Por Orlando Oramas León
Corresponsal jefe en Uruguay
De igual manera reaccionó el exvicepresidente de la Administración Nacional de Puertos (ANP) de Uruguay a la firma de un memorando de entendimiento entre los gobiernos de Argentina y Estados Unidos sobre la presencia de los militares de la potencia norteña en ese estratégico sistema fluvial sudamericano.
Luego de oficializado el documento el presidente de la Administración General de Puertos de Argentina, Gastón Benvenuto, y el embajador estadounidense, Marc Stanley, expresaron la disposición compartida de que la cooperación bilateral, incluida la hidrovía, alcance cuestiones de seguridad en futuros acuerdos.
Para Domínguez la noticia pasó “inadvertida”, pese a que compromete no solo a Argentina, sino a todo el cono sur latinoamericano.
El gobierno de Javier Milei va a traer a las tropas imperiales a la hidrovía, y se trata de una decisión que afecta a Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y también a Uruguay, que operan en sus aguas y territorios nacionales, dijo el exdiputado del Frente Amplio en entrevista con Prensa Latina.
En esa carretera fluvial, indicó, se implementa un proyecto ingeniero para la creación de un sistema de navegación canalizada a lo largo de los ríos Paraguay y Paraná, así como en algunos de sus afluentes.
Su objetivo principal radica en habilitar el tráfico constante de embarcaciones de bajo calado, pero de gran capacidad de carga, con enfoque en el transporte de minerales, combustibles y productos agrícolas como principales mercancías.
Baste decir que para países sin costas al mar como Paraguay y Bolivia resulta de una importancia estratégica, en particular para ubicar sus exportaciones, dígase la producción de soya paraguaya y los minerales bolivianos, en puertos de alta mar y hacia el mercado internacional.
En 2020, la carga internacional marítima estimada de Bolivia alcanzó los 4,6 millones de toneladas, de las cuales un 22 por ciento, llegaron al océano Atlántico a través de la HPP, un 78 por ciento por el Pacífico a través de puertos chilenos (64 por ciento) y peruanos (14 por ciento).
Hierro, soya, urea y cemento hidráulico bolivianos son exportados en barcos fluviales, que además llevan al país andino derivados del petróleo, entre otras importaciones.
“No hay que olvidar el litio, del cual Bolivia es un productor de categoría mundial y resulta un mineral codiciado por Estados Unidos, incluso para su complejo militar”, apuntó mi entrevistado.
En su favor baste decir que Bolivia cuenta con una de las mayores reservas certificadas de litio en el mundo, unas 23 millones de toneladas, y se alió con China y Rusia para iniciar su explotación a escala industrial, un tema de urgencia estratégica para Washington.
Junto a Chile y Argentina, Bolivia conforma el llamado “triángulo del litio”, el mayor depósito global del llamado “oro blanco”, una de cuyas rutas de salida puede ser la HPP.
Tenemos acuerdos con ese país para mejorar su infraestructura portuaria y para que la carga boliviana fluya hacia el Puerto de Montevideo, a mar abierto, como antesala a sus exportaciones internacionales, refirió el expresidente de la Administración de Puertos de Uruguay.
POR UNA HIDROVÍA COMPARTIDA Y SUSTENTABLE
Los países que comparten este sistema fluvial promovieron en una fase inicial la realización de estudios destinados a evaluar la viabilidad económica, técnica y ambiental de las mejoras necesarias para garantizar la utilización sostenible de los recursos hídricos en cuestión.
Esos países establecieron el Comité Intergubernamental de la Hidrovía (CIH) como el ente coordinador de esas iniciativas, a través del cual formalizaron acuerdos con organismos internacionales, como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Fondo Financiero para el Desarrollo de la Cuenca del Plata (Fonplata), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Corporación Andina de Fomento (CAF).
De 1988 a 2010, hubo un notorio incremento en el transporte de mercancías a lo largo de esta vía acuática, de 700 mil a casi 17.4 millones de toneladas al año.
Tal volumen continuó creciendo de manera significativa hasta superar la cifra actual de 36 millones de toneladas anuales, sobre todo de soya y sus derivados, hierro y combustibles.
Según el proyecto, la ruta se extenderá de norte a sur desde la ciudad brasileña de Puerto Cáceres, en el estado de Mato Grosso, hasta desembocar en el delta del Paraná, frente al puerto de Nueva Palmira, ubicado en el departamento de Colonia, en Uruguay.
Sobre el río Paraná están también los puertos brasileños de Corumbá y Ladario; Aguirre en Bolivia; Concepción y Asunción en Paraguay; así como Barranqueras, Reconquista, Santa Fe, Paraná, Diamante, San Martín, San Lorenzo, Rosario, Villa Constitución, San Nicolás y San Pedro en Argentina.
Domínguez subraya que la HPP tiene una extensión de tres mil 400 kilómetros y “se introduce desde el Río de la Plata, el más ancho del mundo con anchura de 200 kilómetros, en las entrañas de América Latina”.
El exvicepresidente de la ANP de Uruguay reconoce que se precisan obras de dragado y otras para hacer más fluido el tránsito de mercancías. Muchos puertos son precarios y hay obstáculos naturales por superar, apunta.
Pero considera que existe la capacidad ingeniera y soberana para viabilizar el tránsito en una vía que, subraya, toca la geografía de “nuestros países del sur”.
Al respecto rememora sus tiempos como parlamentario frenteamplista, etapa en la cual le tocó presidir el legislativo del Mercosur, el Parlasur.
El tema la Hidrovía Paraná-Paraguay siempre resulta de debate entre los legisladores de la región, apuntó.
De hecho fue de los asuntos más difíciles de consensuar entre posturas encontradas porque nos toca a todos y hay intereses y asimetrías, añadió.
En su opinión ahora las divergencias serán mayores, en particular por la intromisión de factores externos que considera “imperiales”.
Ya en enero de 2023, la jefa del Comando Sur de EEUU, Laura Richardson, reconocía ante el Atlantic Council, centro de pensamiento vinculado con la OTAN, el interés de su país en el litio, las reservas petroleras, cobre, agua dulce y otros recursos naturales del continente.
“Esta región tiene mucho que ver con la seguridad nacional y tenemos que intensificar nuestro juego”, afirmó. Para Juan José Domínguez, Estados Unidos siempre tuvo interés en involucrarse en la hidrovía Paraná-Paraguay. “El gobierno de Milei le abrió las puertas al Comando Sur, lo cual resulta un autogol para los intereses de los países que compartimos este sistema fluvial”, sentenció.
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