Por Yodeni Masó Águila
Corresponsal jefe en Líbano
Afectados por conflictos internos, injerencia externa y asedio constante, los combatientes yemenitas impusieron sus capacidades militares y no defraudaron el compromiso nacional, político y moral con la causa central de las naciones árabes.
La Resistencia de Yemen aprovechó la posición estratégica de la nación para bloquear la navegación israelí y de los barcos con dirección a sus puertos por los mares Rojo y Arábigo y el golfo de Adén.
Desde octubre pasado, las operaciones de las Fuerzas Armadas de Ansar Allah y las multitudinarias manifestaciones en diferentes gobernaciones del país en solidaridad con Gaza ocuparon titulares de prensa en Medio Oriente y el mundo.
En diálogo exclusivo con Prensa Latina, el experto libanés Abbas Zein destacó que desde los inicios Ansar Allah tiene como objetivos la independencia de Yemen, la defensa de su soberanía y el enfrentamiento a la hegemonía extranjera.
Al respecto, el especialista enfatizó que en la visión regional el movimiento yemenita apoya la causa palestina, rechaza la ocupación israelí y el proyecto estadounidense y occidental.
ANSAR ALLAH, LIDERAZGO Y RESISTENCIA
Para el analista libanés, en su surgimiento Ansar Allah levantó consignas contra la marginación económica y desafió la opresión que se imponía a gran parte del pueblo yemenita y sus componentes.
El discurso político y social promulgaba igualdad de oportunidades económicas dentro de la nación y las relacionadas con el equilibrio entre regiones y dentro del Estado, precisó.
Respecto al escenario internacional, Zein comentó que el ascenso de Ansar Allah ocurrió en un momento global particular, a principios de 2001 cuando Estados Unidos intentó imponer un nuevo tipo de hegemonía justificada bajo el discurso de lucha contra el terrorismo, tras los acontecimientos del 11 de septiembre.
Por lo tanto, desde esta etapa Ansar Allah estuvo muy consciente de los intentos estadounidenses de dominar completamente Yemen, ya que controlaban una parte del país después de la unificación entre los años 1990 y 2001, apuntó.
En valoración del experto, como organización política Ansar Allah “fue uno de los pocos y sui géneris movimientos emergentes en el mundo árabe que comprendió desde el principio lo que Estados Unidos pretendía, no solo a nivel de Medio Oriente sino incluso a escala global”.
A propósito, aclaró que desde 1960 hasta 2011, con las rebeliones para derrocar al presidente Ali Abdullah Saleh (1978-1990 y 1990-2012), la decisión yemenita estuvo siempre en manos foráneas, ya sea en Arabia Saudita o Estados Unidos.
En este punto, Ansar Allah logró que la defensa del país ante las ambiciones extranjeras fuera premisa para el pueblo yemenita, su amplia base popular y las diversas sectas políticas, tribales y religiosas.
De acuerdo con Zein, durante los últimos 20 años el movimiento tuvo un proyecto político que respeta las diferencias internas sin intervención externa, incluso alcanzaron un acuerdo de asociación con el Partido del Congreso Popular del presidente Abd Rabbo Mansour Hadi.
PRESIÓN EXTRANJERA
En este punto, el especialista manifestó que, como resultado de la presión externa, las fuerzas políticas yemenitas, encabezadas por Abd Rabbo Mansour Hadi, traicionaron el acuerdo de asociación y Arabia Saudita con el apoyo occidental lanzó en 2015 una guerra contra Yemen orquestada desde Washington.
A juicio del investigador, Ansar Allah se mantuvo firme y enfrentó esta coalición militar y al mismo tiempo dirigió el Estado desde la capital, Saná, y gestionó las disputas entre el movimiento y los demás componentes yemenitas.
En este aspecto, Zein consideró que los oponentes de Ansar Allah en 2015 se redujeron de manera muy significativa después de la guerra, y el movimiento demostró su habilidad y dimensión estratégica para gestionar las disputas internas a través del diálogo y el interés nacional yemenita.
RESPALDO A PALESTINA
La presencia de Ansar Allah sobre el terreno, militar y política en apoyo a la causa palestina y para enfrentar a la ocupación israelí adquiere una dimensión internacional tras la operación Diluvio de Al-Aqsa el 7 de octubre de 2023.
En esta línea de pensamiento, el estudioso libanés Abbas Zein subrayó que la Resistencia yemenita entendió desde el inicio que confrontar a Israel forma parte del enfrentamiento a la hegemonía estadounidense en la región.
Por lo tanto, Ansar Allah aprovechó su ubicación geopolítica estratégica en el estrecho Bab al-Mandeb y los mares Rojo y Arábigo para enfrentar la ambición estadounidense-israelí y poner sus capacidades al servicio del proyecto árabe y la causa palestina, puntualizó.
El experto comentó la existencia de una convergencia de proyectos entre Ansar Allah e Irán, que conducen naturalmente a una alianza en la confrontación a la ocupación sionista y las políticas coloniales estadounidenses, a expensas de los pueblos de Asia occidental.
Aquí, el analista aclaró que la República Islámica no intervino en la guerra de Yemen como patrocinador de una parte contra otra, sino en condición de aliado de Ansar Allah frente a la agresión saudita apoyada por la Casa Blanca.
En este aspecto, mencionó que la fuerza de Ansar Allah como aliado de Irán constituyó una pujanza para Yemen y lo ubicó en un lugar sobresaliente en los planos estratégico y regional.
LA APUESTA AL SUR GLOBAL
Según el especialista libanés, el movimiento Ansar Allah desde su fundación a comienzos del nuevo milenio y hasta el momento actual nunca ha tenido una posición contradictoria para con los países del sur global.
Abbas Zein explicó que a pesar de Moscú y Beijing haberse posicionado de parte del gobierno de Abd Rabbo Mansour Hadi e incluso a favor de Arabia Saudita en muchos casos, el movimiento yemenita en su visión hacia los países del sur global parte de los puntos comunes y prioridades que los unen pasando por alto algunas diferencias.
Para el investigador, los países del sur que hacen frente a la hegemonía estadounidense y llaman a un mundo multipolar, coinciden plenamente con el discurso del movimiento Ansar Allah.
Los países del sur global están invitados a cooperar con Saná y forjar líneas de contacto y entendimientos en los planos económico y de seguridad, añadió.
A criterio del analista, el sur global no está limitado por geografías o fronteras, más bien por posturas, por tanto, Ansar Allah en particular y Saná en general constituyen un soporte básico ya que sus posiciones coinciden con las de Cuba, Venezuela y Bolivia.
En este contexto, indicó que no reconocer al gobierno de Ansar Allah en Saná como ente oficial y aliado de partidos y corrientes, no emana de la realidad yemenita representada sobremanera por dicha autoridad, que hace frente al imperialismo y no regatea cuando se trata de la soberanía de la nación.
Los últimos acontecimientos en el mar Rojo que amenazan la influencia de la administración estadounidense, demuestran que Saná bajo el liderazgo de Ansar Allah es una fuerza activa capaz de imponer su presencia en el orden internacional y construir alianzas a favor de un mundo multipolar y antiimperialista.
arb/yma