Por Orlando Oramas León
Corresponsal jefe en Uruguay
Ella es parte de la brigada oftalmológica cubana, una cooperación entre ambos países que se inició hará pronto 18 años con la Misión Milagro, impulsada por los presidentes Fidel Castro y Hugo Chávez.
Comenzó aquí durante el primer gobierno del Frente Amplio, del presidente Tabaré Vázquez.
Desde 2007 hasta la fecha los especialistas cubanos realizaron en Uruguay más de 900 mil consultas, alrededor de 200 mil pesquisas y una cantidad de intervenciones quirúrgicas superior a las 116 mil, sobre todo de cataratas y pterigio.
Anaís Carreras es la única especialista en oculoplastia en ese hospital de referencia nacional, donde laboran profesionales de la salud uruguayos y cubanos.
La oculoplastia es una especialidad quirúrgica que se enfoca en la región alrededor de los ojos, incluyendo los párpados, las cejas, la órbita y el sistema lagrimal.
Se realiza tanto para corregir problemas médicos y estéticos, como párpados caídos que obstruyen la visión, tumores, fracturas orbitales, mal posicionamiento del párpado y dificultades del sistema lagrimal.
Sus atributos definen a la doctora cubana. Tiene títulos de medicina general y de especialista en Oftalmología de primer grado, además de cirugía plástica ocular y oncología. Ha representado a su país en congresos de la especialidad en México y Colombia.
Posee en su haber otras misiones como parte de la colaboración médica internacional que practica Cuba: Venezuela (entre 2010 y 2013), Suriname (2019-2020), Haití (2019-2020), y está por cumplir tres años de labor en Uruguay.
LAS DOS CARAS

Su consulta siempre está llena. El antes se refleja en rostros marcados por las huellas de afecciones que tendrá que corregir.
Entre los pacientes que acuden por primera vez cunde la incertidumbre y años de cargar con tales patologías, no pocas a ojos vista.
Muchos son mayores de 50 años, pero los hay de todas las edades, incluida aquella quinceañera que apenas podía abrir sus párpados, en una especie de mueca para poder ver que escondía su lozanía.
Ella es parte del después que reconstruyen las manos habilidosas de la cirujana cubana, quien quedará para siempre en el agradecimiento de la jovencita uruguaya.
NOMBRES RAROS PARA PADECIMIENTOS COMUNES
“Atiendo bastantes afecciones por malformaciones congénitas”, dice Carreras.
Entre ellas el entropio, que es la inversión de los párpados y pestañas hacia adentro; puede ocasionar úlceras corneales, secreciones, lagrimeo, mala visión y ojos enrojecidos. “A ese párpado hay que devolverlo a su normalidad, a su posición anatómica”, apunta. Menciona el ectropión, cuando el borde de un párpado, generalmente el inferior, gira hacia afuera, exponiendo la superficie interna y la conjuntiva. También provoca sequedad, irritación, lagrimeo, enrojecimiento y una mayor propensión a infecciones o úlceras en la córnea. Las causas comunes incluyen la edad, cicatrices, quemaduras o parálisis facial.
Está la dermatocalasis, el exceso de piel en los párpados superiores que interfieren en la visión y contribuyen a invertir las pestañas hacia adentro. Sensación de pesadez, obstrucción visual y bolsas debajo de los ojos están entre los síntomas.
Otro término científico es el chalazión, protuberancia benigna que se forma en el párpado por la obstrucción de una glándula sebácea. Además de molestia, enrojecimiento e hinchazón, puede ocasionar visión borrosa si aumenta de tamaño.
También puede mencionarse el pterigio, crecimiento anómalo de tejido en la parte blanca del ojo, que se extiende hacia la córnea.
Aparecen, entre otras malformaciones congénitas, los epicantos, pliegue de piel del párpado superior que cubre la esquina interna del ojo, con solución quirúrgica.
La cirujana tiene un récord que le enorgullece. “Atiendo tumores con mucha frecuencia, y hasta ahora todos los malignos tuvieron solución satisfactoria, comprobados por las biopsias y el seguimiento. Ninguno de esos pacientes debió recurrir a la quimio ni a la radioterapia”.
DEL DIA A DÍA Y OTRAS HISTORIAS

Las semanas se le van unas detrás de otras inmersa en su preciada labor. Lunes y martes, consulta mañana y tarde. Miércoles y jueves, postoperatorio y a la una de la tarde entra a operar. El viernes de vuelta al salón quirúrgico.
El sábado revisa a los operados la jornada anterior. Pero también puede ser de pesquisas junto a otros colegas de la brigada cubana que durante las jornadas sabatinas, van en busca de pacientes, no pocas veces a lejanas localidades uruguayas.
Las maletas están por hacer pues en diciembre concluye su misión en esta tierra sudamericana.
“En Uruguay he tenido experiencias bonitas con muchos jóvenes que se van con rostro nuevo tras padecer caída total de los párpados, por ejemplo”, se ufana. “Y me contenta salvar a muchos adultos mayores que durante años padecieron tumores malignos, ya removidos”.
La doctora reconoce que las cirugías de oculoplastia son muy costosas en la medicina privada. En el Hospital de Ojos “José Martí”, del sistema de salud pública uruguaya, resultan gratis.
Salta a la vista la cálida relación entre la oftalmóloga cubana y sus pacientes. “No quieren que me vaya, hasta escriben cartas a la dirección del hospital”.
“En mi profesión atesoro muchas historias que me hacen sentir orgullo. De Guárico, Venezuela, recuerdo a un joven de 22 años con catarata congénita”, rememora. “Fue deslumbrante cuando vio la luz por primera vez. Llegó con bastón y lo dejó atrás. Vivencias como esas me impulsan a seguir en esta profesión, en Cuba o donde nos necesiten”.
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