Por Zeus Naya
Corresponsal jefe en Guatemala
El pensamiento de ese poeta y escritor se aplica en la actualidad, es lo curioso y valioso, él vio situaciones que siguen vigentes, expresó la también tataranieta del patriota cubano José Joaquín Palma.
Para mucha gente en este país -acotó- Martí representa además el concepto de Nuestra América, la forma de unificar pensamientos distintos, naciones de diferente índole, cómo se integra eso en función de que el ser humano sea digno.
Su obra constituye asimismo un mensaje de iguales derechos y oportunidades para todos, subrayó la graduada en Administración de Empresas, quien devino investigadora en función del interés por profundizar en los antecedentes familiares.
Por esa línea queremos mantener ese pensamiento, porque es de exigencia por los derechos, de plantear propuestas dentro de esa lucha para mejorar la calidad de vida de la gente, remarcó.
El héroe cubano expuso un enfoque ambiental, su respeto hacia el indigenismo, cómo él desde distintas perspectivas dio soluciones, reflexionó la apasionada historiadora en declaraciones a Prensa Latina.
Enfatizó que en el interior de Guatemala la brigada médica antillana es el mejor ejemplo de esa solidaridad que plantea el pensamiento martiano.
Si bien -detalló- se conoce muy poco aquí sobre esa personalidad de la mayor isla del Caribe, identifican la contribución en salud de aquel país con el respeto a los derechos humanos.
En opinión de Cintrón, resulta una tarea pendiente promover a Martí en áreas rurales, en escuelas a nivel nacional, que debería de ser algo a impulsar de conjunto con el Ministerio de Educación.
Reconoció cómo el joven cubano, quien viviera en este territorio centroamericano de marzo de 1877 a julio de 1878, supo captar la esencia del pueblo maya, recalcó la especializada en el desarrollo social.
TRES OBJETIVOS DE MARTÍ EN GUATEMALA
Después de sus incontables lecturas, intercambios, análisis e interpretaciones de la obra martiana, Cintrón consideró que a sus 24 años Martí llegó a la tierra del quetzal en busca de concretar tres objetivos.
El primero era encontrar un trabajo, pues aquí vivían cubanos como José María Izaguirre, el propio Palma, Hildebrando Martí (sin parentesco) y otros vinculados en el Gobierno de la Revolución iniciada en 1871 a una reforma educativa, describió. Por el primero, y porque querían un nuevo modelo en ese sector, el ejecutivo del presidente (1873-1885) Justo Rufino Barrios envió a su canciller Lorenzo Montúfar a Nueva York, Estados Unidos, narró la igualmente escritora.
Arribó invitado Izaguirre, quien tenía una propuesta de Bayamo, en el oriente de Cuba, y trajo a Palma, su alumno, y con el que convivió en toda la Revolución de 1868, amplió.
Martí se enteró de este grupo -añadió- y vio una posibilidad de venir a trabajar en un ambiente digno, en el cual había una revolución, un rescate y una línea para sacar al país del colonialismo a una época moderna.
Su segundo propósito -insistió- era rescatar la historia del movimiento del 68, de la que formaron parte Izaguirre y Palma, quien fuera el secretario privado de Carlos Manuel de Céspedes y escribiera las memorias del Padre de la Patria de la parte inicial del conflicto.
Refirió Cintrón, según legados familiares, que los tres cubanos pasaban horas sentados en el cuarto de la pensión conversando sobre ese conflicto, con detalles de guerra, estrategias militares, de personajes de la época.
A lo mejor Martí escribió esto, pero no está, puede que en ese momento no tenía clara la información del movimiento del 68 y quería organizar algo, buscaba los antecedentes, razonó en sus palabras a esta agencia.
Dudó que llegara con este tercer objetivo: consolidar su pensamiento, su información sobre el indigenismo, pero lo logró, afirmó la presidenta de la Asociación Cultural.
Martí venía de España, luego de México, donde radicó en un área urbana, de gente de clase media, argumentó. Aquí vio de cerca esa riqueza, la examinó y entendió las circunstancias que enseguida lo llevaron a proponer Nuestra América, inclusiva, de aceptación de las culturas, planteó la tataranieta del ilustre Palma.
El joven intelectual, a su juicio, entendió perfectamente cuál era la posición de los indígenas en Guatemala, subyugados por los grandes terratenientes, pero con mucho orgullo, con esa dignidad ancestral que a la fecha persiste.
GENERA INTERÉS EL MAESTRO
Martí se hizo maestro, creador en Guatemala, fue algo que lo marcó, pero del mismo modo dejó una huella que se mantiene y sigue vigente por alguna milagrosa razón, aseveró Cintrón.
Tomó la decisión de salir de la nación, dijo, visto que Palma fue nombrado secretario privado del presidente de Honduras (1876 a 1883), Marco Aurelio Soto, e Izaguirre tampoco estaba.
Calificó de breve ese periplo, pero muy intenso; el cubano -resaltó- trató de fundar un periódico, una revista, sin embargo, más adelante no se sintió a gusto.
Actualmente -acentuó- la figura del prócer Martí genera interés, necesidad de tener información, afortunadamente la cátedra de la Universidad de San Carlos que lleva su nombre logró una Biblioteca en línea con todas sus obras.
La charlas virtuales organizadas en tiempos de la pandemia de la Covid-19 fueron muy visitadas, a veces 300-400 personas, con invitados de México y Colombia, entre otros, significó la historiadora e investigadora.
Cintrón mencionó finalmente las acciones que proyectan desarrollar en ocasión del 129 aniversario de la muerte de Martí, acaecida el 19 de mayo, entre ellas, la reimpresión de un libro que aborda su estancia acá y valora el ensayo Guatemala.
La Asociación Cultural José Martí en este país, desde su constitución en 2012, labora por hermanar los lazos con Cuba y América Latina siguiendo el pensamiento de esa inmensa figura universal.
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