Gustavo Robreño Dolz*, colaborador de Prensa Latina
Los métodos para llevarlo a cabo podrán ser diversos, sin excluir el uso de la fuerza, y se ejecutarán todos a la vez o una por una, según recomienden las circunstancias que pudieran desatarse.
La aventurera política imperial de extensión territorial hacia amplios espacios del mundo actual sobre los cuales otros ejercieron soberanía parecen haber sorprendido a algunos inocentes, dudosos aun de hasta qué extremos sería capaz de llegar el sistema imperialista estadounidense, en declive y temeroso ante la posibilidad de tener que compartir con otros en el planeta.
El vasto terreno hacia donde crecer y asumir esos controles no parece ser obra del azar, sino cuidadosamente estudiado con anterioridad a su reenganche en la Casa Blanca por parte de Donald Trump y su íntimo asesor y confidente, el multimillonario de la digitalización y las “redes sociales” Elon Musk.
Hasta el momento han sido proclamados como objetivos de la renovada y ampliada Doctrina Monroe, el Canal de Panamá, la Isla de Groenlandia y Canadá, extendiendo las amenazas a México. Resulta cuando menos curioso y para nada casual que de los objetivos anunciados, tres de ellos corresponden a gobiernos estrechamente aliados o prácticamente subordinados a Estados Unidos y con poca capacidad ni voluntad de defenderse frente a las ambiciones del Imperio.
Sentarse frente a ellos desde posiciones de fuerza y con un camino ya recorrido de amenaza y chantaje parece ser el propósito de las insólitas amenazas imperiales, que abrirían el camino imperial a las compras mediante negociaciones forzadas sin llegar al uso de la fuerza.
Algunos socios de Estados Unidos saltan sorprendidos por Trump y simulan disgusto o lo tienen en realidad; sin embargo, ellos serían también culpables por la sumisión y subordinación ante el Imperio, por lo cual pagarán ahora un alto precio en soberanía e independencia, aunque en realidad ya la fueron perdiendo desde dentro, como en el caso de la Unión Europea.
Quién lo iba a decir: la mesa está servida para el imperialismo yanqui y sus cómplices en pleno siglo XXI. Solo la movilización mundial total y el rechazo más firme de la comunidad toda-incluidos los paralizados y obedientes organismos internacionales- podrá evitarlo.
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* Periodista cubano jubilado que ha laborado en diferentes medios de prensa. Director General de la agencia de noticias Prensa Latina (1973-1984). Subdirector del diario Granma (1984-2004). Ha desempeñado cargos diplomáticos en el exterior. Es miembro de número de la Sociedad Económica de Amigos del País. Profesor a tiempo parcial del Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI). Asesor de la Oficina del Programa Martiano.
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