Por Mario Hubert Garrido
Corresponsal jefe en Panamá
En entrevista con Prensa Latina, la oficial que atiende esa rama en la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) para Mesoamérica, Raixa Llauger, explicó que países como Brasil, México y Argentina lideran la producción de naranjas, limones y mandarinas.
CRISIS CLIMÁTICA Y PLAGAS
La experta explicó que América Latina y el Caribe tienen una importante área cosechada de distintos tipos de cítricos, los cuales son medio de vida por el alto consumo en los mercados locales y también la base de la economía por su demanda exportadora.
Las frutas cítricas, precisó, representan una fuente importante en el crecimiento económico, ingresos, inocuidad alimentaria y nutrición para los sectores rurales de muchos países. Sin embargo, alertó que los efectos del cambio climático están incrementando la presencia de plagas que afectan la sanidad de los cítricos, la calidad de los cultivos y el comercio agrícola.
Entre las plagas que enfrenta la citricultura y afectan la productividad y calidad de los frutos mencionó entre las más relevantes al Huanglongbing (HLB).
También señaló otras plagas de importancia tales como el Virus de la Tristeza de los Cítricos (VTC); Mancha Negra de los Cítricos y Cancrosis de los Cítricos, entre otras. Estas plagas, dijo, pueden reducir la producción, generar pérdidas millonarias y aumentar los costos por manejo de las mismas.
ESTRATEGIAS REGIONALES
En ese escenario, según Llauger, un desafío que trasciende fronteras y exige respuestas coordinadas es la plaga conocida como el HuangLongBing (HLB) de los Cítricos.
Esta enfermedad, causada por bacterias del género Candidatus Liberibacter y transmitida por el insecto Diaphorina citri en la región, se ha consolidado como la amenaza fitosanitaria más grave para los cítricos a nivel mundial, agregó.
Por eso FAO continuará los esfuerzos en América Latina y el Caribe, en coordinación con las organizaciones nacionales y regionales de protección fitosanitaria, las instituciones científicas y organismos internacionales, y la Secretaría de la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria.
El propósito es el fortalecimiento de las alianzas entre los sectores público y privado, con el objetivo de consolidar alianzas para enfrentar el azote del HLB que trae pérdidas globales de más de 60 millones de árboles destruidos.
Para FAO, indicó, el nuevo desafío requiere de unidad, conocimiento y compromiso.
A juicio de la oficial, no basta con reaccionar, pues es clave anticiparse, fortalecer la vigilancia fitosanitaria, así como el uso de innovaciones en ese campo y promover prácticas resilientes que protejan la citricultura y, con ella, la seguridad alimentaria y el bienestar económico de las comunidades.
arb/ga





