Por Orlando Oramas León
Corresponsal jefe en Uruguay
Ese día los uruguayos tendrán que cumplir con la obligación constitucional de ejercer el voto para elegir nuevo presidente y a los integrantes de la Cámara de Diputados y el Senado. Los principales candidatos multiplican sus recorridos y cierran capítulos en el interior del país, que no concitan reuniones masivas, mientras en las redes sociales y medios de comunicación se libra una cerrada batalla comunicacional.
Si fuera por las encuestas, el candidato del opositor Frente Amplio, Yamandú Orsi, ganaría sin discusión, aunque con dudas de que pueda conseguir más del 50 por ciento de los votos y evitar un balotaje, que en los comicios del 2019 perdió el Frente tras vencer en primera instancia.
Entonces se impuso una coalición de gobierno comandada por el Partido Nacional (PN), y sobre todo por su candidato presidencial, el actual mandatario Luis Lacalle Pou.
Pero el exsecretario de la Presidencia, Álvaro Delgado, abanderado del PN, está retrasado en las encuestas frente al presidenciable frenteamplista.
A Delgado, quien se presenta como continuador de la obra de este gobierno, los sondeos le ubican en segundo puesto aunque con pérdidas que se adjudica como ganancias porcentuales el candidato del Partido Colorado (PC), Andrés Ojeda, venido de menos a más en esta contienda. Pocos contaban con el abogado penalista como referente del PC antes de las internas partidistas del 30 de junio, de las que salió como candidato para la competencia por la presidencia de la República.
Desde entonces Ojeda ha venido subiendo en los sondeos de la mano de una intensa campaña en redes, medios sociales y otros espacios más tradicionales, en los que se presenta como lo “nuevo” -representante de la “nueva política” e incluso como el “nuevo presidente”.
Así se muestra en spots de campaña levantando pesas en el gimnasio, fiel amigo de las mascotas o en sintonía con intereses juveniles, preocupado por temas de salud mental y la seguridad ciudadana, todos mensajes dirigidos a la llamada clase media y los indecisos.
Según Julio María Sanguinetti, dos veces presidente uruguayo, en caso de ir al balotaje, léase superar a Delgado en primera vuelta, Andrés Ojeda provocaría un “terremoto” electoral.
Pero tal declaración, con más pretensión de efecto que de realidad, no aparece en la mayoría de las ecuaciones y augurios de encuestadoras y analistas, en una campaña en recta final y con un ambiente de tranquilidad, de aparente apatía pública, que merece diversas opiniones.
Álvaro Delgado justifica su retroceso en las encuestas como resultado de “un ambiente de continuidad” y ausencia de debate, en particular con el contrincante a derrotar, Yamandú Orsi.
Para la politóloga Camila Zeballos, tal juicio no justifica el retroceso del pretendiente nacionalista en los estados de opinión. Es “una retórica que ha desarrollado Delgado como para amortiguar su mala campaña, pero los datos no parecerían demostrar eso”, evaluó.
Acotó que se trata de “una campaña extremadamente rara o atípica” en comparación a la de 2019, y lo justificó con la valoración de que entre los electores hay poca percepción de cambio entre los candidatos.
Según su opinión, ello incide también “en la poca movilización o en la apatía o falta de amor que se ve”.
“Creo que puede estar por detrás un poco de desilusión, que estamos viendo ahora como desmovilización”, apuntó otra politóloga, Marcela Schenck, en declaraciones a La Diaria.
EL VOTO DE LOS INDECISOS
Para la consultora Cifra, el grupo de los indecisos será clave para decidir si el Frente Amplio consigue la mayoría parlamentaria que hoy ostenta la llamada Coalición Republicana.
El último sondeo de Cifra situó en 11 por ciento quienes no tienen decidido su voto, que es obligatorio por mandato constitucional.
Los datos de ese relevamiento consignaron que en septiembre el 44 por ciento de los uruguayos votaría al Frente Amplio, 24 por ciento al Partido Nacional, 14 por ciento al Partido Colorado, dos por ciento a Cabildo Abierto y uno por ciento al Partido Independiente.
También recogió que dos por ciento pensaba votar en blanco o anulado.
Según la medición, entre el 11 por ciento de indecisos hay personas de “todos los grupos de población” y la integración es muy pareja entre hombre y mujeres, además de “distintos grupos de edad”.
“En la indecisión pesa mucho el nivel educativo”, sostiene. Y advierte que “a más educación formal hay menos indecisos”.
La consultora cree que tres de cada cuatro ciudadanos que consideran votar por algún partido minoritario podrían cambiar de postura “de aquí al 27 de octubre”.
“Entre quienes están pensando votar al Partido Colorado, cuatro de cada 10 podrían terminar votando a otro”, augura el reporte.
Los dos partidos mayoritarios, el Nacional y el Frente Amplio, tienen más de dos tercios de votantes seguros, que no cambiarán su preferencia, pero casi un tercio aún podría decidirse por otro, añade el reporte.
NACIÓN CON PROYECTOS DISTINTOS
El presidente del FA, Fernando Pereira, refuta opiniones de analistas que encuentran pocas diferencias entre los principales candidatos, Orsy y Delgado.
“No es que somos parecidos, son dos proyectos muy diferentes de país. Tenemos un modelo de nación, pero tenemos dos proyectos diferentes”, dijo a la prensa.
“Tenemos la fórmula más firme, la más fuerte y el candidato a presidente que puede hacer esta segunda generación de transformaciones”, indicó Pereira.
Refirió que el programa frenteamplista atenderá los salarios más bajos, reforzará la seguridad social, dedicará mayor presupuesto a la educación y la salud, y buscará el crecimiento de la economía con mejor distribución.
Fustigó incumplimientos en la gestión gubernamental, que resumió en pocas palabras: “Muchas promesas se las llevó el viento”.
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