Según refirió a la sección Escáner de Prensa Latina Marisol Alfonso de Armas, jefa de la Oficina del Fondo de Población de Naciones Unidas en Cuba (Unfpa), hace alrededor de cuatro décadas, la mayoría de las reuniones a escala global sobre temas relacionados con la población referían preocupaciones sobre la elevada fecundidad, en particular de países en desarrollo.
La Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo de El Cairo, Egipto, celebrada en 1994, marcó un cambio radical en el abordaje de estas temáticas, con la colocación de las personas en el centro del debate y el posicionamiento de los derechos reproductivos.
Las barreras para acceder a servicios de salud sexual y reproductiva, en particular a la anticoncepción, o a los servicios de planificación familiar, han determinado la existencia de elevados niveles de fecundidad.
Sin embargo, aun sin alcanzar los resultados esperados de acceso universal a estos servicios y con importantes desigualdades, hoy el debate incluye las preocupaciones por la baja fecundidad y el envejecimiento de la estructura por edades de la población.
Alfonso de Armas expresó que este análisis es fundamental en países con tendencia a la disminución sostenida de ese indicador, lo que trae, entre las consecuencias más visibles, el cambio en la estructura por edades, lo cual da lugar al envejecimiento demográfico.
Ello determina la adopción de políticas ya implementadas por las naciones para el abordaje de los desafíos asociados al incremento de las personas mayores de 60 años, desde el punto de vista económico, seguridad social y la presión sobre servicios como salud y transporte.
“Por tanto, en los años más recientes, las discusiones abordan el vínculo población y desarrollo, que no solo examina el nivel y la estructura de la fecundidad, mortalidad y migraciones, los tres componentes de la dinámica demográfica, sino que contemplan al envejecimiento como uno de sus ejes centrales”, argumentó.
FACTORES RELEVANTES DEL PROCESO
El envejecimiento supone determinados retos, a juicio de la experta, por la disminución de la población en edad laboral, con un peso mayor en algunos casos para las personas aún empleadas “que deben sostener, por ejemplo, cuestiones como la protección y seguridad social, y las pensiones”.
No obstante, apuntó, esas retribuciones obtenidas tras la jubilación están asociadas en muchos casos a la productividad del beneficiario durante el tiempo de trabajo, de ahí que en determinados escenarios, “no implica un incremento dramático del peso sobre el resto de la sociedad”.
Esto supone un desafío aún mayor “en los países con precariedad en los empleos, donde no se logra absorber a todas las personas en edad laboral, especialmente jóvenes, o el rol de cuidadores les impide continuar en sus puestos de trabajo”, acotó.
Al respecto, comunicó la socióloga de formación y también Doctora en Demografía, uno de los retos asociados al envejecimiento demográfico es el incremento en las demandas del cuidado de las personas.
Eso no es un tema nuevo, por tanto, se busca reconocer su valor social como un empleo no remunerado y que los gobiernos tracen políticas que mejoren la disponibilidad de servicios de apoyo al hogar, subrayó.
Significó que en países donde concluyó la transición demográfica, en paralelo con la disminución de la tasa global de fecundidad -definida como el número promedio de hijos concebidos por una mujer durante su vida reproductiva- decrece el embarazo adolescente y se pospone la maternidad.
Pero, de acuerdo con la experta, algunos países de América Latina y el Caribe que avanzaron en su transición demográfica y poseen sociedades con estructuras demográficas envejecidas, mantienen dentro de sus características la problemática del embarazo durante la adolescencia y las uniones tempranas.
“Es decir, la situación es diferente a naciones de Europa y Asia con bajas tasas de fecundidad. Por tanto, este cambio demográfico no se da de manera homogénea a nivel internacional, con un tránsito más acelerado en algunos territorios, con una preparación menor para asumirlo”, argumentó.
Según la especialista, la disminución de la fecundidad ocurre durante el proceso que se conoce como la transición demográfica.
El acceso a métodos anticonceptivos, cambios en los patrones de nupcialidad y el aborto, junto con las políticas que promueven la incorporación de la mujer al empleo y la educación han sido considerados como factores relevantes en este proceso.
Sin embargo, cambios demográficos más recientes se agrupan dentro de la denominada segunda transición demográfica. Son de naturaleza ideacional y han estado ligados a transformaciones en los procesos de formación de familias.
“Comenzaron a diversificarse los modelos de formación de las parejas, con menos matrimonios y más uniones, la edad a las primeras uniones se incrementa, al igual que la edad a la que se tienen los hijos”, enfatizó.
Sumado a ello, emergieron cambios de valores en cuanto a la maternidad, con mayor énfasis en la vida adulta y en la realización personal y profesional de las mujeres y, a su juicio, durante la segunda transición demográfica las relaciones de género son más simétricas.
En América Latina y El Caribe, una región con gran desigualdad, es muy probable encontrar mezcla de rasgos de la transición demográfica clásica y la segunda transición demográfica, incluso dentro de un mismo país, aseguró.
Los desafíos que emergen dan cuenta de esta heterogeneidad, por ejemplo, se puede encontrar procesos de envejecimiento demográfico concomitando con un porciento elevado de nacimientos de madres adolescentes.
¿QUÉ HACE EL FONDO DE POBLACIÓN DE NACIONES UNIDAS?
El Unfpa trabaja por alcanzar tres resultados globales que constituyen la contribución directa al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, también conocidos como Agenda 2030.
Tales compromisos buscan erradicar las muertes maternas evitables, las violencias por motivos de género y otras prácticas nocivas, así como las necesidades insatisfechas de planificación familiar, subrayó.
Con ese fin, la agencia basa su trabajo en el conocimiento y comprensión de las dinámicas demográficas y en la igualdad de género.
Para la atención de esos temas, el Unfpa acompaña a los gobiernos en el diseño e implementación de políticas que aborden el cambio demográfico, con base en los derechos humanos, especialmente, el reproductivo, la igualdad de género y la generación de datos desagregados.
En cuanto a la planificación familiar, el Informe del Estado de la Población Mundial del año 2023, elaborado por el Unfpa, resalta que esta no debe ser una herramienta para lograr metas de población, sino para empoderar a las personas, declaró la funcionaria.
Así, el informe defiende la autonomía corporal de las mujeres, es decir, el derecho a tomar decisiones informadas sobre su cuerpo, aclaró.
“Existe un ámbito significativo que es la comunicación. Debemos ser capaces de transmitir que las transformaciones resultantes del cambio demográfico no son negativas”, señaló Alfonso de Armas.
Sobre todo, porque son el resultado de iniciativas abocadas a garantizar el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, de políticas que promueven la incorporación de las mujeres al empleo y facilitan el aprovechamiento de oportunidades educativas.
¿CUÁLES SON LAS POLÍTICAS CON CIERTO ÉXITO?
“Más que aquellas de carácter asistencial o de incentivos económicos para estimular la fecundidad, denominadas como iniciativas pronatalistas, están otras enfocadas en reducir brechas de género y apoyar a las mujeres ante esas inequidades y en general a las familias”, añadió.
Igualmente, aquellas que sitúan sus objetivos en el ámbito del derecho (a la salud sexual y reproductiva) y no en la cantidad de hijos, apuntó.
En ese sentido, abogan por la eliminación de las barreras para el acceso a servicios integrales que incluyen la consejería relacionada con la anticoncepción, e infecciones de transmisión sexual, así como la provisión de métodos anticonceptivos diversos.
Otra de las intervenciones, señaló, es la educación integral de la sexualidad, desde edades tempranas y dentro y fuera de los ámbitos escolares.
La migración selectiva, por su parte, está incluida entre las estrategias adoptadas por algunos gobiernos, sobre todo de territorios europeos y países desarrollados, para recuperar la población en edad laboral o reproductiva.
Del otro lado están las naciones emisoras de población -la mayoría de los países menos desarrollados- cuya salida de población impacta sobre el empleo, estructura por edades y en los niveles de fecundidad.
En su consideración, lo importante es contar con políticas y programas anticipatorios al cambio demográfico y los desafíos asociados. Estas políticas deben ser basadas en evidencia científica y datos suficientemente desagregados y de calidad, consideró la especialista.
Además, tener en cuenta necesidades diferenciadas, eliminar las barreras que impactan en el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos, y avanzar hacia la igualdad de género son metas prioritarias en el abordaje del cambio demográfico.
arb/To/dgh