Por Daimarelys Pérez
De la redacción de Cultura
En entrevista exclusiva con Prensa Latina, Chile comentó sobre sus comienzos como camarógrafo, pero antes realizó incursiones en la fotografía y la vida lo llevó por los caminos del documental, así como a escribir las historias de estos audiovisuales.
Me tocó en un período importante de mi ser registrar instantes claves de Cuba, en este caso, acompañando a Fidel (Castro) a todas partes, sin reparos y sin miedo, y de ahí salieron diferentes documentales, reportajes, algunos dentro, otros fuera del país, declaró el artista. Siempre me sentí libre como creador y me dieron la libertad de así hacerlo, entonces pude enfocarme en otras cosas dedicadas a la cultura, a la labor de nuestros médicos fuera de territorio cubano y a otras cuestiones que realmente me inspiraron, contó.
Quien ahora es uno de los más reconocidos fotógrafos cubanos tiene un largo recorrido que incluye una sólida formación, y una experiencia y conocimientos avalados por su entrega y talento.
Es una historia larga, parece que me equivoqué de vocación, señaló.
Avatares de la vida me troncharon aquellos estudios iniciales en la especialidad de ingeniero maval; estaba estudiando en Polonia e imagínense a Roberto Chile ahora en un astillero con la situación del combustible en el país y construyendo barcos, quizás me moriría de la tristeza, narró.
Entonces, en medio de aquel camino de regreso a Cuba, surgió la oportunidad de estudiar en la Universidad en el curso para trabajadores Ingeniería en Telecomunicaciones y motivado por mi hermano comencé a laborar en el equipo de video de la Flota Cubana de Pesca, recordó.
Ahí tuve mi primer encuentro con una cámara de video, las fotografías cuando aquello me eran muy familiares, ya me había colado en ese mundo fantástico de la imagen fija, narró Chile.
Sin embargo, la otra me sedujo, incluso, a veces decía «me casé dos veces, una con mi esposa y la otra con ese maravilloso artefacto para realizar audiovisuales», reveló.
Para el artista todo aquello fue un aprendizaje y se dedicó al trabajo creativo de la imagen en movimiento.
Me motivé tanto por esa época que me adentré en los documentales. Es una historia bastante larga y no ha terminado, pero en estos momentos le dedico más tiempo a la foto fija y me siento muy feliz con eso porque estoy descubriendo cosas nuevas, sostuvo.
VOCACIÓN PARA CAPTAR LA REALIDAD
Roberto Chile considera que tiene un buen camino trazado hasta ahora con los conocimientos adquiridos, sobre todo, como fotógrafo autodidacta.
He podido retratar a la gente humilde, comentó, lugares que no todo el mundo visita; no solo he tenido la posibilidad de captar imágenes, sino la oportunidad de inventarlas, refirió.
Esto me ha servido para tener una obra que está comenzando ahora, así creo, y esta puede ser superior, precisamente, por poder compartirla con las personas que me acompañan en esta etapa actual, reconoció.
Por esto defino mi trabajo como una obra testigo de los grandes acontecimientos en la vida de los cubanos, manifestó.
A una interrogante sobre si está satisfecho con lo logrado o lo que le queda por hacer, el artista parafraseó una canción de la agrupación musical cubana Buena Fe: «Soy lo que pude ser, no lo que quise».
Es decir, soy producto del azar, mi obra es el resultado de lo que me tocó vivir; quisiera hacer cosas nunca antes hechas y no haber hecho otras que sí realicé, pero todas tienen un sello fundamental: son sinceras, parten de una pasión verdadera, todas nacen de mi amor por la vida y por mi país, por la paz, por la solidaridad humana, declaró.
Y pienso que eso es lo que me mantiene satisfecho, no porque me crea un creador de calidad, sino por considerarme un artista sincero, agregó.
FIDEL CASTRO EN LA OBRA DE ROBERTO CHILE
Siendo Fidel una figura tan retratada en el mundo cómo identificar que las de este creador son suyas.
No me lo propuse y si lo logré tengo que aceptarlo, reconoció. Lo que hago es trabajar, retratar, pero aclaro algo, mi obra relacionada con Fidel está más identificada con el universo del audiovisual y la documentalística, y en menor medida con la fotografía, enfatizó.
Vine a hacerle fotos profesionales a nuestro líder más bien en los últimos tiempos, porque no podía alternar las dos faenas y por un problema de respeto a los fotógrafos que él tenía me parecía irrespetuoso llegar también con una cámara fotográfica y retratarlo cuando esa era la tarea de ellos, expresó.
Pero sí creo haber logrado algunas fotos de ese Fidel que retrataba o filmaba, añadió.
En conversaciones con las personas precisé cómo yo veía al Comandante, lo hacía de dos maneras: una como el hombre símbolo, el gigante de la historia cuando estaba en el podio con su uniforme, su barba, estampa, su figura, y la otra el que se bajaba de la tribuna y llegaba a tocar a la gente, se metía en la multitud como uno más, indicó.
Fueron estas dos maneras en las cuales pude filmar a esa gran personalidad de la historia, sin embargo, para retratarlo ya casi tuve que asumir mi otra mirada: la del hombre mito y el que trasciende los tiempos, sostuvo.
En ocasiones he dicho que a Fidel podrás no estar de acuerdo con él o admirarlo; podrás considerarlo un rival o seguirlo, pero hay algo lo cual no puede obviarse y es su estatura ante la historia. Eso hasta los mismos enemigos lo reconocen.
Chile continúa su obra incansable, ahora con poesía y textos que respaldan su arte fotográfico.
El libro Donde anida la poesía demuestra esa otra faceta, la de intercalar el género literario con imágenes: la primera escrita por diversos poetas cubanos en base a lo que la lente del artista recogió; la segunda el complemento de un volumen único, como toda su producción.
Y aunque los textos de este recopilatorio no son de su autoría, solo uno, Chile sí lleva un tiempo dedicándose también a esa otra pasión, y es que detrás de sus imágenes se abre la poesía de la vida.
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