Por Fausto Triana
Corresponsal jefe en España
A partir de estas ideas, resulta más apetecible entender la exposición en Madrid de la Fundación Canal, a pocos metros de la Plaza Castilla. Lo que hoy vemos en el cine con rasgos espeluznantes o de terror, tiene una influencia significativa del expresionismo alemán de inicios del siglo XX.
Expresionismo. Un arte de cine, revela el intenso diálogo entre el género y el celuloide durante las primeras décadas del siglo XX. Cuenta con 152 piezas, en las que pinturas, dibujos, grabados o esculturas se asocian a fragmentos y fotogramas de 11 obras maestras de la cinematografía en esta línea.
Una corriente que surgió en la Alemania de principios del siglo XX como respuesta a una época convulsa, marcada por la industrialización, la crisis social y el trauma de la I Guerra Mundial (1914–1918).
El espectador no puede menos que sacudirse ante su lenguaje visual, basado en colores violentos, perspectivas distorsionadas y figuras deformadas, un estilo con la intención de exteriorizar emociones intensas y transmitir un sentimiento colectivo de inquietud.
Maestros del séptimo arte, proclives al impacto del terror o de escenas perturbadoras, se inspiraron bastante del Expresionismo, muy en particular de Alemania. Algunos nombres son ineludibles, como los estadounidenses Tim Burton y David Lynch (fallecido este año) y el mexicano Guillermo Toro.
RADIOGRAFÍA INSTROSPECTIVA
Una visión preliminar la ofrece Maximilian Letze, director del Instituto de Intercambio Cultural de Tubingen, en la exhibición que estará abierta al público hasta el 4 de enero próximo en la Fundación Canal, con la colaboración, además, de la Fundación Friedrich Wilhem.
Los artistas expresionistas aspiraban a una “Gesamtkunstwerk” (obra de arte total) y fue en el cine donde encontraron un medio idóneo para materializar su estética y llevarla a un público masivo, detalló.
El recorrido por las salas lleva al visitante a tres secciones, la primera Ruptura/Liberación, con la Alemania de entreguerras, la inestabilidad política, crisis económicas, inflación y polarización ideológica de trasfondo.
Luego aparece Forma/Deformación que atisba cómo la estructura original -del pueblo, la ciudad, el rostro, el hombre- se deforma hasta volverse reflejo de crisis, con obras como Calle en Soest, de Christian Rohlfs (1911) o fragmentos de la icónica película Metrópolis (1927).
Finalmente, Sueño/Trauma, la dimensión onírica y traumática del expresionismo, un territorio en que el arte y el cine se convierten en espejos de las sombras de la sociedad de posguerra, según el profesor Letze.
Todo a partir de los traumas derivados de la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial, las crisis económicas y de valores, ante lo cual los expresionistas buscaron dar forma visual a las pesadillas, miedos y deseos reprimidos.
Son particularmente inquietantes obras como La danza de la muerte, de Eduard Dollerschell (1919), o películas al estilo de Misterios de un alma (1926) o Nosferatu, una sinfonía del horror (1921).
Una exposición excepcional, con pasajes que al recuperarlos a la vista de todos, recuerdan el impacto del expresionismo germano en el cine, al decir de Eva Tormo, directora gerente de la Fundación Canal.
El común denominador son obras de artistas como Ernst Ludwig Kirchner, Franz Marc, Emil Nolde, Otto Dix, George Grosz, Max Beckmann, Käthe Kollwitz, August Macke o Hermann Max Pechstein, matizadas con fragmentos de películas emblemáticas como El gabinete del Dr. Caligari, Nosferatu, El Golem, Dr. Mabuse: El gran jugador, Metrópolis, Las aventuras del príncipe Achmed, Misterios de un alma, o Nervios.
Madrid, dicho sea de paso, confirma su impronta de sede relevante de muestras de alto rango. De las más recientes, una suerte de antología inédita de Robert Capa, maestro del fotoperiodismo y un diálogo sugerido entre Andy Warhol y Jackson Pollock.
arb/mml/ft