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jueves 2 de mayo de 2024
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Frei Betto: Un peregrino de Dios viajando a bordo de una paradoja

La Habana (Prensa Latina) El escritor y teólogo brasileño Frei Betto le profesa un inquebrantable afecto a Cuba, fruto de su espíritu de lucha en defensa de las causas justas y de su amistad con Fidel Castro, forjada desde una profunda admiración.

Por Adis Marlén Morera De la redaccción de Cultura

El fraile dominico visita a menudo esta tierra y recientemente regresó a ella para participar en la XXXII Feria Internacional del Libro de La Habana, dedicada a Brasil como país invitado de honor.

Con sapiencia y gentileza, propias de un respetable intelectual, Betto conversó en exclusiva con Prensa Latina sobre la importancia de promover el hábito de la lectura, también dialogó acerca del valor de la educación política y el privilegio de una profesión con la que ayuda mucho al mundo.

-¿Cuánto ha podido contribuir desde su formación al bien y al entendimiento de los pueblos?

-Muchísimo, tengo una situación privilegiada porque soy latinoamericano, y en América Latina los pueblos tienen un sustrato cultural esencialmente religioso, incluso Cuba.

Si le preguntas a un obrero o a un campesino qué piensa de la vida, del surgimiento del mundo, lo que sucede después de la muerte, seguramente va a venir una respuesta en categorías religiosas, explicó.

El hecho de ser un hombre de formación cristiana y al mismo tiempo teológica me acerca bastante al pueblo, y la educación popular es por excelencia un método creado por el eminente pedagogo brasileño Paulo Freire, justamente para valorar la praxis y el conocimiento del pueblo, significó.

Betto aseguró que “aunque los oprimidos aparentemente no tengan razón, voy a estar del lado de ellos”.

El intelectual desbordó sabiduría en una conferencia magistral que ofreció en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales “Raúl Roa García”, en el contexto de la feria, allí inició el debate invitando a los estudiantes a fomentar el hábito de la lectura.

Presencié su conferencia y si me permite citaré sus palabras: ¿cuán importante es caminar con un libro en la mano?

Extremadamente importante, hoy la gente camina con los dispositivos móviles y no tengo nada en contra, el problema es que cuando se cambia el libro por el celular se comete un grave error, argumentó.

El libro ayuda a formar un conocimiento más sistematizado y una mentalidad organizada, entonces leer es fundamental, sobre todo para expresarse y escribir, señaló.

A su juicio, “muchos jóvenes que ya no leen están perdiendo su capacidad de escribir, discursar y reflexionar,por tanto es esencial este hábito”.

Justamente mi sugerencia es que cada uno de nosotros, no importa para dónde vaya, debe llevar siempre un libro, destacó.

En aquel diálogo con los futuros diplomáticos enfatizó en la importancia de la educación política, ¿cuál es su opinión al respecto?

La educación política es la que forma nuestra subjetividad, las motivaciones por las cuales soportamos los desafíos y las adversidades en función de un proyecto político liberador, opinó.

O sea, qué hizo a un grupo de la Sierra Maestra soportar tantas dificultades, combates, noches sin dormir: esta motivación interior que viene de una educación política, pero el capitalismo hace una deseducación política 24 horas al día, basta abrir el celular, las redes digitales, la propaganda, la hegemonía mediática, ratificó.

Ellos quieren desmovilizar y lo logran alcanzar, desmovilizar a la gente, naturalizar la desigualdad social y las guerras -como el genocidio cometido en la Franja de Gaza por el Gobierno sionista de Israel- naturalizar el hecho de haber capas muy ricas y multitudes de gente muy pobre, y no podemos aceptar eso, subrayó.

La educación política es vital para el eminente teólogo, quien añadió: “un país como Cuba, socialista, revolucionario, que tiene como luminarias a (José) Martí y Fidel, tiene que profundizar cada vez más la educación política de los jóvenes, así serán más resilientes ante los ataques frecuentes del enemigo, sobre todo a través de un criminal bloqueo”.

En otro momento de su intervención hizo un llamamiento a reducir las desigualdades sociales y a preservar la naturaleza, “mientras no exista una cultura de que cada ser humano importa y tiene derecho a una vida digna y feliz, continuaremos en la barbarie”.

La naturaleza es nuestra madre y en todo la necesitamos, ella en cambio no necesita de nosotros, pues ha evolucionado mil millones de años sin nuestra incómoda presencia. Mañana puede extinguirse la especie humana y la naturaleza seguirá su camino tranquila, reflexionó.

Debemos considerar lo expresado por el Papa Francisco, junto con la naturaleza vivimos en una casa común, pero para que sea común tenemos que compartir las riquezas y los bienes de la tierra, sin eso la humanidad no tiene futuro, enfatizó. -Se impone una pregunta casi al finalizar, y es su relación con Fidel, cuando le menciono ese nombre, ¿qué recuerdos vienen a su mente?

-Recuerdo a un hombre con quien yo tenía una relación muy íntima y profundos diálogos, algunos los he tratado como Fidel y la religión, al mismo tiempo es un ejemplo para mí de hombre digno, revolucionario, comprometido con la defensa de la naturaleza y los Derechos Humanos.

Fidel lideró una Revolución que convirtió a Cuba en el único país de América Latina soberano y totalmente independiente de cualquier potencia extranjera, eso para mí ya es un gran mérito, resaltó.

Betto destacó además la humildad del líder histórico de la Revolución cubana, “humilde significa aquel que tiene los pies en la tierra, y eso se comprueba en su testamento, pues se opuso a que avenidas, hospitales y universidades llevaran su nombre”. En una tradición comunista de culto a la personalidad, es absolutamente sorprendente y meritorio que haya dicho eso, claro, vamos a guardar lo más importante: los valores que él ha abrazado, es lo más significativo de su legado, aseveró.

-¿Qué recuerda de aquellas largas horas de diálogo con el político cubano?, devenidas luego en el libro Fidel y la religión: Conversaciones con Frei Betto. -Al inicio no quería concederme la entrevista porque estaba muy ocupado con el tema de la inauguración de Radio Martí en Miami, me sentí entonces como Santiago (personaje de Hemingway en El viejo y el mar) y pensé, tengo que pescar a ese tiburón ahora, de lo contrario, va a escapar, rememoró.

Preparé 64 preguntas, cuando llegué a la quinta me dijo: mañana empezamos, notó que no iba a hacerle preguntas muy complejas, yo quería saber de su vida, su mamá, familia, formación religiosa, los tiempos de la escuela, él se encantó con ellas y las respondió.

Se acercaba el final de la entrevista, y aunque a esta reportera le quedaban muchas inquietudes en el tintero, obviar una fue difícil. ¿Cómo se define entonces Frei Betto?, le pregunté y respondió como dibujando cada palabra con los colores de su historia:

-Me defino como un peregrino de Dios viajando a bordo de una paradoja.

arc/mml/amr

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