domingo 1 de junio de 2025

Italia enfrenta reducción poblacional y empobrecimiento familiar

Roma (Prensa Latina) Durante 2024 la población de Italia se redujo y bajó de los 59 millones de habitantes, mientras que las condiciones económicas de las familias empeoraron y la pobreza llegó a afectar al 8,4 por ciento de los núcleos, indicaron fuentes oficiales.

Por Oscar Redondo

Corresponsal en Italia

La edición 33 del Informe Anual 2025 del Instituto Nacional de Estadísticas (Istat) alertó sobre un descenso gradual pero significativo en el número de habitantes del país europeo motivado, entre otras causas, por una dinámica natural negativa entre los nacimientos y las muertes.

A inicios de 2025 la población italiana bajó hasta los 58,9 millones de habitantes, tras un año en el que los partos disminuyeron a solo 370 mil, mientras que las defunciones se mantuvieron en unas 650 mil, con un saldo negativo superior a las 280 mil.

Los mayores de 65 años sumaban, al comienzo del actual año, un total de 14 millones 573 mil, para el 24,7 por ciento de la población, mientras que las personas con más de 80 años se calcularon en 4,6 millones y superaron en cantidad a los menores de 10 años, que llegaban cuatro millones 326 mil.

Se trata de una situación completamente distinta a la de hace cinco lustros, cuando los menores de 10 años eran 2,5 veces más que los mayores de 80.

Italia padece una baja importante en la tasa de natalidad, lastrada por el reducido número de féminas en edad fértil, con una fecundidad que alcanzó el mínimo histórico de 1,18 hijos por mujer, de ahí que los 370 mil nacimientos del pasado año significaron una reducción de unos 200 mil en relación con 2008.

Por otra parte, el saldo migratorio resultó insuficiente para compensar la pérdida poblacional, pues aun cuando en 2024 las entradas desde el exterior sumaron 435 mil, con un aumento respecto al período prepandemia, también crecieron las salidas, con 191 mil personas que abandonaron el país, para un alza del 20,5 por ciento respecto a 2023.

Los analistas del Istat consideraron especialmente preocupante el aumento de la expatriación entre los jóvenes de 25 a 34 años con títulos universitarios, los que sumaron 21 mil y marcaron un récord histórico, mientras los retornos son muy escasos, lo cual se considera una verdadera fuga de cerebros.

La pérdida neta de capital humano calificado se calcula en ese reporte en casi 100 mil jóvenes cada 10 años, mientras que el envejecimiento poblacional es cada vez mayor.

En 2024 se alcanzó un nuevo máximo histórico en esperanza de vida, pues se llegó hasta los 81,4 años entre los hombres, quienes fueron superados ampliamente por los 85,5 que ya alcanzan las italianas.

El récord de longevidad de Italia se debe también a los bajos niveles de mortalidad evitable, es decir, fallecimientos entre personas menores de 75 años que podrían reducirse o prevenirse mediante intervenciones eficaces de salud pública, control de los factores de riesgo y atención sanitaria adecuada.

Ello contrasta con la persistencia de problemas críticos en el acceso a los servicios de salud, que se manifiestan con las renuncias a los tratamientos, por razones económicas, organizativas o de suministro.

A pesar de estas ganancias en longevidad, logradas en el período pospandemia, el indicador relativo a los años de vida con buena salud continuó disminuyendo, y es actualmente de 59,8 años en los hombres, mientras que entre las mujeres se estima solo en 56,6 años, cifra que representa el punto más bajo de la última década.

De acuerdo con esos cálculos las féminas perdieron 1,3 años de vida con buena salud en 2024, y se amplió la brecha respecto al sexo masculino.

El malestar psicológico también aumentó desde 2019, un fenómeno que afecta especialmente a las personas mayores, pero que está creciendo entre los jóvenes, especialmente entre las mujeres.

El estudio evidencia además que el nivel educativo de la población italiana sigue siendo inferior a la media europea, pues sólo dos tercios de los adultos tienen al menos un diploma de secundaria y apenas uno de cada cinco alcanzó un título universitario.

Uno de los problemas más críticos es el abandono escolar prematuro, sobre todo entre los jóvenes extranjeros y en las regiones del sur del país.

La condición socioeconómica de las familias tiene un profundo impacto en las carreras escolares, con grandes brechas vinculadas a las calificaciones educativas de los padres.

En materia de competencias digitales, cada vez más importantes en la vida cotidiana, a pesar de los progresos realizados Italia todavía muestra retraso, pues menos de la mitad de su población adulta alcanza un nivel básico, con un 45,8 por ciento, apenas 0,1 puntos porcentuales por encima de las cifras de 2021.

Se trata de un valor inferior a la media europea, que es del 55,5 por ciento, y muy alejado de los objetivos de la década digital para esa región, que se propone alcanzar el 80,0 por ciento para 2030.

En cuanto a las familias italianas, son cada vez más pequeñas, y ya los hogares unipersonales superan el 35 por ciento, mientras que las parejas con hijos bajaron hasta los 28,2 puntos porcentuales.

Durante el bienio 2023-2024, las personas solteras representaron en Italia el 36,2 por ciento del total, mientras que las parejas con hijos se redujeron hasta los 28,2 puntos porcentuales.

La inestabilidad matrimonial, la baja fertilidad y el aplazamiento de la paternidad favorecieron el crecimiento de las familias sin hijos o monoparentales.

Según el Istat, el aumento de las personas que viven solas afecta ya a todos los grupos etarios, pero especialmente a quienes tienen más de 75 años, con casi un 40 por ciento, en su mayoría mujeres.

El 63,3 por ciento de las personas entre 18 y 34 años vive con sus padres, una cifra que regresó al nivel de 2019, pero que aumentó con respecto a 2010, fenómeno acentuado por la crisis económica que dificulta a los jóvenes llevar a cabo sus proyectos de autonomía.

Por otra parte, en sentido general, las condiciones económicas de las familias empeoraron y la pobreza llegó a afectar al 8,4 por ciento de los núcleos, un porcentaje 2,0 puntos superior al de 2014.

Las familias italianas con menores se mantienen como las más expuestas a la pobreza absoluta, que alcanzó al 12,4 por ciento de estas, con un aumento de más de 4,0 puntos porcentuales respecto las cifras de hace una década, mientras que los niños víctimas de la misma suman aproximadamente 1,3 millones.

El riesgo de pobreza alcanzó en 2024 a 18,9 puntos porcentuales de la población residente en esta nación europea, mientras que la privación material y social grave afectó a un 4,6 por ciento del total, y llegó a 9,2 puntos el porcentaje de quienes enfrentaron una baja intensidad laboral.

De tal manera, sobre la base de esos recientes datos, en sentido general el riesgo de pobreza o exclusión social en Italia alcanzó en 2024 al 23,1 por ciento de sus habitantes, situación que se mantiene y muestra una profunda desigualdad que prevalece en un país donde decrece la población y aumentan los problemas económicos familiares.

arb/ort

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