Por Zeus Naya
Corresponsal jefe en Guatemala
El presidente del país, Bernardo Arévalo, y la titular de la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional, Mireya Palmieri, asistieron a la presentación, cuyo objetivo consistió en exponer los verdaderos efectos del problema.
Al intervenir, el mandatario expresó que ese grupo de empresas demuestra que hacen esto, no preocupándose por el problema, sino ocupándose y dando una respuesta a las necesidades.
“Es una actitud con la que también entramos nosotros como Ejecutivo, no preocupándonos por los indicadores sino ocupándonos en la forma de construir respuestas al problema”, subrayó el jefe de Estado.
Palmieri comentó, por su parte, que “las alianzas público-privadas son una estrategia muy importante como parte del proceso de diálogo que delineó Arévalo entre diferentes sectores, lo cual debe contribuir en el desarrollo”.
MAGNITUD DEL ASUNTO
Los niños guatemaltecos aparecen entre los que mayor desnutrición crónica sufren en América Latina. Un informe de la Procuraduría de Derechos Humanos aquí expuso que Guatemala ocupa el sexto puesto mundial en el indicador, y advirtieron expertos, fue una asignatura pendiente en las administraciones anteriores.
Datos oficiales coinciden en señalar que el padecimiento impacta en un 46,5 por ciento de infantes de cinco años; sin embargo, agregaron los entendidos, pasa desapercibido para un buen número de la población.
La oficial de nutrición de la Organización de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), María Claudia Santizo, describió tiempo atrás el alto valor de la mortalidad infantil en el país del quetzal.
Entre sus principales causas mencionó la neumonía y las enfermedades diarreicas agudas, y el 54 por ciento, planteó, asociadas a algún grado de desnutrición. “Es el problema básico de la infancia, que trae muchas consecuencias y perpetúa todo el ciclo de la pobreza”, acotó la funcionaria.
La deserción escolar es muy alta y en gran parte no se debe a la falta de oportunidades, sino a las propias secuelas de la desnutrición, enfatizó. A juicio de Santizo, disminuye la capacidad de concentración de los niños y terminan desertando del centro educativo, mientras -consideró-, se puede prever y tratar.
ESFUERZOS ESCASOS
El Sistema de Información Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Siinsan) reportó el pasado año más de 25 mil niños con desnutrición aguda, un alza de casi un 26 por ciento en comparación con los de 2022 (20 mil 806 menores afectados).
Como los departamentos con las tasas de incidencia más altas por cada 10 mil menores de cinco años destacaron Escuintla, Sacatepéquez e Izabal, en ese orden, similar situación a la registrada en el período anual previo.
La crisis también estuvo marcada por los menores fallecidos, más de 50, igualmente superior a los confirmados durante todo el 2022, según el monitoreo de Siisan.
De acuerdo con el último reporte de la Clasificación Integrada de Seguridad Alimentaria en Fases, esta enfermedad deviene constante en hogares rurales por la inseguridad alimentaria con la que lidian diariamente 3,2 millones de guatemaltecos.
La especialista del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales, María del Carmen Aceña, aseveró en declaraciones a la prensa que el poco avance experimentado en el combate a la desnutrición no pasa por falta de presupuesto.
Más bien constituye un problema de gestión pública, reflexionó, e indicó la necesidad de un cambio de cultura con relación a prácticas alimentarias, pero asimismo fortalecer el primer nivel de atención en salud.
GESTIÓN DE ARÉVALO
Arévalo propuso como plan bajar en un 10 por ciento la prevalencia de la desnutrición en los niños menores de cinco años y busca atacar los problemas estructurales que la originan. Incluyó la falta de ingresos en los hogares, las precarias condiciones de vivienda, el saneamiento ambiental y el acceso a agua para el consumo humano.
El ministro de Salud, Oscar Cordón, refirió que en los primeros 120 días del Gobierno de Arévalo se fortalecerán iniciativas sectoriales por la nutrición que involucran a distintos organismos.
El catedrático de la Escuela de Nutrición de la Universidad Panamericana, Jorge Pernillo, llamó a evaluar el efecto de eventos naturales y la incidencia de la Covid-19. “La enfermedad y la falta de servicios es una de las causas inmediatas de la desnutrición y por lo tanto debe ser la primera línea de atención y prevención”, sugirió.
Instó a trazar un plan de asistencia de emergencia que priorice departamentos, municipios, comunidades remotas y necesitadas para asegurar y ofrecer de forma inmediata atención de salud a todos los habitantes.
En su criterio, hace falta rescatar los servicios públicos, ampliar la cobertura y calidad, así como buscar la participación de la gente en el proceso.
“Las propuestas del plan de Gobierno de Semilla son compatibles con las acciones que tienen evidencia para reducir la desnutrición crónica”, afirmó.
Entrevistados por esta agencia coincidieron en significar que el tema les llena de indignación y frustración, lo calificaron de “uno de los rostros más feos de Guatemala” y “una realidad que no se puede negar”.
Pidieron todas las iniciativas, la colaboración, la unidad para llegar a las familias con atención primaria de salud, servicios para mujeres embarazadas, programas de saneamiento y educación a las madres, entre otras.
En la larga y compleja batalla contra la desnutrición crónica, concluyeron, cada compromiso, responsabilidad y acción a favor de la infancia cuentan; son vidas, un círculo o cadena a romper, niños, la base del progreso nacional.
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