Por Dai Liem Lafá Armenteros
Redacción de Ciencia y Técnica
Mas allá de su arte, reconocido a nivel mundial, Lara accedió a conversar en exclusiva con Prensa Latina acerca de su travesía por muchos agujeros negros, la importancia de la salud mental y la naturaleza, y las marcas que dejan vivencias que pueden llevar en un momento determinado al borde de la existencia.
La entrevista tomó este enfoque luego de que el crítico y curador de arte Píter Ortega revelara al público aspectos del paso de Lara por zonas de oscuridad interior, adicciones, aislamientos, sufrimientos, desgarraduras y finalmente, el tránsito hacia la sanación.
Todo este torbellino emocional lo refleja Lara en su nueva exposición, presentada por Ortega, “Yo fui mi peor abismo”, vigente hasta septiembre en la Galería Collage Habana, ubicada en el habanero bulevar de San Rafael.
Al respecto explica el pintor que cuando ya uno entiende y asimila su propia vida, no da temor hablar de estas cosas. De hecho, es un regocijo. ¿Por qué? Porque con ese pasado puedes ayudar a salvar a otros.
Y ese, confiesa, es el poder que se levanta después de haber atravesado agujeros negros de muchos tipos y formas, y salir de ellos más humano, más maduro, y con mayor comprensión de la naturaleza humana que es tan compleja y diversa.
El artista describe esta muestra como un viaje por sus 36 años de trayectoria, y por las zonas más escabrosas, difíciles y duras de su vida, en tanto resalta su llegada al día de hoy con toda esa experiencia de las cosas más terribles, las más dolorosas.
Son las grandes bendiciones que he tenido, afirma. Las que me han aportado la visión que tengo hoy, la paciencia, la tolerancia, la humildad, y saber que al final lo más importante es el espíritu humano.
Como decía Martí, la ciencia descubre lo que el espíritu presiente. Y creo que, en esencia, se pone de manifiesto hasta ahora. Lo de menos es el dolor. Este es necesario, el mejor maestro. Enseña duro, duele, pero enseña bien, remarca.
HUNDIMIENTOS Y SALUD MENTAL
Entonces le pregunto a Lara qué importancia le concede a la salud mental. Bueno, es total, contesta.
La salud mental no puede existir sin abismos, no puede ser verdaderamente sólida sin los hundimientos. Todos los seres humanos, de una manera u otra, sea por adicciones o no, debemos tocar fondo emocionalmente, expresa.
Por eso muchas personas se confunden, no entienden sus sentimientos, sus emociones, construyen una vida. Y lo peor de todo es que muchas veces no quieren ser ellos mismos, anhelando ser otra persona, que al mismo tiempo no saben quién es tampoco, manifiesta el pintor.
Entonces, significa el entrevistado, una de las grandes ventajas que te posibilita tu propio hundimiento, la caída de tu propia filosofía de vida, es saber que el mundo no es una filosofía, no es una interpretación, es simplemente para el ser humano una pequeña parcela que es capaz de retener, procesar y decir, esta es mi realidad.
Pero en realidad no lo es. Por eso la vida es tan amplia, asevera Lara.
ARRIVAL
También en esta entrevista enfocada en la ciencia, la naturaleza, las experiencias vitales y la salud mental, el creador habló sobre su obra Arrival, vistosa pieza que imanta por su verdor y magnificencia a quienes visitan su exposición “Yo fui mi peor abismo”.
Lara cuenta que Arrival -La llegada, para decirlo en español-, tiene puntos de contacto con la famosa película de ciencia ficción, y es como un viaje al futuro, donde las cosas que hoy nos deslumbran pasan a obsolescencia y ya no son tan importantes. “Y al mismo tiempo, donde la naturaleza vuelve a reciclar todo lo que la tecnología y el hombre hacen, y se vuelve a apoderar de ello”.
Afortunadamente, ¿no?, celebra el artista y explica, es una especie de sueño real y de consuelo, que al final, toda la destrucción que el hombre pueda acarrear en el planeta de algún modo la naturaleza pueda revertirlo de una manera sorprendente.
Por eso te digo que es un deseo, y al mismo tiempo, un deseo con miedo de que no ocurra de esa manera, confiesa.
La obra tiene esa ambigüedad emocional y sentimental de generar en el espectador algo que es tan reciente, y al mismo tiempo, se ve en la imagen como si ya hubieran pasado muchas décadas, y la naturaleza se ha ido adueñando de todo eso.
Entonces, es una pieza que también habla del interior humano y del exterior, del reflejo que el ser humano proyecta hacia el mundo y lo que viene del mundo hacia él, y funciona como un espejo.
No es una naturaleza cien por ciento real, sino híbrida, que denota el paso del hombre por el mundo y todas las transformaciones que hemos ido recibiendo, más las que faltan. O sea, se rompe la barrera del tiempo.
“Es un futuro presente donde de alguna manera trato de abogar porque mañana la naturaleza, con todo su poder, pueda sacudirse de la plaga humana que en muchos momentos somos. Es un discurso solamente de eso.
“No hay personas, no hay animales. Hay una gran soledad, pero también una soledad que aboga por la meditación, de la cual yo también participo y practico.
“Es un viaje de adentro y afuera y, como he dicho siempre, la apariencia de las cosas no define la esencia, pero sí la posibilidad quizás de mañana poder volver, aunque no sea posible de manera lineal, a aquellas cosas con las que convivimos de manera muy natural y espontánea”.
NATURALEZA Y SANACIÓN
Convencido de que la naturaleza tiene poder sanador, Lara tiene en ella una fe muy especial. Tanto en la naturaleza exterior como en la interior del ser humano.
Opina que son cosas que estimulan y que además hacen que recapacites y puedas llegar otra vez a este mundo fantástico. Porque esta obra también habla de la poesía, la poesía del fin y del comienzo, de un recomienzo, la llegada de cosas nuevas, la pérdida de cosas viejas. Como un portal por el cual uno puede ir al futuro y venir al presente.
Ante la pregunta de cómo ha influido la naturaleza en los momentos duros de su vida, responde el entrevistado: es como volver a mí. Digamos, por más viajes que uno haga, siempre se debe volver a ella, reflexionó.
“Es oxigenarse, desintoxicarse de toda la visión, o mejor dicho, de toda la interpretación que el hombre hace del mundo, la cual es muy pequeña.
“Por eso trato de abarcar en muchas manifestaciones todas las opciones y posibilidades que la naturaleza, tanto vegetal como humana, me aporta. Soy un hombre abierto a los cambios, al progreso, a todo lo que pueda verdaderamente enriquecer y hacer prevalecer la grandeza ante la pequeñez”.
Vamos cambiando, afortunadamente, recuerda Lara, y vamos comprendiendo.
“Gracias a esa comprensión y a esos cambios, porque nada se resiste al cambio y lo que lo hace se autodestruye, es que empezamos a entender la grandeza de la vida y donde cada vez vamos reduciendo más nuestros egos, porque el ego es un estorbo, aunque es una excelente arma también para poder crecer más”.
LARA SOTELO MÁS ADENTRO
Jesús Lara Sotelo nació en La Habana en 1972. Es un afamado pintor y escritor, y su obra visual se encuentra en colecciones de varios países del mundo.
Entre tantas confesiones, revela que en el edificio de su arte, la naturaleza tiene una importancia vital.
“En el aspecto personal hago meditación y me gusta caminar descalzo por la naturaleza. Es algo que hemos perdido con los zapatos, por ejemplo. También disfruto oler los árboles, respirar el mismo oxígeno que se produce dentro de estos, jugar con tierra…”.
Reconoce el creador que desde la contemporaneidad es muy difícil conectar con la naturaleza, pero no imposible. Por eso pondera el valor de ponerse en contacto con ella, meditar, respirar, y hacer ayuno intermitente, lo cual genera grandes cambios.
“Sabemos que el cerebro se reescribe, y que al mismo tiempo puede generar nuevas opciones y posibilidades. Vivimos en un mundo fascinante, con un cuerpo y una mente también fascinantes”.
Lo penoso de algún modo, según Lara, es que pensemos siempre que lo mejor está afuera.
arb/alb/dla