sábado 24 de mayo de 2025

Noboa, expectativas para nuevo mandato

Quito (Prensa Latina) El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, inicia una nueva fase al frente del Ejecutivo con la seguridad y la economía como sus principales desafíos y en medio de una crisis multifacética, que según analistas, él mismo ha profundizado.

Por Adriana Robreño

Corresponsal jefa en Ecuador

Este 24 de mayo, Noboa asume formalmente la jefatura del Ejecutivo para un periodo de cuatro años luego de haber estado en el cargo 18 meses para completar el mandato de su predecesor, Guillermo Lasso, quien anticipó su salida con la muerte cruzada en 2023.

El gobernante fue reelecto hasta 2029 luego de que el Consejo Nacional Electoral lo declarara ganador de los comicios del 13 de abril, cuando se enfrentó a Luisa González, de la Revolución Ciudadana (RC), que no reconoció los resultados y denunció la existencia de un “fraude institucional”.

EL NUEVO ECUADOR

La posesión se produce en un país que, apenas una década atrás, logró formular colectivamente una de las constituciones más avanzadas del mundo, que establecía el “buen vivir” como horizonte civilizatorio, sin embargo, ese proyecto, de vocación transformadora y humanista, hoy parece lejano.

Así lo plantea Irene León, de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad Capítulo Ecuador, quien en declaraciones a Prensa Latina opinó que el nuevo mandato de Noboa arranca en un contexto de retroceso profundo.

Según León, las condiciones actuales del país son el resultado directo de decisiones tomadas por el propio presidente en su periodo anterior, de apenas 18 meses.

Lo que ahora se presenta como un “nuevo Ecuador” no es más que un escenario de “caos inducido” donde se ha consolidado una economía de guerra, se ha institucionalizado la violencia, y se han reinstaurado estructuras sociales ancladas en valores sexistas, excluyentes y semifeudales.

La comunicadora y socióloga advierte sobre una regresión en múltiples frentes: el abandono de políticas redistributivas, el debilitamiento del aparato estatal y la concentración extrema de la riqueza.

“Volver a ser una hacienda bananera no es nuevo en Ecuador”, señala León, y lamenta que el país haya abandonado la ruta hacia una transformación productiva y económica que alguna vez tuvo en la mira.

En este segundo mandato, León estima que se ahondará el proceso de destrucción del Estado bajo una lógica anarcocapitalista que elimina lo público y entrega al sector privado la gestión de servicios esenciales.

Esta transformación del Estado, sostiene, contradice no solo los valores humanistas consagrados en la Constitución de Montecristi, de 2008, sino también la idea misma del bien común.

Entre las preocupaciones de la analista de cara a la nueva etapa está la persecución política contra los opositores.

Denunció que en los últimos tiempos se ha intensificado la judicialización de la política y la criminalización del progresismo, lo que se ha traducido en sentencias arbitrarias, exilios forzados y asesinatos con connotaciones políticas.

SEGURIDAD, MÁS MILITARIZACIÓN

Las autoridades ecuatorianas reconocieron recientemente que Ecuador es el país más violento de la región latinoamericana.

Cifras oficiales indican que en los primeros cuatro meses de 2025 el número de homicidios supera los tres mil, y a ese ritmo el año podría concluir como el más violento de la historia nacional, incluso por encima de 2023, cuando hubo ocho mil muertes violentas.

La declaratoria de conflicto armado interno, hecha por Noboa en enero de 2024 como forma de enfrentar el crimen organizado y frenar la delincuencia, es para León el legado más preocupante de los primeros 18 meses de Noboa en el poder.

Bajo esta figura, se han aplicado medidas de excepción permanentes, se ha profundizado la militarización del país y se han violentado principios fundamentales del derecho internacional, comentó.

Apuntó que el asalto a la embajada de México en Quito, donde se refugiaba el exvicepresidente Jorge Glas, fue el símbolo más visible de este cambio de paradigma.

En ese contexto, León alertó también sobre el nuevo paquete legislativo del Gobierno, que busca ampliar las atribuciones del Ejecutivo bajo la justificación de la lucha contra el crimen organizado.

En su lectura, la propuesta de ley para supuestamente acabar con las economías criminales son reformas que apuntan a vaciar de contenido la Constitución y a instalar un estado de excepción permanente que favorece a sectores empresariales vinculados con la economía de guerra.

“Más militarización, más negocios para una oligarquía exportadora y menos garantías para el pueblo”, resume.

En lugar de promover empleo, educación o servicios básicos, dice León, el modelo de Noboa se orienta a la profundización del conflicto armado como motor económico.

Asimismo, advirtió que Ecuador ya ha sido incorporado por Estados Unidos a sus estrategias vinculadas al Pacífico y a la región andina.

Sobre el alineamiento de Quito con Washington, insistió en que responde más a intereses geopolíticos foráneos que a un proyecto de desarrollo soberano.

PREOCUPACIÓN POR FUTURO INMEDIATO

En términos económicos, Ecuador enfrenta un déficit estatal que el año pasado llegó a más de tres mil millones de dólares, con la presión añadida de mayores pagos de la deuda externa en 2026.

En su primera fase, Noboa logró un programa crediticio de cuatro mil millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional (FMI), y para pagarlo deberá aumentar la recaudación tributaria y reducir aspectos polémicos e impopulares.

En relación con el empleo, los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) señalan que más de la mitad de los trabajadores ecuatorianos se desempeñan en el sector informal.

Aunque en sus campañas Noboa ha prometido mejorar esa situación, sobre todo para los más jóvenes, hasta el momento no ha logrado marcar la diferencia y es posible que en los próximos meses impulse alguna reforma laboral, como la contratación por horas, rechazada en una consulta popular.

Los ecuatorianos constantemente denuncian en redes sociales y también con pequeñas protestas y plantones la falta de insumos en los centros de salud, incluso medios locales afirman que alrededor de mil pacientes renales murieron en el último año por falta de diálisis.

La crisis energética que provocó apagones de hasta 14 horas diarias durante tres meses en 2024, aún no ha sido superada, aunque la administración asegura que los cortes no regresarán.

Aun con esas calamidades, Noboa logró mantener la confianza de parte del electorado, algunos reticentes al regreso de la Revolución Ciudadana al poder y que creen que en los próximos cuatro años el gobernante, heredero de una de las mayores fortunas de Ecuador, conseguirá frenar la inseguridad y hacer crecer la economía. No obstante, la analista Irene León ve con preocupación el futuro inmediato.

Lejos de encaminar al país hacia una salida democrática, plural y sostenible, el nuevo mandato de Noboa, en su opinión, promete consolidar un régimen autoritario, marcado por la represión interna, la entrega del país al capital foráneo y el abandono de todo horizonte de transformación.

“Esta nueva fase para el pueblo será de más caos inducido, más militarización, más crisis multifacética y pocas perspectivas de una reorientación socioeconómica”, estimó León.

arb/avr

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