad con nuestro pueblo, manifestó.
“Cuando descendió del avión que lo trajo a Santo Domingo, lucía su clásico uniforme verde olivo con las insignias de Comandante en Jefe en sus hombros bordadas en los colores negro y rojo como fondo, y una hermosa estrella amarilla”.
Detalló que el líder revolucionario arribó a Santo Domingo en las últimas horas de la mañana del 20 de agosto de 1998 e inmediatamente después de ser recibido por el mandatario Fernández, pronunció emotivas palabras de satisfacción y agradecimiento por encontrarse en el país.
Al dirigirse a los presentes, Fidel dijo que “… cuando era niño, en los primeros cursos de la escuela oía decir que, en la isla de Santo Domingo, vecina de Cuba, estaba la República Dominicana, que era un pueblo legendario”.
Para el entrevistado, quien conserva en su oficina fotografías junto a Fidel Castro, y de momentos trascendentales de su estancia aquí, sus palabras “fueron un reconocimiento sincero y hermoso a nuestro pueblo”.
Recordó que, tras los saludos protocolares, Fernández le pidió que le acompañara en su automóvil hasta el hotel Jaragua, lugar donde se alojaría (en el sexto piso) junto a los demás mandatarios que participarían en la conferencia el 21 de agosto.
VISITA AL PALACIO NACIONAL
Comentó que Fidel quedó admirado por la hermosura de la escalera interna del tercer piso del Palacio Nacional cuando asistió -junto a los jefes de Estado y primeros ministros del Caribe invitados a la Conferencia-, a la ceremonia de presentación y de saludos del cuerpo diplomático y personalidades del Gobierno.
Su deslumbramiento fue en aumento en la medida en que contempló la belleza de los salones de la tercera planta. Tanto, que al regreso se interesó por la construcción del Palacio y afirmó que era de uno de los más hermosos que había visto, apuntó el entrevistado.
“En su trato Fidel es un hombre sencillo, afectuoso, con un extraordinario sentido del humor, que es una característica que distingue a los cubanos”, señaló.
Gutiérrez Félix conversó con Prensa Latina poco más de dos horas en su despacho de abogados, y también entregó a esta periodista sus memorias, escritas para la ocasión, de los días que acompañó al líder revolucionario.
“Discreto, respetuoso en el uso de las palabras, demostró tener conocimientos enciclopédicos en el terreno económico, político, histórico, científico, que asombran a quienes le tratan”, puntualizó.
CONVERSACIONES CON FIDEL
Destacó que con Fidel habló sobre múltiples temas relacionados con la República Dominicana, desde el proceso del inicio de la conquista y la colonización, la construcción de la ciudad colonial, el origen del dictador Rafael Leónidas Trujillo, hasta las características geográficas del país.
También, sobre la extracción y lavado de oro bajo el régimen de explotación de la esclavitud y la servidumbre, la aparición de los primeros ingenios en la parte sur de la isla, y la protesta de los sacerdotes de la orden de Santo Domingo.
“Quiso saber del trato que Trujillo le había dispensado al dictador cubano Fulgencio Batista durante su estadía en República Dominicana; su edad al momento de su muerte, sus características físicas y otros detalles”, añadió.
Mencionó que, en la recepción ofrecida por Fernández a los dignatarios en el Country Club, fue muy ovacionado y precisó que allí le presentó al general Antonio Imbert, único sobreviviente del grupo que ajustició a Trujillo en mayo de 1961.
UN DÍA DESPUÉS
Relató que, tras la clausura de la conferencia del Cariforum, acompañó a Fidel a la ceremonia de reconocimiento organizada por el Ayuntamiento del Distrito Nacional en la Casa de los Museos Reales.
De acuerdo con el entrevistado, durante el traslado quedó fascinado con la hermosura del malecón y el perfil de la ciudad colonial.
“Maravillado quedó de la calle Las Damas y la puerta de entrada de la fortaleza Ozama, construidas bajo el mando de Nicolás de Ovando”, apuntó el también autor de varios libros y ensayos sobre Juan Bosh, fundador del PLD.
Después del acto de reconocimiento a los presidentes y jefes de Estado del Caribe, y durante el largo almuerzo, Fidel sostuvo una extensa conversación con el jefe de la iglesia dominicana Nicolás de Jesús Cardenal López, quien le causó, dijo, una agradable impresión por la claridad de sus juicios.
De regreso al hotel elogió al cardenal, rememorando que era sobrino-nieto de Juancito Rodríguez, cabeza política de los organizadores de Cayo Confites, expedición antitrujillista en la cual Fidel se había enrolado.
La admiración de Fidel Castro por República Dominicana estuvo presente antes y desde su participación en 1947 en la Expedición de Cayo Confites, en la que fue uno de los cientos de jóvenes de América Latina dispuestos a luchar contra Trujillo.
Varios gobiernos de la región colaboraron en los planes revolucionarios. Cayo Confites es un territorio situado en Camagüey, la provincia más oriental del centro de Cuba, de donde partiría el llamado Ejército dominicano de Liberación.
El plan fue frustrado debido a la intervención del embajador de Estados Unidos en La Habana, Henry Norweb, quien presionó al presidente Ramón Grau San Martin para que abortara la conspiración militar.
Trujillo, aliado de la Casa Blanca, protestó y amenazó con bombardear La Habana si un solo expedicionario pisaba su país.
FIDEL RECIBE LA MÁS ALTA CONDECORACIÓN
El 22 de agosto, el entonces presidente Fernández condecoró a su invitado con la Orden del Mérito de Duarte, Sánchez y Mella en el grado Gran Cruz Placa de Oro, en una ceremonia efectuada en el Salón de Embajadores del Palacio Nacional.
Sobre este hecho, Gutiérrez Félix narró a Prensa Latina que Fidel fue recibido en el despacho presidencial por Fernández, acompañado del vicepresidente Jaime David Fernández y el ministro de Relaciones Exteriores Eduardo La Torre.
También se encontraban el ministro de la Presidencia Danilo Medina, el ministro administrativo de la Presidencia, Temístocles Montás y Miguel Coco, director general de Aduanas, además de miembros de la comitiva designada para acompañar en los actos públicos al presidente cubano.
Refirió que cuando subieron a la tercera planta y llegaron al Salón de las Cariátides, el líder cubano lucía emocionado, más aún cuando Fernández le impuso la condecoración en nombre del gobierno y el pueblo dominicano.
A su vez, el presidente dominicano recibió de manos del jefe de Estado la Orden José Martí, igual en categoría a la condecoración dominicana.
Gutiérrez Félix recuerda así ese día: “… lucía impecable en su traje oscuro, con una hermosa corbata y sus tradicionales botas negras, las cuales usaba trajeado de civil o con su uniforme de verde olivo”.
“Su semblante mostraba la satisfacción que sentía al ser condecorado, como dijo después, en la patria de Duarte, Sánchez, Mella, Luperón y Caamaño, próceres del pueblo que había aprendido a admirar desde su niñez”, contó.
ENCUENTRO CON JUAN BOSH
Aquellas fueron jornadas intensas durante las que también visitó en la mañana del 23 de agosto al político y patriota dominicano Juan Bosh, acompañado del dignatario Leonel Fernández.
Sobre el encuentro, Gutiérrez Félix recuerda que éste le reiteró sus afectos de amistad de más de 50 años y su admiración por los conceptos políticos externados en sus intervenciones realizadas entre 1961 y 1965, recogidas en dos tomos publicados por la Presidencia de la República.
Relató que, de la casa de Bosh, se trasladó a la residencia del expresidente Joaquín Balaguer, quien le reiteró su admiración, y más tarde a la morada de Peggy Cabral, viuda del líder del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) José Francisco Peña Gómez, con quien conversó a solas por un rato.
VIAJE A BANÍ
Fidel Castro también viajó a Baní, capital de la provincia de Peravia, cuna del Generalísimo Máximo Gómez, uno de los más importantes jefes de las distintas etapas de la guerra de independencia de Cuba.
En Baní, a unos 60 kilómetros de Santo Domingo, la capital, recorrió el lugar que ocupara la casa natal de Gómez, que ostentaba un alto rango del Ejército Libertador anticolonialista, y sitio de homenaje de quienes recuerdan con orgullo al ilustre militar de este país.
“En el viaje hacia Baní, a partir de las cuatro de la tarde, sus preguntas en relación con detalles de la parte de la ciudad que permite el acceso a la nueva autopista, fueron numerosas”, dijo.
“Las explicaciones relacionadas con el paisaje de la parte comprendida entre el río Haina y la ciudad de Baní, nos convencieron de que la capacidad de asimilación de detalles y aspectos singulares de todo lo que pregunta sirven, de manera inmediata, para hacer juicios correctos de lo que escucha y observa”, expresó.
Rememoró que después de los actos en Baní, en el segundo de los cuales habló de Gómez y otros aspectos por espacio de dos horas, al regreso a Santo Domingo conversaron sobre temas internacionales, incluido el ataque de Estados Unidos contra Sudán y Afganistán.
También, del costo de un proyecto para combatir la expansión del virus del SIDA en África, rememoró.
ÚLTIMAS HORAS EN DOMINICANA
Comentó que, en la etapa final de su presencia en la República Dominicana, Fidel asistió a un acto organizado por la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) en el antiguo local del Partido Dominicano, hoy denominado Centro de Eventos y Convenciones.
Luego de su larga exposición, aplaudida de manera continua por el público, el presidente cubano se trasladó al hotel y tras una breve reunión con miembros y dirigentes de organizaciones revolucionarias y solidarias con la Revolución cubana, nos trasladamos al Aeropuerto Internacional, detalló.
Allí, dijo, lo esperaba el presidente Leonel Fernández para despedirlo.
En el trayecto, comentó, reiteró su satisfacción y complacencia por haber podido compartir con los dominicanos y nos comunicó, comentó, su intención de invitar a Leonel Fernández para una visita a su país.
“Discretamente, sin grandes ceremonias, el patriota y revolucionario cubano, amigo solidario de los dominicanos, se despidió de nosotros”. En el trayecto hasta el aeropuerto, en tono bajo y con palabras emocionadas, nos dijo: “No tengo deseos de irme de aquí”, relató el entrevistado, autor de “Los Magnicidios Dominicanos”, “Haití y la República Dominicana”, y “Trujillo: Monarca sin Corona”.
“Al recibir un abrazo cordial y fuerte apretón de manos de esa histórica y legendaria figura del Caribe, América y el mundo, le expresé: ¡Gracias Fidel, buen viaje de regreso y saludos a Cuba!”.
Gutiérrez Félix dijo a Prensa Latina que años después, tuvo la oportunidad de saludar de nuevo al líder revolucionario en la isla Margarita, Venezuela, donde se celebró la Cumbre de Jefes de Estados de Iberoamérica.
“En un receso de la conferencia, los miembros de la delegación dominicana, encabezados por el presidente, intercambiamos saludos con Fidel y conversamos brevemente en un ambiente de camaradería y franqueza”, narró.
Resaltó que recordó a algunos de los presentes. En breves palabras, dijo, me transmitió su agrado por mis ensayos históricos biográficos de los héroes y próceres dominicanos y americanos, los cuales hice llegar a sus manos.
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