Por Juan Carlos Díaz Guerrero
Corresponsal jefe en Venezuela
“Los voy a convocar al más grande diálogo que jamás se haya hecho por la paz, por la estabilidad, por el crecimiento económico, por un nuevo modelo de sociedad”, afirmó el mandatario en su programa radio televisivo Con Maduro +.
La afirmación del jefe de Estado se da en medio de un contexto electoral de polarización, en el que 10 candidatos –nueve opositores y un oficialista- aspiran a la presidencia de la República y donde solo dos contendientes: Nicolás Maduro y Edmundo González, por la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), tienen posibilidades de triunfar.
Convencido de su victoria el domingo 28 de julio, el dignatario expresó que a ese gran diálogo invitará a trabajadores, empresarios, emprendedores, cultores y a “todas las fuerzas políticas democráticas con vocación de respetar la Constitución”.
Maduro manifestó que la derecha tendrá que someterse a los dictámenes de la Carta Magna y a la decisión del pueblo, y aseguró “los sentaremos y los obligaremos a trabajar por la paz del país”.
Todo esto, en medio de las constantes denuncias de planes violentos planificados por la oposición extrema, una vez el Consejo Nacional Electoral (CNE) dé a conocer los resultados de la jornada comicial, la número 31 desde la llegada de la Revolución hace 25 años.
De acuerdo con el primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, Diosdado Cabello, esa facción minoritaria representada en la Plataforma Unitaria Democrática calificará de fraude los resultados de los comicios y llamarán a la violencia.
Si bien estos sufragios, como en ocasiones anteriores, se celebrarán en un contexto complejo y de polarización política, la inmensa mayoría de los venezolanos, según algunas encuestas, abogan por la tranquilidad, el bienestar y la paz.
Sin embargo, se mantiene incólume que desde la llegada del comandante Hugo Chávez (1954-2013) en 1999, dos concepciones ideológicas se enfrentan y una de ellas no ceja en acudir a métodos violentos e inconstitucionales.
Esa derecha nacional fraccionada sigue respondiendo a los intereses de la potencia imperial de Estados Unidos que insiste interferir de manera injerencista, provocadora y colonialista en los asuntos internos del país sudamericano.
Los comicios de julio parecieran “una campaña presidencial”, en la cual “se está eligiendo al presidente del mundo”, expresó en días recientes el presidente Maduro.
Esa realidad responde a la campaña internacional que, desde mucho antes del anuncio de los sufragios presidenciales, la extrema derecha venezolana, Washington y sus satélites regionales y en el mundo, apoyados por la gran prensa y las redes sociales, atacan a Venezuela. Mienten (fake news), desinforman y ocultan o desvirtúan la verdad para sembrar matrices que buscan solo presentar “al régimen de Nicolás Maduro” como lo peor, cuando la Revolución, en medio de la multidimensional guerra, realiza esfuerzos supremos por sostenerse y avanzar.
Esta permanente ofensiva contra la República Bolivariana, a juicio de las autoridades, busca descalificar al Estado bolivariano, su constitucionalidad y ejemplo ante el mundo, todo por apoderarse de las riquezas naturales y retrotraer al país a una coyuntura sociopolítica que una mayoría se niega a regresar.
ELECCIONES BAJO INFLUENCIA DEL DIÁLOGO
Los comicios venideros, quizás como nunca antes, están bajo la influencia del diálogo promovido desde el Gobierno con todos los sectores políticos, sociales, económicos y empresariales del país, para alcanzar consensos por la prevalencia de la paz y el bienestar del pueblo.
En medio de la permanente plática conciliadora, sobresale la sostenida por el Ejecutivo nacional con la denominada PUD, conformada por varias organizaciones con fines políticos y considerada la más violenta del variopinto entramado opositor y bajo la influencia permanente de Estados Unidos.
Como resultado de esas conversaciones y conforme a lo previsto en el Memorando de Entendimiento suscrito en la Ciudad de México el 13 de agosto de 2021, el Gobierno y la Plataforma Unitaria Democrática firmaron el 17 de octubre del 2023 los llamados Acuerdos de Barbados.
La rúbrica de los documentos en Bridgetown, capital barbadense, estuvo a cargo del jefe de la delegación oficial Jorge Rodríguez y Gerardo Blyde por el sector opositor, y contó con la mediación y acompañamiento de Noruega, Brasil, Países Bajos, Rusia y México.
En ese texto las partes pactaron como fecha oficial de las elecciones presidenciales el segundo semestre de 2024, el derecho de cada actor político a seleccionar su candidato de manera libre y conforme a los mecanismos internos, la Constitución y la ley.
También incluyó un conjunto de garantías para todos ante el CNE, entre ellas, la ejecución de las 16 auditorías del sistema electoral venezolano, y la participación de todos los actores políticos y representantes internacionales.
Estos últimos supone la invitación a misiones técnicas de la Comunidad del Caribe, la Unión Europea (UE), la Unión Africana, el Panel de Expertos de la ONU, la Unión Interamericana de Derechos Electorales y el Centro Carter, entre otros, con los fines de observar el desarrollo de los comicios.
Importante remarcar que hasta la fecha ya viajaron a Caracas delegaciones exploratorias de las Naciones Unidas, la UE, el Centro Carter (Estados Unidos), el Consejo de Expertos Electorales de Latinoamérica y del Observatorio Parlamentario para la Integración Regional.
Los Acuerdos de Barbados llamaron a promover un discurso público y un clima favorable, sin injerencias externas, de respeto a la ciudadanía, la Constitución y las leyes del país, y rechazaron cualquier forma de violencia y acciones que atenten contra la paz territorial de la República Bolivariana.
Algunos de estos puntos fueron violentados por la propia PUD con denuncias, tan solo este año, de cinco intentos de magnicidio contra el Presidente y otras autoridades, además de generar la subversión interna en sectores de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana para generar caos.
ACUERDO DE CARACAS, MÁS ABARCADOR
Un convenio más amplio y abarcador fue rubricado en febrero de 2024 en la Asamblea Nacional por sectores sociales y políticos con propuestas para el CNE sobre las elecciones presidenciales, que se denominó Acuerdo de Caracas y que, según Maduro, recogió lo mejor de México y de Barbados.
Este incorporó a todos los sectores sociales, laborales, empresariales, culturales, intelectuales, religiosos, además de 43 partidos políticos (incluida la PUD) reconocidos ante el Poder Electoral, los cuales realizaron 150 reuniones e hicieron más de 500 propuestas vinculadas con el calendario de los comicios.
Esas 43 organizaciones resumen el 85 por ciento de los votos de las últimas elecciones celebradas en el país en 2021, en la cual fueron electos alcaldes y gobernadores.
El Acuerdo de Caracas, al decir del jefe de Estado bolivariano, garantiza que en Venezuela haya “elecciones libres, democráticas, inclusivas, transparentes y constitucionales”, además de expresar ampliamente la voluntad política, social, religiosa, cultural y empresarial del país.
Sin embargo, no son pocos los obstáculos a sortear en un escenario complicado donde el Gobierno admitió que cumple a cabalidad con todos esos acuerdos, no así la oposición de la PUD y Estados Unidos.
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