Por Verónica Núñez Lastres*
Colaboradora de Prensa Latina
Masuo Nishibayashi, exembajador japonés en Cuba, declaró en el aniversario 80, que el vínculo de ambas naciones mostraba un progreso satisfactorio en materia política, económica, deportiva y cultural, pese a la ruptura de las relaciones durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
En la actualidad, la influencia de diferentes prácticas culturales de la tierra del sol naciente se acoge con beneplácito en Cuba, sobre todo entre la juventud, al tiempo que aumenta el interés de los jóvenes nipones por conocer las tradiciones de la isla más grande del Caribe.
El primer antecedente de carácter cultural japonés en Cuba del que se tiene registro es el artista circense Kokishi Shimizu (1909), pero como señala el libro “Japoneses en Cuba” (2002), de Rolando Álvarez y Marta Guzmán, pasarían decenas de años para que se establecieran relaciones culturales significativas entre ambas naciones.
Arencibia explicó en exclusiva con Prensa Latina que Cuba, Estados Unidos y Japón estaban en bloques diferentes durante la contienda bélica y eso distanció los vínculos, que nunca fueron verdaderamente diplomáticos, políticos y cooperativos hasta después de 1959, sobre todo hacia los años 1970 y 1980.
A partir de este período el intercambio cultural fue cuesta arriba en distintas manifestaciones artísticas, según datos del libro.
El fallecido artista Tadaaki Misago fundó la orquesta Tokio Cuban Boys y tendió un puente musical entre los dos pueblos, referencia el libro 100 preguntas sobre Japón (2014), escrito por Mercedes Crespo y publicado por la Editorial Gente Nueva.
Artistas japoneses han participado en importantes eventos musicales cubanos como el Festival Internacional de Guitarra de La Habana, el Festival Bolero de Oro, el Festival Benny Moré, el Festival del Son y otros.
Reconocidas figuras visitaron ese país en las primeras décadas de cooperación, Leo Brouwer en 1982 y el profesor Miyoshi, escritor de la primera biografía de Ernesto Che Guevara en su idioma natal, en 1988; un año después se inauguró el Jardín Japonés dentro del Jardín Botánico Nacional.
En el ámbito académico, representantes de la Fundación Fernando Ortiz y su presidente, el doctor Miguel Barnet, ofrecieron conferencias en universidades niponas en el 2000 y el gobierno japonés donó El Planetario Astronómico (2009), ubicado en el Centro Histórico de la capital cubana.
El cine también ocupa un lugar preponderante en la memoria de la Isla caribeña; las producciones “Rashomon” y “Los Siete samuráis”, del afamado cineasta Akira Kurosawa, a principios de 1950 y otras serían muy bien acogidas por el público cubano.
A su vez, el Instituto de Arte e Industrias Cinematográficos produjo posteriormente los documentales “Japoneses” (1981), del realizador Idelfonso Ramos, y “Un eterno sembrador” (1988), de Octavio Cortázar.
En 2017 se estrenó “Ernesto”, la primera película en 40 años producida entre Cuba y Japón, según Filmafinnity; Tokio incorporó la proyección del filme al programa conmemorativo por el aniversario 50 de la muerte del comandante Ernesto Che Guevara.
EN LA ACTUALIDAD
Durante todo el año, la Embajada de Japón y organismos cubanos organizan jornadas de cultura, que han incluido una exposición de muñecas tradicionales japonesas, conciertos, conferencias, muestras fotográficas y la participación de artistas nipones en las bienales de La Habana.
Cuba ha apoyado proyectos asociados a artistas de la isla caribeña residentes en Japón, garantizando una presencia casi permanente de la música y bailes tradicionales en esa nación, apuntó Deborah Ramudo en su investigación “Las relaciones bilaterales entre Cuba y Japón en el período 1990-2018”.
Ramudo añadió que el gobierno cubano ha promovido actividades en torno a la figura del Che y del líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, la llegada de los primeros pescadores japoneses, la apertura del primer dojo de Karate-Do en Cuba y la proyección de materiales audiovisuales que reflejan la historia común de los dos países.
Mientras, las entidades gubernamentales se involucran más en la influencia nipona en Cuba, como la enseñanza del idioma japonés a nivel institucional.
Esta lengua se imparte en la Facultad de Lenguas Extranjeras de la Universidad de La Habana, en la Cátedra de Cultura Japonesa de la Universidad de las Artes (ISA) y en el Museo Casa de Asia, explicó a Prensa Latina Kanako Otsubo, jefa de Asuntos Culturales de la embajada.
Asimismo, mencionó la cooperación con proyectos no gubernamentales que promueven su cultura en el país como Freak Zone, Gremiio o la Unión de Cosplayer de Cuba, durante eventos como la Jornada de la Cultura Japonesa o la Feria Internacional del Libro de La Habana.
Notamos que hay un interés por este intercambio cultural más allá del pop, el anime o el cosplay; nos piden brindar clases sobre cultura tradicional o reuniones con nativos para intercambiar experiencias, finalizó la funcionaria.
Para propiciar el aprendizaje sobre este país, entre 2023 y 2024 la embajada donó libros al Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, la Biblioteca Nacional de Cuba “José Martí” y la Casa de Asia, según un informe de la sede diplomática nipona en La Habana.
PERSPECTIVAS A FUTURO
Hoy las relaciones bilaterales están marcadas por momentos muy positivos; la primera visita de un mandatario japonés a Cuba, Shinzo Abe en 2018, y el establecimiento en nuestro país de la Agencia Japonesa de Cooperación Internacional (JICA), que además apoya a la comunidad nikkei (descendientes de nipones), declaró Arencibia.
La admiración de los jóvenes japoneses por Cuba es mayor en áreas como la música, el baile, el béisbol y las figuras del Che y Fidel Castro; por el lado cubano, destaca el gusto por el anime, el manga, el idioma, las novelas y las tradiciones.
Existe mucho potencial en el futuro inmediato, sobre todo entre la juventud; las redes son un catalizador que supera a los gobiernos o la política, así los vínculos culturales tienen mayor incidencia que los económicos, afirmó.
Sin embargo, reconoció que en las relaciones inciden negativamente tres factores: el bloqueo estadounidense que afecta las operaciones bancarias y comerciales, la deuda y la disminución después de la pandemia de Covid-19 de los vínculos en el sector del turismo.
A pesar del interés cultural y académico, el japonés que hoy quiera visitar Cuba está consciente que después no puede ingresar a Estados Unidos por formar parte la nación caribeña de la injusta lista de países patrocinadores del terrorismo.
Es interés de Japón y Cuba seguir fortaleciendo las relaciones bilaterales y el intercambio cultural juvenil es un eslabón importante para lograrlo.
arb/mml/vnl
*Estudiante de Periodismo