Por Waldo Mendiluza
Corresponsal jefe en Francia
A estas alturas del año pasado el país tenía a un primer ministro en Matignon recién estrenado (François Bayrou), tras la caída de Michel Barnier, censurado por la Asamblea Nacional.
Bayrou también fue derrocado unos meses después, al negarle la Asamblea la confianza, dando paso en septiembre a Sébastien Lecornu, quien desde entonces ha caminado por una cuerda floja.
Lecornu se convirtió en octubre en el primer ministro más efímero de la V República, con apenas 27 días en el puesto.
Sin embargo, el presidente Emmanuel Macron lo redesignó poco después de su capitulación en el cargo, atribuida a la imposibilidad de gobernar frente a fricciones dentro del campo oficialista.
La inestabilidad se impuso, con cuatro jefes de Gobierno, uno de ellos renombrado, en solo 12 meses, resultado de la polarización política.
En suelo galo lidiaron entre sí en el último año en los ámbitos parlamentario y mediático cuatro grandes fuerzas: la extrema derecha, representada por Agrupación Nacional, el bloque oficialista, la izquierda, encarnada por los insumisos; los socialistas, los comunistas y los ecologistas y los conservadores del partido Los Republicanos.
Si bien Lecornu pudo escapar de la censura gracias a sus concesiones a los socialistas, en particular la suspensión de la reforma de la jubilación, la crisis política cobró otra víctima: el presupuesto del Estado.
A mediados de diciembre la Asamblea adoptó la Ley de Financiación de la Seguridad Social, pero la correspondiente a la Financiación del Estado naufragó al no llegar el consenso en la Comisión Mixta Paritaria.
Para el primer ministro fue un golpe duro fallar en el intento de dotar a Francia de un presupuesto 2026 antes del 31 de diciembre, lo que atribuyó a las ambiciones presidenciales para el 2027 de algunos líderes.
En aras de garantizar los gastos básicos del Estado, incluido el cobro de impuestos, el Parlamento aprobó una Ley Especial que Lecornu presentó, iniciativa promulgada por Macron el 27 de diciembre.
BAJA POPULARIDAD
Al concluir el año, tanto Macron como Lecornu tienen una baja popularidad, en sintonía con la polarización existente.
Las encuestas coinciden en que el jefe del Estado vive su popularidad más baja desde su llegada al Palacio del Elíseo en 2017, con un respaldo incluso por debajo del 20 por ciento.
También el primer ministro encuentra al despedir el año una pobre aceptación, al igual que otras figuras de su Gobierno.
Según el sondeo de Harris Interactive para la cadena LCI, divulgado el 26 de diciembre, Macron cuenta con una popularidad de 25 por ciento, la más baja en sus pesquisas.
Por su parte, Lecornu recibió el apoyo de 34 por ciento de los entrevistados, un punto menos que en noviembre.
El rechazo a la labor de los mandatarios se constató en todos los campos, salvo en el oficialismo.
Macron buscó oxígeno con su proyección internacional, en particular con su respaldo a Ucrania en la guerra con Rusia y a la solución de los dos Estados en el conflicto palestino-israelí.
El presidente francés lideró junto al primer ministro británico, Keir Starmer, la Coalición de Voluntarios, bloque de una treintena de países promotores de la ayuda militar a Kiev, y libró una cruzada contra Rusia, a la que acusa de una amenaza expansionista en el viejo continente.
Respecto a Palestina, anunció en septiembre desde la tribuna de la ONU el reconocimiento a su Estado, lo cual provocó una escalada de tensiones con Israel.
Fruto de la presión de los agricultores, sector dispuesto a retomar los bloqueos y las protestas, el líder galo fijó postura contra el acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur, al condicionar el apoyo de París a la adopción de medidas espejo, cláusulas de salvaguardia y controles en frontera para prevenir y combatir la competencia desleal que atribuyen desde el campo francés al pacto con Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
Los partidos opositores La Francia Insumisa y Agrupación Nacional (RN), identificados por el oficialismo como los extremos de izquierda y de derecha, respectivamente, no ocultaron su intención de ir por la cabeza de Macron, ya sea mediante elecciones presidenciales o legislativas anticipadas.
Sin embargo, el jefe del Estado descarta renunciar e insiste en que terminará su segundo mandato, en 2027.
De cara a la cita en las urnas prevista para ese año, de la que saldrá el futuro presidente de la República, las principales figuras de RN, Marine Le Pen y Jordan Bardella, encabezan con holgura todas las encuestas.
Con más de un año por delante, la batalla parece centrada en el segundo puesto en el balotaje, con las mayores opciones para el oficialismo y la izquierda, la cual está lejos de acudir a los comicios con un candidato único.
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