Por Luis Beatón
Corresponsal jefe en El Salvador
El secretario general del Frente Farabundo Martí para Liberación Nacional (FMLN), Manuel Flores, aseguró que los diputados a la Asamblea Legislativa consumaron “un golpe de Estado” al aprobar la reforma constitucional para permitir la reelección presidencial indefinida.
“Consolidaron así un proyecto autoritario y abusivo que busca eternizar en el poder a una sola persona… (Bukele). Esto no es una simple reforma, es el entierro de la República, es la legalización de la dictadura”, indicó el dirigente del principal partido de izquierda. “Ninguna dictadura es eterna”, puntualizó.
Valoró que la prohibición de la reelección en la Constitución “no es un capricho, es la garantía que evita que un individuo, cualquiera que sea, se convierta en tirano”.
Pero no es solo la izquierda. Un arcoíris de grupos, desde la iglesia hasta la Alianza Republicana Nacionalista (Arena, extrema derecha) se pronuncian en contra de un plan que se consumaría en febrero de 2027. El cardenal Gregorio Rosa Chávez expresó preocupación por el clima político en El Salvador, y señaló falta de libertad y debilitamiento de las instituciones democráticas.
Cualquiera que no sigue la situación en este país pudiera extrañarse de las manifestaciones del prelado atendiendo a la alta popularidad que confieren las encuestas al presidente Nayib Bukele.
En declaraciones a inicios de agosto, el alto dignatario alertó sobre la manipulación y la negación de valores como el diálogo, el respeto a la dignidad humana, la tolerancia, y mencionó la posibilidad de “tiempos muy difíciles”, todo a raíz de la aprobación de reformas a la constitución de 1983 aprobada por la Asamblea Legislativa.
En menos de una semana, dos de las principales voces de la Iglesia católica salvadoreña, el arzobispo José Luis Escobar Alas y el cardenal Rosa Chávez, opinaron sobre la situación del país.
Advirtieron junto al deterioro de las libertades, la persistencia de la pobreza, el riesgo ambiental debido a la explotación minera y la falta de participación ciudadana en decisiones clave, como las reformas constitucionales.
Presidente de la Conferencia Episcopal de El Salvador, Escobar Alas solicitó a la Asamblea Legislativa derogar la Ley de Minería y restablecer la prohibición de la explotación metálica para proteger la vida y el medio ambiente, así como, subrayó, reconsiderar las reformas constitucionales aprobadas sin consulta ciudadana.
Dos días más tarde, el purpurado salvadoreño, Rosa Chávez advirtió contra la manipulación y el “pensamiento único”, y acusó a ciertos sectores de querer convertir a la población en una “masa alienada” en lugar de un “pueblo consciente”, capaz de buscar el bien común.
Fue directo al denunciar el avance de un modelo de país que -según dijo- niega los valores esenciales de una verdadera democracia.
Hasta aquí la posición de un sector de gran influencia en el país a raíz de posiciones y acontecimientos perturbadores para la población, que según analistas, cedió derechos ante los buenos resultados alcanzados por el gobierno en seguridad ciudadana.
En días recientes conversando con un matrimonio de profesionales, nos comentaban que ya no votarían por Bukele; expresaron decepción por lo que se maquina rumbo a los comicios que celebrará el país en febrero de 2027 y que debían desarrollarse en 2029.
Eso nos dio señales de que los salvadoreños ya pasaron a involucrarse en el tortuoso camino de las elecciones. Las próximas incluirán presidenciales, municipales y para la Asamblea Legislativa, según lo aprobado por la mayoría absoluta de los diputados del partido en el gobierno, Nuevas Ideas (NI).
Hasta comenzó la puja, no faltan opiniones sobre lo que está en movimiento, acerca de cuál debe ser la estrategia para frenar los presuntos planes de Bukele de perpetuarse en el poder y establecer un régimen dictatorial.
Hablando de estrategia, la diputada Marcela Villatoro, de Arena, puso la mira en lo que muchos estiman debe ser el objetivo de la oposición al volver a las urnas.”Hay personas que están con la necesidad de ser candidatas a la presidencia, cuando el enfoque debe ser la Asamblea Legislativa”.
Recuperar la pluralidad política en el foro que hace y deshace las leyes debe ser el objetivo de una oposición que apenas cuenta con tres diputados, de 60 butacas. “Este es un tema que se debe consultar con las bases y no lo hemos discutido como partido”, valoró.
Los criterios de Villatoro coinciden en parte con el de otros institutos políticos que se oponen a “una Asamblea Legislativa obligada a hacer lo que dice una persona”, en aparente referencia a Bukele.
Otros partidos de oposición no niegan este objetivo pero insisten como Vamos en que “sería un error no participar, es nuestro derecho y obligación”, según dijo su secretaria general, Cesia Rivas.
Entre las ideas que comienzan a circular está la del establecimiento de alianzas entre opositores para competir en las elecciones de 2027, aunque las dos fuerzas más numerosas, Arena y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) difícilmente rompan su antagonismo.
Algo similar ocurrió previo a las elecciones de 2024, pero el intento se deshizo porque prevalecieron los intereses individuales, parecidos a los que ahora ya comienzan a aflorar.
Llevar un candidato de consenso de todos para explicar en la campaña electoral qué es lo que está pasando en la sociedad, pudiera ser una opción pero hay convencimiento que no derrotarán al actual presidente, lo cual reitera que el paso sería ir por el control de la Asamblea.
Sobre este asunto, el matrimonio de profesionales consultado dijeron que en los comicios de 2024 dieron su voto a los candidatos de NI, jóvenes, inexpertos y que en realidad no representaban al pueblo. Fue un voto de castigo que ahora muy probable no ocurra.
“No votaremos por diputados que no representan al pueblo y que solo están allí en la Asamblea para apretar el botón a favor de lo que manda la Casa Presidencial”, sostuvieron.
Los comentarios son adelantos de lo que pudiera pasar en los próximos meses, cuando comiencen a aparecer candidatos a todas las plazas de elección.
El fundador del partido político Cambio Total y analista político, Ronald Umaña, opina que en las elecciones Bukele las quiere todas para él y por ello ha trabajado en reformar la Constitución, es decir, ganar los diputados de la Asamblea Legislativa, alcaldías y especialmente la presidencia. Bukele, dice, quiere una Constitución de la República hecha por él y a su medida, ganar la Asamblea Legislativa para convertirla en constituyente y hacer una nueva Carta Magna, en la cual pueda dejar establecido que la presidencia a lo mejor sea hereditaria.
“Me imagino que se va a llegar a una pantalla y apretar un botón, así vas a votar, hoy no van a dejar que haya papeletas de prueba, esas elecciones van a ser un fraude, el fraude está hecho, el TSE ya lo hizo, de eso que no nos quepa la menor duda”, aseveró en el espacio televisivo Encuentro con Julio Villagrán.
Partiendo de este y otros criterios, algunos acentúan que la estrategia debe ser centrarse en desbancar a Nuevas Ideas y eliminar la mayoría que tiene en la Asamblea, sin dejar de presentar algún que otro candidato a la presidencia.
Esto es apenas el inicio de un proceso que debe tornarse más complicado en los próximos meses atendiendo a que NI controla todos los poderes del Estado y además, su principal líder, Bukele, es un experto en el manejo de sentimientos y apoyos en las redes sociales.
arb/lb