Por Nara Romero Rams
Corresponsal jefe en Etiopía
El 7 de octubre pasado, durante la sesión inaugural conjunta de la Cámara de Representantes del Pueblo (Parlamento) y la Cámara de la Federación (Cámara Alta) para el año fiscal 2024-2025 (2017, calendario etíope), fue elegido Take Atske-Selassie como mandatario de la nación africana.
Selassie, quien se desempeñaba como ministro de Asuntos Exteriores, reemplazó a Sahle-Work Zewde tras concluir su mandato de seis años.
Otros movimientos importantes en el nivel de gobierno resultaron la designación de Gedion Timothewos, hasta ese momento al frente de la cartera de Justica, como nuevo canciller.
Timothewos fue reemplazado por la ahora entonces jefa de la Comisión de Inversiones Hanna Araya-Selassie, mientras que Selamawit Kassa, hasta ese momento ministra de Estado para Asuntos de Comunicación, fue nombrada titular de Turismo.
En el transcurso del año, Etiopía trató de limar las asperezas con Somalia provocadas por la firma del 1 de enero de un memorando de entendimiento con la región semiautónoma de Somalilandia.
El convenio rubricado por el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, y el presidente de Somalilandia, Muse Bihe Abdi, concede a Addis Abeba 20 kilómetros de acceso al Golfo de Adén y al Mar Arábigo por un periodo de 50 años, además de permitir diversificar la entrada a puertos marítimos y fortalecer la asociación en materia de seguridad, economía y política.
A cambio, debe reconocerse de manera formal a Somalilandia, que autoproclamó su independencia de Somalia en 1991, sin que hasta la fecha las Naciones Unidas reconozca a esa región como Estado nacional.
El acuerdo fue rubricado después de que Mogadiscio y esa región semiautónoma acordaran una semana antes reanudar las negociaciones para resolver las cuestiones pendientes tras años de tensión política y estancamiento.
La reacción de rechazo a ese convenio del gobierno somalí no se hizo esperar, el cual consideró una violación flagrante de su soberanía y unidad y como consecuencia llamó a consultas a su embajador en esta capital.
Para bajar las tensiones, en julio pasado los ministros de Relaciones Exteriores de Etiopía y Somalia, por mediación de Türkiye, dialogaron en Ankara para resolver sus problemas y garantizar la estabilidad regional.
Por invitación de su homólogo turco, Hakan Fidan, el entonces canciller etíope, Taye Atske-Selassie, y el somalí, Ahmed Moallim Fiqi, se reunieron por separado y sostuvieron un intercambio sincero, cordial y prospectivo sobre sus diferencias y exploraron vías para abordarlas dentro de un marco mutuamente aceptable.
Selassie y Fiqi reiteraron su compromiso con la solución pacífica de las discrepancias y expresaron su agradecimiento a Fidan y al presidente Recep Tayyip Erdoğan por facilitar la iniciativa, así como por sus contribuciones constructivas.
Fidan declaró que continuaba interactuando con las partes involucradas en el nivel ministerial y de jefes de Estado y agregó tener esperanzas de encontrar una solución ya que Addis Abeba y Mogadiscio habían “convergido hasta cierto punto” durante las conversaciones.
Reveló también que se aprendieron “lecciones” de las dos primeras rondas de conversaciones. El año 2024 cierra sin que haya ocurrido la tercera ronda de conversaciones.
ACUERDO SOBRE USO DEL RÍO NILO
Un logro histórico este año para Etiopía y los países ribereños fue la entrada en vigor el 13 de octubre pasado del Acuerdo Marco Cooperativo del Río Nilo (CFA), considerado la columna vertebral para el cambio hacia la utilización de los recursos hídricos.
El convenio dio respuesta a las demandas de justicia e igualdad de derechos en la utilización de las riquezas naturales de la vía fluvial y que en normativas anteriores beneficiaba principalmente a los Estados río abajo e ignoraban a los de arriba como Addis Abeba y otros.
El documento tiene alrededor de 15 principios, el primero centrado en cómo utilizarán las aguas para el desarrollo y el segundo “aborda la gestión de nuestros recursos hídricos para asegurar su sostenibilidad y el tercero sobre el intercambio de información y datos entre los países de la cuenca”.
Sudán del Sur fue el último país en ratificar el CFA el 8 de julio pasado, sumándose a Etiopía, Ruanda, Tanzania, Uganda y Burundi después de más de una década de negociaciones.
Proporciona marcos legales vitales para la gestión de los recursos hídricos transfronterizos alineados con el derecho internacional del agua que promueve la cooperación pacífica entre países y optimiza los beneficios socioeconómicos y ambientales.
CONSOLIDACIÓN DE LA PAZ
En junio pasado, el Ministerio de Justicia de Etiopía anunció la finalización de un proyecto de hoja de ruta para la implementación de la Política de Justicia Transicional aprobada en abril por el Consejo de Ministros.
La normativa aborda “la superposición y la amplia gama de víctimas de violaciones, conflictos, narrativas y abusos de derechos humanos que han ocurrido en diferentes épocas del país”, revelaba entonces un comunicado.
Precisó que el documento está listo para el debate y las aportaciones de las partes interesadas. En una fase inicial implica establecer instituciones independientes basadas en el marco de la política y garantizar la puesta en funcionamiento de todos los mecanismos de justicia de transición.
La hoja de ruta incluye estructuras tanto temporales como permanentes para facilitar la participación de la sociedad civil, además de hacer hincapié en la coordinación de varios enfoques centrándose en la secuencia, coherencia, sostenibilidad y el establecimiento de instituciones y normativas de apoyo.
Detalla, además, los esfuerzos para desarrollar la capacidad de estas instituciones y abordar las funciones de los sistemas de justicia regionales y tradicionales, los grupos vulnerables, la rendición de cuentas y las medidas para los sobrevivientes de violencia de género.
“El sistema de justicia transicional tendrá propiedad nacional y liderazgo público”, aseveró el texto. En ese sentido se planifican campañas de concientización sobre la importancia, el contenido y la implementación de la política, incluidas iniciativas educativas.
Otro paso a favor de la paz durante el año fue el completamiento en noviembre pasado del proceso de consulta para la recopilación de temas de la agenda del diálogo nacional en 615 Woredas (distritos) del país.
La Comisión cargo de esa actividad reveló la finalización de las consultas en nueve estados regionales y dos administraciones municipales, quedando pendiente el cierre de las reuniones en la región de Tigray (norte) con líderes e instituciones académicas.
Una vez concluida esa etapa, el siguiente objetivo será la recopilación de la agenda de los partidos políticos e instituciones federales, incluidas las religiosas y la diáspora, así como las áreas donde aún no se ha llevado a cabo la consulta de temas.
La Comisión de Diálogo Nacional de Etiopía fue establecida por la Cámara de Representantes del Pueblo (parlamento) el 29 de diciembre de 2021 con 11 comisionados para liderar un proceso independiente, inclusivo y transparente en todo el país.
El principal objetivo es facilitar consultas entre varios segmentos de la sociedad sobre cuestiones fundamentales para las causas fundamentales de las diferencias existentes a través del diálogo.
Desde su creación, la comisión lleva a cabo diversas actividades, involucrando a numerosas partes interesadas a nivel federal y regional, incluidas las sociedades cívicas.
ETIOPÍA POR PRIMERA VEZ EN EL BRICS
Por primera vez, Etiopía participó como miembro de pleno derecho en una Cumbre del grupo Brics para reforzar su posición global y exponer sus intereses nacionales como el acceso al mar.
El primer ministro Abiy Ahmed, al frente de una delegación ministerial, participó en la XVI Cumbre de ese grupo económico realizada del 22 al 24 de octubre en Kazán, Rusia, la cual resultó en importantes resoluciones sobre cooperación económica.
Addis Abeba pudo articular tanto sus propias posiciones como las del continente africano en debates diplomáticos y con otros jefes de Estados durante los cuales informó sobre la importancia regional y los intereses fundamentales de la nación.
El Brics, compuesto inicialmente por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, se extendió este año con la entrada de Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán.
Ahora el bloque representa a casi la mitad de la población mundial, 40 por ciento de la producción global de petróleo y alrededor de 25 por ciento de la exportación de bienes.
La participación en esa cumbre brindó una oportunidad para que Addis Abeba se beneficiara en las áreas de economía, comercio, inversión y otros campos.
Según expertos, el Nuevo Banco de Desarrollo puede proporcionar los recursos necesarios para proyectos de infraestructura, desarrollo minero y optimización de sus recursos hídricos.
El intercambio cultural entre los países miembros, incluida Etiopía, permitirá compartir sus diversos patrimonios culturales y fomentar la diplomacia pública.
Etiopía cierra el año 2024 con avances importantes en el ámbito político, pero aún quedan pendientes conflictos internos por resolver, el desarme total y la rehabilitación de más de 35 mil excombatientes como parte del Acuerdo de Paz de Pretoria de noviembre de 2022 que puso fin al conflicto en la región de Tigray (norte).
De igual manera, la búsqueda de una solución pacífica a las tensas relaciones con Somalia, estas últimas con un seguimiento estrecho por parte de la Unión Africana y la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo debido a sus implicaciones para la región del Cuerno de África.
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