domingo 8 de diciembre de 2024
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Cumbre del G20: El reto entre declaraciones y resultados concretos

La Habana (Prensa Latina) La Cumbre de Líderes del G20 en Brasil mostró un escenario de contradicciones entre las metas anunciadas y las prácticas de los países más desarrollados, lo cual pone en duda el cumplimiento de lo acordado en temas cruciales que afectan al mundo, aseguró el politólogo brasileño Beto Almeida.

Por Orestes Hernández Hernández

Colaborador de Prensa Latina

A modo de ilustración citó la agenda climática que constituye uno de los imperativos para gobiernos, las sociedades y la comunidad mundial, en general, pero que se mantiene entre los grandes asuntos sin soluciones a fondo.

En conversación con Prensa Latina, el también periodista indicó que previo al inicio del conclave se advertían las contradicciones entre los objetivos divulgados por los organizadores y las políticas de las naciones de mayor peso geopolítico, entre ellos, la agenda climática.

Sobre el asunto, el analista internacional puso el ejemplo de cómo antes de llegar a la Cumbre -efectuada 18 y 19 de noviembre-, el presidente estadounidense, Joe Biden, prometió aportar 500 millones de dólares para la recuperación de la Amazonia, y finalmente solo se concretaron 50 millones.

“Lo que es muy revelador de la real voluntad para la recuperación climática por parte de la mayor potencia capitalista del mundo en ese tema, pues la suma corresponde al equivalente de un día de gastos militares en apoyo a Israel en el genocidio en Palestina”, contrastó. El G20 está formado por Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, República de Corea, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, Rusia, Sudáfrica y Türkiye, más dos organismos regionales: la Unión Africana y la Unión Europea.

Creado en 1999, la suma de sus habitantes constituye dos tercios de la población mundial y el 85 por ciento del Producto Interno Bruto mundial.

Según Almeida, el firme compromiso con el tema climático es algo muy discutible, porque la voluntad y las acciones concretas de asignación de recursos con ese fin en la práctica seguirán siendo un asunto sin solución de fondo ni resultados efectivos dada la magnitud de la crisis.

El mundo, opinó, atraviesa una situación crítica por un modo de producción que provoca contaminación del aire, envenenamiento de los recursos hidráulicos y desertificación de los suelos agrotóxicos que causan millones de muertes y enfermedades cada año, sin señales de que los gobiernos de los países más desarrollados quieran avanzar en la mitigación de esos problemas.

Almeida advirtió que este asunto no puede resolverse solo con la introducción de nuevas tecnologías como aboga el documento final de la Cumbre, porque “se necesita una discusión seria, profunda, que promueva el cambio fundamental en los conceptos de producción para lograr equilibrio ambiental”.

Mencionó el empleo de recursos biológicos en la agricultura sin manipulación genética en manos de las multinacionales, la mayoría pertenecientes a países que dominan la mesa del G20 y que provocan cada año miles de muertos por enfermedades no trasmisibles en las naciones pobres.

Para abordar el cambio climático, los miembros de la Organización de Naciones Unidas (ONU) aprobaron el Acuerdo de París en la COP21 en diciembre de 2015 con vistas a reducir el aumento de la temperatura global por debajo de los dos grados centígrados y, dados los graves riesgos, esforzarse por alcanzar el 1,5.

Se insiste en que la implementación del Acuerdo de París es esencial para el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), y sirve de hoja de ruta para acciones que reducirán las emisiones y crearán resiliencia climática.

Sin embargo, expertos en el tema coinciden en la imprescindible acción urgente para mitigar los efectos, pero observan cierta inacción por los países de mayor desarrollo industrial.

Antonina Ivanova, investigadora de la Universidad Autónoma de Baja California Sur, reconoce que aunque los ODS brindaron una plataforma para crear un llamado universal a la acción a fin de acabar con la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas disfruten de paz y prosperidad, las condiciones del actual proceso de producción no son sostenibles.

En un artículo reciente sobre este asunto, la también profesora señaló que el actual sistema deteriora el medioambiente, causa insuficiencia de agua potable, y la que existe se emplea irracionalmente en la producción de alimentos en masa, las granjas y criaderos de ganado y aves de corral, lo cual genera mutaciones de bacterias y virus que crean nuevas enfermedades.

La experta apuntó también que “el crecimiento vertiginoso de la población mundial, la expansión no controlada de zonas urbanas con pocos o ningún servicio sanitario, la deforestación descontrolada que nos acerca a los hábitats naturales de las plagas” son también condiciones que ponen en riesgo los objetivos propuestos y agravan la crisis climática.

LA SOLUCIÓN DEL HAMBRE Y LA POBREZA EN UN LABERINTO

Almeida recordó otra de las promesas del presidente estadounidense, quien antes de llegar al conclave reveló la decisión de reponer el Fondo de la Asociación Internacional de Desarrollo del Banco Mundial, como una contribución de los Estados Unidos a la Alianza Global contra la Pobreza y el Hambre.

Pero, “¿cómo va a hacer una alianza contra la pobreza y el hambre si está financiando muerte y destrucción en Palestina, que es igual a pobreza y hambre?”, inquirió.

A propósito de este asunto, apuntó que en los preparativos de la Cumbre existió una fuerte presión sobre Brasil para que el tema del genocidio en Gaza fuera obviado.

“Ese tema no estuvo incluido en la carta del G20 social entregada a los organizadores. La razón es que muchas de las organizaciones no gubernamentales, que son redactoras de este documento, son financiadas por “Open Society” del magnate George Soros, aliado incondicional de Israel.

Biden llegó a Río de Janeiro, sede de la reunión, como presidente derrotado en las elecciones, y ofreciendo a través de promesas no cumplibles el poco compromiso en acciones con la paz, con la erradicación del hambre y la pobreza.

Calificó Almeida la adhesión de Estados Unidos a la Alianza Global contra estos flagelos de “cuestionable, poco sincera e hipócrita”.

UNA CUMBRE VACÍA DE PROYECTOS INTEGRADORES

Almeida, también presidente de la televisora “Ciudad Libre” de Brasilia, expresó su juicio sobre el balance de la cumbre del G20.

“Estos países, a diferencia de lo alcanzado en el encuentro del Grupo Brics ampliado en Kazán, hace pocas semanas, concluye sin proyectos concretos de integración productiva”, dijo.

Haciendo una comparación programática entre ambos esquemas, advierte una diferencia muy clara.

“Los Brics tomaron acciones concretas para promover la creación de un banco para el apoyo a proyectos de expansión productiva que generen empleos, superación de niveles de desarrollo de muchos países, la intercomunicación y la integración de varias regiones del mundo”, subrayó.

Se refirió al puerto recientemente inaugurado por el presidente chino, Xi Jinping, en Perú, lo cual va a permitir la construcción de una ruta ferroviaria que conecta el Atlántico con el Pacífico favoreciendo el crecimiento del Sur Global.

“En esta cumbre del G20 no hay noticias de proyectos de esa naturaleza, sino por el contrario se mantienen ideas conservadoras, proteccionistas y selectivas”.

Observó que en el G20 están países que promueven bloqueos como el que Estados Unidos mantiene contra Cuba, o medidas contra Venezuela, Irán y Nicaragua, por lo cual no puede esperarse que “esos países poderosos tengan una agenda constructiva y proyectos que ayuden al desarrollo”.

“¿Es entonces posible creer que esos países tengan un compromiso sincero en una alianza contra el hambre y la pobreza? No, de ninguna manera”, sentenció el analista internacional.

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