Por Jorge Petinaud Martínez
Corresponsal jefe en Bolivia
“El 31 de julio, coincidiendo con el aniversario de nuestro patrón, San Ignacio, hicimos la presentación oficial de nuestro octavo disco, 20 Años en la Carretera, en nuestra población San Ignacio de Moxos, concierto con el cual cerramos nuestras actividades por el Bicentenario (6 de agosto)”, aseguró la directora, Raquel Maldonado, en entrevista concedida a Prensa Latina.
Respecto a la efeméride, la maestra informó que iniciaron las actuaciones el 25 y 26 de julio con conciertos en la capital del Estado, Sucre.
“Estuvimos en la Catedral, la Casa de la Libertad, y posteriormente vino la presentación de nuestra más reciente producción discográfica en Trinidad, capital del departamento de Beni, el 27 de julio”, dijo a esta agencia de noticias.
Maldonado comentó que 2025 ha sido un año de mucho trabajo y de grandes éxitos, sobre todo durante un periplo por países europeos.
20 AÑOS EN LA CARRETERA
“La gira, titulada como nuestro último disco, 20 Años en la Carretera, significó un importante hito en la trayectoria artística de la agrupación”, confesó Maldonado.
Indicó que el público europeo valora grandemente el aporte de la música boliviana al repertorio mundial, así como la profesionalidad con el que se presenta el Ensamble Moxos en cada uno de sus conciertos.
“Somos 20 músicos sobre el escenario -describió la artista-, que desarrollan un repertorio que va desde la música europea traída por los jesuitas a nuestro territorio, pasando por la amplia gama de mestizaje que se produjo en este continente”.
Subrayó que esos religiosos legaron al continente americano, y especialmente en las zonas de las misiones jesuíticas, la influencia europea coexistente hoy con la música nativa precolombina que aún pervive en las prácticas musicales tradicionales.
“Todo esto resalta en el Ensamble Moxos con los aportes estilísticos y composiciones propias que caracterizan a este elenco multi instrumental y multigeneracional.
”Abrimos la gira con la presentación en el Ateneo de Madrid, un escenario de gran prestigio con un aforo que se vio rebasado por la expectativa del público madrileño y de residentes bolivianos”, dijo.
Calificó de impresionante la acogida y de “excelente espaldarazo” en el inicio del periplo.
Después se presentaron en la provincia de León y el País Vasco, donde históricamente la agrupación ha sido muy bien recibida. “El comentario reiterado era que no imaginaban que esta música pudiera hacerse en Bolivia”.
Observó al respecto que cuando alguien de esa parte del mundo se refiere a Bolivia, suele evocar la música andina con sicus, quenas y charango. “Sin embargo, toda esta variedad de estilos los sorprendió, y podría decirse que les maravilló”, expresó.
Resaltó que el exigente público alemán tampoco fue indiferente durante las presentaciones en las zonas de Hildesheim y Tréveris, donde recibieron una importante donación de violines, violonchelos y flautas dulces, que trajeron a Bolivia “para el funcionamiento de nuestra escuela”.
Tras el paso por Alemania, “fugazmente pasamos por Francia y volvimos a España para una última presentación en Castellón de la Plana, en la Universidad Saint Jaume, donde hicimos un hermoso concierto, acompañados por el coro de ese centro de altos estudios”, concluyó la maestra.
DIGNA TRAYECTORIA EN LA MÚSICA PATRIMONIAL
Al referirse a esta agrupación, el viceministro de Patrimonio e Industrias Culturales y Creativas de Bolivia, Juan Carlos Cordero, la denominó “patrimonial”, con un trabajo muy significativo.
“Los 20 años de giras continuas los han constituido como embajadores de nuestro país, estandartes del oriente boliviano”, dijo el vicetitular a esta agencia de noticias al resaltar que les brindan todo el apoyo y reconocimiento por la digna trayectoria de estos artistas.
El elenco principal del Instituto de Formación Artística de San Ignacio de Moxos, en el departamento de Beni, es una orquesta formada por una veintena de docentes y alumnos más destacados, bajo la dirección de la maestra Maldonado.
Consagrado a la música patrimonial, el Ensamble Moxos desgrana en el escenario un repertorio que incluye obras de los Archivos Misionales de Moxos y Chiquitos, rescates de la tradición oral indígena y composiciones propias inspiradas en esta última.
Todo ese trabajo tiene como “guinda del pastel” las danzas autóctonas, como colofón del espectáculo.
Se trata de la música y las danzas en honor a la Ichapekene Piesta, la fiesta mayor del pueblo mojeño consagrada a San Ignacio de Loyola, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Rasgo distintivo de esta labor artística es la interpretación de melodías que fusionan la música indígena originaria y la huella de los jesuitas, quienes fundaron el pueblo a finales del siglo XVII.
Estos artistas, desde la perspectiva de músicos profesionales y a la vez indígenas del siglo XXI, tras rescatar los instrumentos antiguos, tocan con violines de tripa, no con los modernos, que aportan otra sonoridad.
Asimismo, trabajan con una afinación antigua, la 415, un medio tono más bajo que la 440 estándar actual, además de incluir instrumentos nativos como la flauta de hueso de bato (el ave acuática más grande de Sudamérica), la de tacuara (de seis huecos) y percusiones nativas como el bombo y la caja.
Todo esto, mezclado con los instrumentos barrocos, genera un timbre muy particular, que abrió las puertas de Europa al Ensamble Moxos.
arb/jpm