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domingo 19 de mayo de 2024
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Seguidilla de sismos bajo la lupa en Costa Rica

San José (Prensa Latina) Una seguidilla de sismos en el sur de Costa Rica, en la localidad de Pérez Zeledón, mantiene en vilo a sismólogos y habitantes de esta nación centroamericana.

Por Ana Laura Arbesú

Corresponsal jefe en Costa Rica

Podría ocurrir un evento de 6,5 grados de magnitud en la escala abierta de Richter, alertan científicos del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori).

Todo empezó con mayor continuidad el 16 de febrero último, cuando un temblor de 4,7 sacudió esa zona. Detrás vino una secuencia de más de 300 rèplicas.

San Isidro de Pérez Zeledón es una de las cinco zonas más activas del país durante el 2023, seguido de un nivel de actividad importante en los inicios de este 2024.

El Ovsicori monitoriza ese sitio cuya constante actividad con los rangos entre 1 y 4,7. La secuencia sísmica se genera a nueve kilómetros al noroeste de San Isidro de Pérez Zeledón, al sur de esta capital, precisaron.

El sismo principal disparó microsismos con magnitud menor a 3,6, que ocurren a lo largo de fallas locales, con profundidades de 10 a 18 kilómetros.

Los investigadores de la institución científica adscrita a la Universidad Nacional (UNA) observó, además, que la mayoría de los temblores son de desplazamiento de rumbo, que presentan un mecanismo de ruptura con geometría normal, característicos de un régimen tectónico en extensión.

Esto podría provocar movimientos con magnitudes de hasta 6,5 grados en la escala Richter, explicó en declaraciones a la prensa Esteban Chaves, experto del Ovsicori. El sismo tuvo una profundidad de 13 kilómetros y el origen del movimiento tectónico ocurrió por falla local.

De acuerdo con datos del Observatorio, a la fecha existen alrededor de 300 sismos localizados y otros movimientos telúricos de baja intensidad.

El especialista afirmó que el temblor principal permitió identificar varios segmentos de falla con diferentes dimensiones, aspecto al cual se le debe prestar atención dada la alta sismicidad existente en el territorio nacional.

Recordó que la zona sur representa una de las regiones sísmicas más activas de Costa Rica, causa de las fallas tectónicas presentes y agregó que el proceso de compresión está sujeto en la región por la subducción de la placa del Coco por debajo de la microplaca de Panamá.

Esas fallas en Pérez Zeledón tienen el potencial para generar tanto microsismicidad como sismos de magnitud de hasta 6,5. Entonces es importante saber que existe ese potencial y tenemos que estar preparados para la ocurrencia de un sismo con este potencial o esta magnitud, subrayó.

Para el 21 de octubre de 2023 ocurrieron tres fuertes seísmos cuyas magnitudes rondaron de 4,2 a 5,2, pero ninguno de ellos causó algún daño mayor en la zona cercana al epicentro.

La serie de temblores ocurrió en la misma región donde el 3 de julio de 1983 se produjo un fuerte sismo de magnitud 6,1 en este mismo cantón.

La historia lo recuerda como el terremoto de Buena Vista y dejó un saldo una persona fallecida, así como también destrucción en viviendas y caminos que aún seguían en pie, al sobreponerse a un movimiento telúrico ocurrido en Golfito, Puntarenas tres meses atrás.

Los expertos del Ovsicori recordaron que esos eventos fuertes en esa zona podrían ocurrir cada 100 años, pero igualmente pidieron a la población estar alerta y preparada para cualquier escenario de este tipo.

No obstante, ante la incertidumbre, y la imposibilidad de determinar con antelación la ocurrencia de un sismo en las próximas horas, días o semanas, las autoridades alertan estar preparados.

Lo que sí podemos decir, es que no solo esta zona del país presenta alta sismicidad, hay otras zonas en otros puntos del norte y sur donde la liberación de energía es constante y permanente, destacan.

En Costa Rica prácticamente todos los días se dan sismos. En el 2023 se registraron 13 mil 400, lo que da un promedio de alrededor de mil 200 por mes.

La alta sismicidad que tiene el país, está asociada no solo a fallas locales, sino también a otras fuentes como la zona de subducción de la placa Cocos por debajo de la Caribe. En la Zona Sur, también interactúan placas como la Nazca y microplaca de Panamá, recuerdan.

UN POCO DE HISTORIA

Vivir en una zona sísmicamente activa es una situación que comparte Costa Rica con muchos otros países ubicados a lo largo del Cinturón de Fuego del Pacífico, como Japón, México, Perú y Chile.

Hay periodos de sismicidad más alta que otros. Estos suelen suceder luego de terremotos de gran magnitud, como el ocurrido el 5 de setiembre del 2012 en Guanacaste (magnitud 7,6), indica un artículo publicado en el sitio web de la Red Sismológica Nacional de la UNA.

Otros terremotos importantes recientes en Costa Rica en donde se experimentó una alta sismicidad durante los meses siguientes fueron el de Golfito en 1983 (magnitud 7,4), Cóbano en 1990 (magnitud 7,0) y Limón en 1991 (magnitud 7,7).

Uno de los períodos de mayor actividad sísmica en Costa Rica ocurrió de 1990 y 1993 cuando se registraron gran cantidad de sismos sentidos en la parte central del país.

Muchos recordarán el enjambre de Puriscal de junio-julio de 1990, el terremoto de Alajuela de diciembre del 1990, el sismo de Naranjo de marzo de 1992 y los temblores de Pejibaye de Jiménez y Turrialba en julio de 1993.

Los sismos son muy frecuentes en Costa Rica y no sabemos cuándo ni dónde ocurrirá el siguiente sismo fuerte. Por esta razón es importante siempre estar preparados para enfrentar de la mejor manera este común fenómeno con el que convivimos a diario en nuestro país, advierten expertos.

arc/alb

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