Por Elizabeth Borrego Rodríguez
Corresponsal jefa en Naciones Unidas
En la última semana, la representación del organismo en el país presentó junto a las agencias y sus socios la iniciativa que busca reunir 33 millones de dólares para brindar ayuda a casi 150 mil personas de San Antonio del Sur, Imías, Maisí y Baracoa, los municipios más impactados por el meteoro.
Según detalló el coordinador residente de la ONU en Cuba, Francisco Pichón, el proyecto se enfoca en seis sectores vitales: agua, saneamiento e higiene; albergues temporales, vivienda y recuperación temprana; educación; logística; salud; y seguridad alimentaria y nutrición.
El plan apoyará los esfuerzos para satisfacer las necesidades urgentes de las personas más afectadas, reactivar la vitalidad de los servicios básicos y avanzar hacia la recuperación de los territorios y los medios de vida de sus habitantes.
Anunciado recientemente en La Habana y previsto a presentarse este 5 de noviembre en Nueva York, el llamamiento solo confirma la vitalidad del trabajo conjunto de Naciones Unidas en el pequeño país insular, acostumbrado a lidiar con retos como Oscar, aunque no exento de sus consecuencias.
PLAN A PRUEBA DE TRANSFORMACIONES
Más allá de la urgencia tras el huracán, la Oficina de la ONU en Cuba impulsa además el avance de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, una prioridad también trazada por el país y ratificada con el Pacto del Futuro aprobado en septiembre último.
Ese documento, presentado a los líderes mundiales durante la pasada Asamblea General, incluye temas claves como la seguridad y la paz; la transición y cooperación digital; la ciencia tecnología e innovación; y la necesidad de otorgar más espacio a la juventud y las nuevas generaciones.
Esas líneas estratégicas aparecen también en el plan marco de cooperación entre el Gobierno cubano y la ONU, que abarca desde la transformación económica y productiva hasta el fortalecimiento de los sistemas alimentarios locales o la biotecnología.
El venidero programa conjunto Cuba-ONU, que abarcará desde 2026 hasta 2030, se enfoca en responder a las transformaciones sociales y los desafíos que enfrentan sectores como la salud o la educación.
Es un marco de cooperación para el desarrollo sostenible, donde la economía tiene una parte fundamental de ese proceso, detalló Pichón en entrevista con Prensa Latina.
“Cuba es un país con un liderazgo sobre todo con los países del Sur global, que ha apoyado los principios de la Carta de las Naciones Unidas y del multilateralismo, y con un rol importante en la reforma de la gobernanza mundial”, reconoció el funcionario.
COLABORACIÓN ANTIBLOQUEO
Para el coordinador residente, el intercambio con la nación caribeña también se ha adaptado a las restricciones económicas que impactan incluso a la financiación para el desarrollo.
“Alguien dijo que nuestra cooperación era una cooperación antimedidas coercitivas, en el sentido de que de que sin duda mucho del trabajo que hacemos en el área económica busca acompañar al país en adaptarse a las restricciones”, comentó.
En ese escenario, la financiación para el desarrollo es una de las áreas más importantes para el marco de cooperación actual en la búsqueda de nuevas alianzas como la recientemente concedida a través del Banco Centroamericano para el sector biotecnológico.
A pesar del complejo contexto, Pichón recordó que Cuba mantiene un índice estable de desarrollo humano y resultados en indicadores como la salud, el desarrollo científico o la educación.
La colaboración ONU-Cuba también ha logrado apalancar recursos importantes para la transformación climática y la formación e impulso de los nuevos actores económicos.
El trabajo de las Naciones Unidas es mucho más que su sede en Nueva York, agregó el representante al reconocer también los retos que enfrenta el organismo en su transformación del orden y las principales entidades mundiales.
“Es una institución creada en un momento diferente a los desafíos que tenemos y eso hace que deban ser urgentes las reformas frente a la fractura de la gobernanza global, como es el Consejo de Seguridad”, añadió.
A su juicio, la implementación de esas transformaciones depende mucho de la voluntad de los países, de no anteponer sus propios intereses por el logro de un futuro común.
“A mí me complace mucho trabajar o servir en un país como Cuba, que con su política exterior ha demostrado exactamente eso: una política basada en principios, capaz de anteponer el beneficio global común antes de sus propios intereses”, enfatizó.
De acuerdo con el Representante, en un momento como este la principal moneda de Naciones Unidas es esa esperanza.
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