Por Orlando Oramas León
Corresponsal jefe en Uruguay
Suma más de 40 años en estos quehaceres, buena parte de ellos detrás de un micrófono y en el éter de la radio, donde estrenó, en modesta emisora AM que dirigía su padre, el primer programa de música salsa de la radiofonía uruguaya, “Radio Club Tropical”.
Tenía entonces 18 años, pero antes escuchó una versión del tema emblemático de Willie Colón y Héctor Lavoe que continúa rezando: “Llegó la banda, tocando salsa”.
Me marcó, rememoró en entrevista con Prensa Latina. “Esto es lo que me gusta”, se dijo y empezó como aficionado a buscar y descubrir sonoridades que hoy sigue divulgando en su programa Chévere, el cual se transmite todos los días de la semana (sábado y domingo durante tres horas) por la 106 FM “La Ley”.
Soy conductor, produzco el contenido, produzco comercialmente para asociarme a los espacios, porque las puertas no están tan abiertas en la radio aquí, confiesa.
Tiene en su haber producciones especiales con no pocas de las lumbreras de la música popular de las últimas décadas, a las que ha entrevistado para el espectro radial, la televisión y periódicos de su país, como la recién publicada en el diario El País con Marc Anthony, a raíz de su última presentación en Montevideo.
Y es que el compromiso lo asume como algo personal.
“Es la música que me carga de energía todos los días, de positivismo, de afrontar la vida. Resulta alimento para el alma, para andar con una sonrisa y ganas de vivir. Por eso el eslogan de mi programa `Música para celebrar la vida´, porque tiras un paso en un rumbón y sales a afrontar lo que venga”.
PROMOTOR DE ESTRELLAS
Su apellido lo identifica como “armenio de tercera generación”, y el Yizmeyian es más que conocido en los circuitos musicales de su país y de otras latitudes de las Américas.
Mi rol de empresario y productor me lo indujeron los propios artistas. Cuando conocí a Oscar d’León me dijo: “Nosotros vamos a Uruguay cuando tú nos lleves”, y han sido 11 veces.
Sobre el icónico músico venezolano encomia sus presentaciones en Cuba en 1983, cuando cantó en el anfiteatro del balneario de Varadero. “Eso marcó un antes y un después. Nada menos que en Cuba, ir a bailar a la casa del trompo y lo logró con creces aunando a tradicionales músicos cubanos, Pancho Amat, Barbarito Diez y otros”.
Yizmeyian tiene un sitial para el panameño Rubén Blades (“su apellido se pronuncia Bleid porque su padre era inglés”, aclara). “Fue el primer artista que traje a Uruguay. Marcó mi juventud con temas como “Siembra”, “Desapariciones”, “Buscando América”, “Caminando”, todos éxitos suyos.
Tiene a su cuenta dos presentaciones del istmeño en estas tierras y asegura que el autor de Pedro Navaja le endilga el título del comunicador que más veces le ha entrevistado.
Dentro de la constelación en la que mi interlocutor se ha movido en más de cuatro décadas está la relación con Celia Cruz, “atenta y esclava de la sonrisa, que trabajaba como si tuviera 15 años”.
También con Tito Puente, el rey del timbal, “con el que más me reí”. De ese emblemático boricua la pregunta en entrevista que le hiciera sobre las dotes de William Clinton en el saxofón. “Como saxofonista fue un buen presidente”, la respuesta.
Gilberto Santa Rosa se ha presentado en cinco ocasiones en Uruguay de la mano de mi entrevistado, que así lo describe:
El caballero de la salsa lo es en vida. Siempre me dice: “En Puerto Rico la salsa es un artículo de primera necesidad”. Fascinado con Cuba, ha grabado con Elito Revé, recién con Manolito Simonet. Me envía los videos en los lugares donde canta con el común de la gente.
Santa Rosa es otro que reconoce que en Cuba nace todo, luego cada cual hace lo suyo con su estilo, los puertorriqueños, dominicanos, venezolanos, colombianos, peruanos, acota.
Y significa a los boricuas “que tuvieron mucho que ver con la continuidad del son cuando el bloqueo a Cuba pretendía condenarlo a morir. Sin embargo, hoy se reconoce como música popular, bailable e inmortal; pasarán generaciones, ritmos de moda, pero siempre perdurará la salsa y el son como su matriz”.
Rubén Yizmeyian aprendió con los músicos de Nueva York, muchos ellos emigrados, también del percusionista estadounidense Ray Barretto y del dominicano Johnny Pacheco.
Pero la referencia, asegura, era básicamente el son cubano y los ritmos creados en la isla y sus creadores, dígase Chano Pozo, la Sonora Matancera, o Ciro, Miguel y Cueto, los Matamoros.
Opina que la salsa nace de la fusión con el jazz estadounidense. “Ello impacta en Uruguay con fusiones que no tenían el mejor resultado. Mi tarea, con atisbos de lucha y combate, fue dar a conocer un producto nuevo para el país y diferenciarlo de lo que acá se hacía”.
MÚSICOS CUBANOS EN URUGUAY
El 6 de diciembre, en Ciudad Vieja de Montevideo, se moverán pies y caderas bajo el influjo de Alexander Abreu y su orquesta Havana D´Primera. Será la segunda presentación del afamado trompetista y compositor, que en 2015 estuvo también de la mano de Chévere Producciones.
En 1994 traje a Irakere, afirma y asevera algo que no estoy en condiciones de rebatir. “Fue la mejor banda jazz del mundo”. Y añade: una escuela, instrumentistas de alta calidad haciendo música popular. “Escuchar y ver a Chucho Valdés en el piano, con una mano haciendo música clásica y con la otra el `tumbao´ y en ello dos cabezas y dos corazones”.
Van Van es fiesta, el tren de la música cubana vino dos veces, primero hizo su presentación en el teatro Plaza, con dos mil capacidades, y luego en el Auditorio del Sobre, a un año del fallecimiento de Juan Formell. La orquesta suena y todo el mundo de pie, de gozadora, a bailar, describe.
Evoca Yizmeyian a Pablo Milanés, de quien fue promotor de sus presentaciones aquí en 2017 y 2019. “Una voz, un talento que me dio el privilegio de conocer algunos de sus temas del disco `Amor y Salsa´, en el que Oscar d’León, Santa Rosa, Nubiola, Montañez, Juanes y otros cantan sus temas en tiempo de salsa”.
Y concluye: “Música como esa la puedes escuchar, un deleite para el oído, pero nadie podrá tocar su son como lo hacen los cubanos”.
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