Por Frank González
Periodista de Prensa Latina
La Asamblea General del ente mundial aprobó, el 25 de septiembre de 2015, el plan de acción global con sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y 169 metas económicas, sociales y medio-ambientales.
Los ODS contemplan aspectos como: Fin de la pobreza, Hambre cero, Salud y bienestar, Educación de calidad, Igualdad de género, Agua limpia y saneamiento, Energía asequible y no contaminante, Trabajo decente y crecimiento económico, e Industria, innovación e infraestructura.
Completan la lista: Reducción de desigualdades, Ciudades y comunidades sostenibles, Producción y consumo responsables, Acción por el clima, Vida submarina, Vida de ecosistemas terrestres, Paz, justicia e instituciones sólidas, y Alianzas para lograr los objetivos.
Según el Informe 2025 sobre los ODS, publicado por la ONU, solo el 35 por ciento de las 139 metas sometidas a evaluación, hasta junio de este año, muestran un progreso adecuado.
El 48 por ciento refleja avances insuficientes, incluyendo un 31 por ciento con mejoras marginales, un 17 por ciento está estancado y un 18 por ciento retrocede respecto a los niveles de referencia de 2015, indicó la fuente.
Los ODS sobre Energía asequible y no contaminante, Ciudades y comunidades sostenibles, y Producción y consumo responsables presentan los resultados más satisfactorios hasta ahora, con alrededor del 40 por ciento de metas cumplidas o en vías de conseguir ese fin.
Mientras tanto, los de lucha contra la pobreza, Igualdad de género, Agua limpia y saneamiento, y Paz, justicia e instituciones sólidas registran solo un impulso moderado.
Al mismo tiempo, Hambre cero, Vida submarina, Trabajo decente y crecimiento económico muestran los mayores niveles de regresión respecto a 2015.
En la presentación del informe, el secretario general de la ONU, António Guterres, subrayó que, a pesar de los avances de los últimos 10 años, “los conflictos, el caos climático, las tensiones geopolíticas y las crisis económicas” siguen obstaculizando la marcha hacia 2030.
Dado su papel dinamizador, preocupa la situación del ODS 17 sobre la alianza mundial para el desarrollo sostenible, el cual tiene poco más del 25 por ciento de sus metas resueltas o en vías de solución, y alrededor de un 20 por ciento en la condición de “progreso moderado”.
La unidad de Gobiernos, sociedades civiles, organizaciones internacionales, empresas, instituciones y otras partes interesadas, tanto públicas como privadas, es un elemento clave para el desarrollo sostenible.
Sin embargo, no todos los países intervienen en igualdad de condiciones en tal esfuerzo, en el cual se evidencian la fragilidad y las desventajas de los Estados de ingresos medios y bajos.
Ese grupo de naciones enfrentó en 2023 un desembolso sin precedentes de 1,4 billones de dólares por el servicio de la deuda, además de las carencias derivadas del déficit anual de unos cuatro billones necesarios para el cumplimiento de los ODS, según estimados de la ONU.
En esos, entre varios aspectos, centró su atención, del 30 de junio al 3 de julio último en Sevilla, España, la cuarta Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo (FFD4, por sus siglas en inglés).
Más de medio centenar de jefes de Estado o de Gobierno y otros dignatarios de unos 150 países, y 60 organizaciones mundiales, con la ausencia de Estados Unidos, asistieron al evento, en el cual se aprobó el Compromiso de Sevilla.
El documento, adoptado por consenso como declaración final, recoge iniciativas para movilizar más recursos en función del desarrollo sostenible, mitigar el impacto de la crisis de la deuda y promover una mayor participación de las naciones en desarrollo en la arquitectura financiera global.
La FFD4 aprobó también la Plataforma de Sevilla para la Acción, una hoja de ruta que agrupa las 130 decisiones del mencionado acuerdo, con sus correspondientes países o entidades responsables.
Los resultados de la cumbre provocaron reacciones disímiles: algunos los interpretaron como una oportunidad para recuperar el tiempo perdido, otros consideraron que serán insuficientes de cara a canalizar los recursos necesarios.
En cualquier caso, como expresó el secretario general de la ONU, António Guterres, “la financiación es el motor del desarrollo y, ahora mismo, ese motor se está ahogando”.
arb/fgg
Tomado del periódico Negocios en Cuba