jueves 26 de diciembre de 2024
Search
Close this search box.

ESCÁNER

ESCÁNER: Shinzo Abe, la historia detrás del crimen (+Fotos +Info)

Tokio (Prensa Latina) La prefectura japonesa de Nara es famosa por sus antiguos templos de madera que forman parte del Patrimonio Cultural de la Humanidad, sin embargo, también alcanzó notoriedad como escenario del asesinato del ex primer ministro Shinzo Abe.
Por:
Lianet Cruz Pareta
Corresponsal jefa en Japón

El 8 de julio de 2022, en la otrora capital del imperio nipón (710-784), alrededor de las 11:30 de la mañana, hora local, y cerca de la estación de Yamato Saidaiji, un grupo de ciudadanos escuchaba la arenga de Abe, quien promovía el voto a favor de los candidatos de su Partido Liberal Democrático (PLD), a propósito de los comicios parlamentarios que se celebrarían dos días después.

Al frente de la facción más grande dentro de la fuerza política que gobierna en Japón, Abe trataba de aumentar escaños en la Cámara de Consejeros de la Dieta y conservar así las ventajas de ser mayoría en la instancia legislativa.

El caos se desató cuando los presentes escucharon dos disparos y vieron una humareda blanca. Seguidamente el exmandatario cayó inconsciente al suelo, reseñaron varios reportes locales.

Las cámaras de los celulares y de algunas televisoras captaron el instante. Los videos y las fotografías con el cuerpo de la víctima tendido en plena calle, mientras recibía primeros auxilios, se hicieron virales en las redes sociales y los medios de comunicación.

El impacto de las balas provocó a Abe un paro cardiopulmonar y fue trasladado en helicóptero hasta el hospital de la Universidad Médica de Nara.

Horas después, los especialistas a cargo de su cuidado dijeron que, a pesar de los colosales esfuerzos por salvar al paciente, una de las heridas fue demasiado profunda como para llegar a su corazón y provocarle la muerte debido a la pérdida de sangre.

En cuestiones de segundos la policía detuvo en el lugar del hecho a Tetsuya Yamagami, un hombre de 41 años y exmiembro de la Fuerza de Autodefensa Marítima, quien trató de escapar al arresto.

El atacante confesó que utilizó un arma casera, con la cual disparó dos veces a Abe a quemarropa. Además, poseía varios proyectiles y pólvora compatibles, así como un objeto similar a un explosivo requisado en su casa.

Yamagami actuó de forma premeditada, pues se basó en la programación de los discursos electorales de su víctima para ejecutar el atentado en el momento más oportuno. Cuesta creer que una persona cualquiera pudiera situarse a pocos metros del exlíder nipón y disparar por la espalda a plena luz del día.

La revisión posterior de la estrategia de seguridad de Abe condujo a la renuncia del comisionado general de la Agencia Nacional de Policía, Itaru Nakamura.

De acuerdo con el informe oficial, cuando se produjo el tiroteo hubo un insuficiente intercambio de mando e información in situ y el sospechoso pudo acercarse porque la retaguardia del exprimer ministro no estaba suficientemente vigilada, lo cual condujo al fatal desenlace.

La noticia del 8 de julio conmocionó a Japón, un país con estrictas leyes para el control de armas de fuego y con una tranquilidad ciudadana orgullo nacional.

El primer ministro, Fumio Kishida, quien se encontraba en Yamagata, condenó en conferencia de prensa el asesinato, al cual calificó de “despreciable y bárbaro” en medio de unas elecciones que según defendió “son base de la democracia”.

Ese día, los distintitos partidos paralizaron temporalmente sus campañas, pero el domingo los comicios se celebraron en medio de estrictas medidas de seguridad y el resultado devino amplia victoria para el PLD.

MOTIVOS

Los magnicidios aparecen reiteradas veces en la historia contemporánea del archipiélago nipón. Desde mandatarios y líderes de partidos hasta alcaldes, han sido varias las personalidades cuyas vidas fueron sesgadas por militantes radicales, en su mayoría de extrema derecha.

La peculiaridad del caso de Abe radica en las motivaciones detrás del crimen, las cuales, según las investigaciones, no responden como de costumbre a desacuerdos con su gestión política.

El veterano dirigente de 67 años al momento de fallecer, descendía de un célebre linaje encabezado por su abuelo Nobusuke Kishie, primer ministro (1957-1958 y 1958-1960) y su padre Shintaro Abe, titular de Asuntos Exteriores (1986), de forma tal que su apellido significaba poder e influencia dentro de las estructuras de gobierno.

Además, fue el primer ministro más joven de la posguerra y el que más años retuvo el cargo tras asumir dos mandatos (2006-2007 y 2012-2020).

Con Abe comenzó un periodo de transformaciones económicas, legales y de la política exterior importante en Japón que polarizó poco a poco la opinión pública, aunque por casi 10 años permaneció sin rivales que le disputaran el puesto, al cual renunció por problemas de salud.

Durante su encargo promovió el paquete de medidas “Abenomics” dirigido a desestancar la economía, el cual impulsó la flexibilización monetaria por parte del Banco de Japón, un amplio estímulo fiscal y reformas estructurales.

Esta estrategia evitó la recesión de la tercera potencia mundial y afianzó su crecimiento por ocho trimestres consecutivos. Al mismo tiempo, las exportaciones aumentaron y el desempleo cayó a su nivel más bajo en décadas.

A juicio de expertos, Abenomics tuvo un éxito a medias, frenado por los intereses conservadores internos y la inercia gubernamental para ejecutar todas las fases del plan. Influyó además en la renuncia del primer ministro y el impacto de la pandemia de la Covid-19.

Como parte de sus iniciativas más controversiales, Abe propuso elevar las capacidades defensivas de la nación asiática a partir de una reforma a la Constitución pacifista de 1946, reforzar el papel de las Fuerzas de Autodefensa y duplicar el presupuesto militar.

En el orden internacional, el exprimer ministro suscitó una gran apertura de Japón al mundo, defensor del multilateralismo y del diálogo como principal solución a los conflictos.

Sin embargo, la mañana del viernes 8 de julio, antes de apretar el gatillo de la improvisada pistola, Tetsuya Yamagami no pensaba en la mencionada trayectoria política de Abe, ni en las consecuencias de sus medidas gubernamentales.

En cambio, lo carcomía el resentimiento hacia el exestadista por sus vínculos con la controvertida Federación de Familias para la Paz y la Unificación Mundiales.

La también conocida como antigua Iglesia de la Unificación enfrenta varias acusaciones de estafa, debido a que sus seguidores donan grandes sumas a la institución y les compran artículos espirituales a precios elevadísimos.

Yamagami dijo a la policía que su madre había quebrado financieramente por culpa de la mencionada iglesia y acusó a Abe de expandir en Japón la influencia del grupo religioso de origen surcoreano.

Las declaraciones del asesino desataron un escándalo mediático en torno a la congregación. Los medios de prensa especularon sobre los supuestos favores que recibe la iglesia de importantes políticos japoneses a cambio de apoyo electoral y la presión respecto al tema condicionó la reestructuración del Gabinete realizada en agosto de 2022.

Kishida, quien intenta separar al gobierno de la polémica y mejorar así la disminuida aprobación popular, ordenó una investigación oficial de la Federación de Familias para la Paz y la Unificación Mundiales.

La ministra de Educación, Cultura, Deportes, Ciencia y Tecnología, Keiko Nagaoka, preside el escrutinio sobre las operaciones y la gestión de la Iglesia a raíz de las más de mil 700 solicitudes realizadas por la población en septiembre pasado.

FUNERAL

Tres días después del magnicidio, miles de japoneses visitaron el capitalino templo budista Zojoji para rendir homenaje a Shinzo Abe a propósito de su velorio. Bajo la lluvia y las altas temperaturas de julio, los dolientes realizaron ofrendas y reverencias luctuosas ante un retrato del líder asesinado.

Dentro del sagrado recinto tuvo lugar un funeral más privado, con la presencia de los familiares, el primer ministro, representantes de distintas facciones políticas, funcionarios extranjeros y empresarios.

La ceremonia de despedida incluyó un cortejo fúnebre por el centro de Tokio, con paradas en la sede del Partido Liberal Democrático, la residencia oficial del primer ministro y el edificio de la Dieta (Parlamento bicameral).

Las manifestaciones populares de duelo alcanzaron otras prefecturas incluidas Nara, Yamaguchi, Yamanashi y Fukushima.

Como parte del homenaje póstumo, Abe recibió el Collar de la Suprema Orden del Crisantemo (máxima condecoración del país) por sus aportes profesionales en el campo de la diplomacia y la seguridad económica de la nación.

Cuando parecía que terminaba este lamentable capítulo de la historia nipona, Kishida anunció la celebración de un funeral de Estado, alentado por las numerosas muestras de solidaridad recibidas desde todas partes del orbe, con motivo del crimen.

Por primera vez en 55 años Japón realizó honras fúnebres dedicadas a un ex primer ministro. El otro antecedente de posguerra correspondió a Shigeru Yoshida en 1967, quien lideró a la nación del Sol naciente en la “milagrosa” recuperación económica posterior a la segunda conflagración bélica mundial.

El 27 de septiembre, alrededor de cuatro mil 300 personas, entre ellas cerca de 700 dignatarios de más de 200 países y organizaciones internacionales, asistieron a la luctuosa ceremonia celebrada en el salón Nippon Budokan de Tokio.

Kishida aprovechó la ocasión para reunirse con los dignatarios extranjeros que vinieron a Tokio en aras de reforzar las relaciones con otros países a través de la llamada diplomacia de las condolencias. En cada uno de los encuentros reiteró la voluntad de Japón de heredar y desarrollar el legado cultivado por Abe en las arenas internacionales.

arb/dfm/lcp

Colaboraron en este trabajo:
Amelia Roque
Editora Especiales Prensa Latina
Deisy Francis Mexidor
Jefa Redacción Norteamérica
Laura Esquivel
Editora Web Prensa Latina
Ivette Fernandez
Redacción Norteamérica
RELACIONADOS