Por Deisy Francis Mexidor
Corresponsal jefa en Estados Unidos
Nate Cohn, un experto en estudios de opinión del diario The New York Times, dijo a principios de este año que “los votantes no están contentos con estas próximas elecciones”.
Los electores se describieron a sí mismos como frustrados, ansiosos, asustados e insatisfechos con sus opciones de candidatos en un sondeo aplicado por el influyente rotativo neoyorquino y el Siena College a finales de febrero.
Para observadores el interés por la campaña actual decayó respecto a ciclos anteriores, a juzgar por la etapa de elecciones primarias considerada carente de atractivo y que a la altura de marzo tenía definidos a los seguros nominados por los partidos, Demócrata y Republicano, los cuales históricamente se han alternado el poder en la Casa Blanca cada cuatro años.
Serán ellos el presidente, que busca la reelección, y su antecesor en el cargo que insiste en recuperar el sillón en el Despacho Oval, los que participarán en el debate programado en horario estelar, a las 21: 00 (hora local del Este).
Un tercer candidato fue vetado. El independiente Robert F. Kennedy Jr. no alcanzó el umbral requerido por los organizadores para ocupar el podio.
Kennedy Jr. quedó por debajo del 15 por ciento en cuatro encuestas nacionales y tampoco aparece en suficientes boletas estatales que le impulsarían en teoría el mágico número 270, la cantidad de votos necesarios en el Colegio Electoral para asegurar la presidencia de Estados Unidos en unos comicios.
Algunos analistas opinan que este debate será un punto de inflexión en la campaña electoral a partir del eventual desempeño de los dos oponentes que discutirán en el escenario de los estudios de la cadena CNN en Atlanta, Georgia.
Una de las peculiaridades del suceso noticioso es que, por primera vez en décadas, una sola organización mediática hará la coordinación del debate, el cual se retransmitirá de manera simultánea en casi todos los canales principales y en un sinnúmero de páginas digitales.
Una reciente aproximación a la audiencia indicó que al menos el 65 por ciento de los votantes registrados tenía en mente “ver todo o la mayor parte del debate”.
Los pronosticadores anticipan incluso que el índice podría situarse entre los 30 millones y 70 millones de telespectadores, aunque tal cifra se mantendría por debajo del duelo de Trump con la demócrata Hillary Clinton en 2016; resulta un hecho el que la probabilidad de ver el debate aumenta con la edad.
Alrededor de tres cuartas partes de los adultos mayores de 60 años asintieron en que se sentarían frente a la tele este 27 de junio; sin embargo, menos de la mitad de los jóvenes de 18 a 29 años expresó lo mismo, reflejó una encuesta de NPR, PBS y Marist College.
MANUAL DE BUEN COMPORTAMIENTO
El primer debate tendrá lugar mucho antes de la época en que suelen celebrarse. La Comisión de Debates Presidenciales, que organiza desde 1988 este tipo de eventos, no aparece en esta oportunidad en los créditos de los dos topes (27 de junio y 10 de septiembre).
Ello rompe con la tradición de estos encuentros que, a lo largo de la historia tuvieron lugar siempre después de las convenciones nacionales de ambos partidos (en julio y agosto), cuando de manera oficial se dan a conocer los nominados a la candidatura presidencial.
También será el primer debate en el que tanto Biden como Trump participarán, pues durante la etapa de campaña el demócrata se postuló casi sin oposición, mientras que el republicano, fiel a su personalidad, dijo que sus credenciales eran harto conocidas y se saltó todos los cara a cara con los de su partido que buscaban la nominación.
Los llamados a Trump al buen comportamiento se escuchan desde su mismo lado del pasillo. Aún es memoria fresca lo que no pocos califican como ‘el desastroso debate con Biden en 2020’.
La actuación del magnate, que hace cuatro años quería repetir otro mandato frente al entonces candidato Biden, es recordada por las interrupciones constantes, así como por una frase sobre la organización paramilitar y nacionalista Proud Boys que desató la polémica.
En aquel momento, cuando el moderador preguntó al presidente Trump si condenaría a los supremacistas blancos y, en particular, a ese grupo respondió: “Proud Boys, den un paso atrás y permanezcan preparados”.
Su infeliz comentario desató las críticas, que lo obligaron a dar un paso atrás: “No sé quiénes son los Proud Boys”, rectificó. Pero el mal estaba hecho.
Por eso John Thune, quien intenta ser el próximo líder de los republicanos en el Senado, pidió cordura. “No muerdan el anzuelo”, dijo al sugerir que “la conducta es importante, el tono es importante”.
Si Trump “simplemente muestra fuerza y liderazgo, pero mantiene una actitud tranquila, le irá bien”, vaticinó.
“El foco principal será: ¿Biden es capaz?” consideró el senador Lindsey Graham, uno de los principales aliados del exmandatario en la Cámara Alta, al referirse a cómo debe presentarse su abanderado.
Los demócratas tienen su mensaje. La línea ofensiva se visualiza en el historial de problemas legales de Trump.
Un nuevo anuncio difundido aquí toca la condena contra el exgobernante en mayo en una corte de Nueva York por 34 delitos graves relacionados con la falsificación de registros comerciales para ocultar el pago en 2016 a la actriz porno Stormy Daniels, con quien tuvo un romance.
“Esta elección es entre un criminal convicto que solo busca beneficiarse sí mismo y un presidente que lucha por tu familia”, es la esencia de una publicidad que está en línea y que Biden podría presentar entre sus argumentos la noche de este 27 de junio.
Los temas que se discuten en el debate son a menudo los más controvertidos del momento. Sobre qué hablarán entonces Biden y Trump además de posibles ataques y trapos sucios. En la lista no faltarán derecho al aborto, el peligro de la democracia, la crisis migratoria, la economía e inflación, y las guerras de Ucrania y de Israel en Gaza.
Los contendientes se preparan para la hora cero en Georgia. Van Jones, quien en su momento fue asesor del presidente Barack Obama (2009-2017), anticipó que, si Biden cometiera un error de gran magnitud ante las cámaras, el futuro de su campaña por la reelección estará acabado. A eso, por supuesto, apostará Trump.
El 5 de noviembre los electores estadounidenses volverán ver a ambos en la boleta electoral. Se anticipa que será un choque extremadamente reñido. Algunas encuestas los muestran casi empatados, aunque hay modelos de pronósticos que le vaticinan el triunfo al republicano.
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