Por Daimarelys Pérez Martínez
Redacción de Cultura
No importa lo que guarde en ese costal de sueños; para este creador sí es primordial la originalidad, tener algo nuevo cada día para brindar al público, como las exposiciones Yo fui mi peor abismo I y II, más recientemente.
El creador lo denomina como “una necesidad brutal de no repetir”, confesó en entrevista con Prensa Latina, a raíz de la inauguración de la muestra en la galería Collage Habana, de esta capital.
Inmediatamente surgió el análisis sobre sus mayores expectativas o, quizás, desasosiegos.
“Mis mayores inquietudes: una es no poder seguir creando, otra es repetirme sin sustancia alguna, porque uno se puede repetir, pero con aristas nuevas y más frescas. Esas son las cosas que más me preocupan, tener una vida sin propósito y sin contenido, sin belleza ni riesgos”.
Acerca de esa muestra reinaugurada el pasado 28 de agosto, el también poeta expresó: “El eco interminable que escucho no repite. Muta. Cada vez que mi voz golpea el abismo, vuelve distinta”.
Con meditaciones, mucho estudio, investigaciones, infinito amor y cuidado a su familia, y hasta ayunos intermitentes, el creador no se desvía de su objetivo que incluye tener mente y cuerpo sanos, aunque la primera sea la impulsora de los mejores proyectos.
Si hay que buscarle una escala a la filosofía dentro de sus prioridades, él la ubica en una posición primordial y cree que hasta con el mismísimo Sócrates hubiera intercambiado.
Me hubiera gustado discutir con este filósofo clásico griego, uno de los más grandes; estoy seguro que en mi afán de saber de él, él querría saber de mí, aseguró.
La filosofía juega un papel bastante primario en mi obra y en mi presencia aquí, porque es el arte de pensar, como decían los primeros filósofos.
Uno se contempla y se regocija en recapacitar sobre la vida y muchos temas; y en ese viaje de pensamiento navegamos y volvemos a sumergimos en el abismo de la existencia, la parte más existencial, más primitiva, más cortante, y desde allí comenzamos a sacar las grandes lecciones, reflexionó.
Las instrucciones que uno extrae no son las propuestas por la gente, sino las que tú aprendes en el camino, en tu propia caída, en tu propio descenso, en tu levantar, subrayó.
Para este pintor, escultor, fotógrafo, ceramista, diseñador gráfico y escritor cubano, la importancia de la filosofía está ahí, en ese andar y desandar.
Filosofar es el arte más maravilloso, además, resulta el ejercicio de nuestro cerebro que más te compensa aparte de escuchar música, agregó. “Cuando estás filosofando y escuchando música de fondo, tu cerebro está de fiesta”.
MÚSICO, POETA Y NADA DE LOCO
A la pregunta de Prensa Latina sobre cómo reparte sus tareas entre la pintura, la escultura, la música, la escritura, cómo enriquece sus múltiples talentos sin repetirse, que es su premisa fundamental, el artista respondió: “organizarme es básico”.
Son dos preguntas: una que parece sorprendente, volvió a argumentar Lara Sotelo, y otra que lo es.
La interrogante sorprendente es ¿por qué la gente con tanta tecnología, con tanta posibilidad, hace menos?; la segunda, ¿por qué Lara hace tantas cosas? Pues simplemente me planifico, hago ejercicio físico, meditación, llevo una intensidad que esa propia filosofía de vida me ha aportado, explicó.
“No quería llegar a los 50 años sin haber explorado todo lo que he explorado.
“Amo crear, arriesgarme, necesito saber que mi existencia tiene valor y que este no depende de una segunda, tercera o cuarta persona; la mayor expresión de amor es la libertad, pero responsable, saber que los actos tienen consecuencias y ser capaces de asumirlas con la misma disposición con la cual las hice”.
Acerca del amor por la creación, consideró que ese sentimiento no es exactamente lo que la gente cree. Ahora, por ejemplo, estoy desarrollando un libro sobre la hipergamia, dijo.
¿Qué es la hipergamia? Se trata de la tendencia femenina a buscar un alto nivel y creo que eso revolucionará la mente, los sentidos, las relaciones de muchos tipos. Es una gran variedad de cosas, comentó.
La realidad es mucho más que lo que nosotros construimos dentro. Cuando ves esa realidad te das cuenta que los límites son traspasables, que nada es como es y puede ser al mismo tiempo como tú lo ves, opinó Lara Sotelo.
Mientras más conoces lo que tú no quieres, más la mente te acepta lo que quieres, subrayó el artista. “Si la gente no se acerca al abismo porque le da vértigo, nunca logra su objetivo”.
DESPUÉS DE LOS ABISMOS
Esta reciente muestra, “Yo fui mi peor abismo I y II”, es un retrato muy personal de este incansable arquitecto del arte en su más amplio sentido.
Su abismo, más que grieta, es renacer, y en estos conceptos Lara Sotelo tiene todo muy claro.
La vida es la fusión del abismo y de la cumbre; no hay vida próspera ni abundante mientras no haya un descenso porque somos seres imperfectos, y aunque la gente suele repetir: “No soy perfecto”, la realidad es que sí lo cree, según el artista.
Para él, cuando abordas diferentes temas con las personas casi nunca quieren asumir ese lado oscuro y, “en ese espacio sombrío donde más pavor uno encuentra, es al mismo tiempo donde se halla la belleza más bruta y más salvaje que los seres humanos tenemos dentro”.
“Por ejemplo, en un estado de hundimiento descubrí quién yo era y qué lugar tenía en el mundo. La segunda sorpresa fue que no tenía que darme cuenta de que debía ser alguien, simplemente tenía que ser yo”, expresó.
En su opinión, convertirse en la mejor versión de uno mismo es siempre muy sorprendente, porque todos somos únicos e irrepetibles y si no le hacemos honor a ese estado insuperable, a esa jerarquía que nos da el mundo de no repetirnos, la vida pasa vacía, hueca.
Hay que abrazar los miedos, hay que abrazar el placer, pero sin temor a perder nuestra sed, o sea, se come, pero se pasa hambre, porque como dice un cantautor “las nubes grises también forman parte del paisaje” y son estos espectáculos maravillosos, comentó.
Frente a todo este razonamiento, Lara Sotelo decidió darse un descanso y dejar refrescar las musas para dedicar tiempo a esa otra parte importante que son su pequeño hijo, su esposa y un sinfín de pendientes, “los cuales acumulamos en ocasiones”.
Decidimos hacer esta segunda parte (Yo fui mi peor abismo II) sin agobiar, no alimentar falsamente el ego, sin repetir; aquí hay un trabajo, una solidez, una propuesta con piezas reveladoras; son dos caras de una moneda. Hacía mucho tiempo que no mostraba algo así tan extenso, apuntó.
En su serie Abismos, con la curaduría de Píter Ortega, Lara contaba con casi 300 obras; se seleccionaron para esta 28 y en la anterior, inaugurada el 17 de julio, fueron 52.
Un trabajo bastante extenso a lo largo de 36 años de trayectoria artística, acotó.
“Esa productividad viene porque si entiendes que la vida es pura riqueza y abundancia, si puedes acceder a ella sin pensar en tener oro, o dinero, aunque lo tengas, lo cual también es importante, seríamos personas ricas, pero vacías por dentro. La mayor riqueza se construye desde dentro”.
Hay que tener propósito de vida, deseos y terminar lo que se comenzó, concluyó Lara Sotelo, como lo haría un filósofo haciendo un resumen al final de una clase.
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