sábado 28 de junio de 2025

Una raya de tigresa para agente anticubana disfrazada de “oveja”

La Paz (Prensa Latina) Con una raya de tigresa en la piel de oveja el Gobierno de Estados Unidos pretende disfrazar a su agente anticubana Rosa María Payá, denunció en esta capital el canal televisivo boliviano Abya Yala.

Por Jorge Petinaud Martínez

Corresponsal jefe en Bolivia

Con foto incluida junto a la exgobernante de facto Jeanine Áñez (2019-2020), la televisora sudamericana vinculó a Payá con graves violaciones de derechos humanos cometidas en Bolivia por ese régimen, tras el golpe de Estado cívico-militar que forzó el 10 de noviembre de 2019 la renuncia del expresidente Evo Morales.

Al recordar en sus redes sociales que el Ejecutivo de Estados Unidos nominó a esta promotora del bloqueo económico, comercial y financiero contra su tierra natal a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Abya Yala subrayó el beneplácito de Payá ante las masacres cometidas en Bolivia tras el complot golpista de noviembre de 2019.

“Aliada del gobierno de Áñez, responsable de masacres, ejecuciones y torturas en Bolivia, Rosa María Payá Acevedo fue nominada por la Administración de Trump a la CIDH, el mismo organismo que verificó en el país las graves violaciones a los derechos humanos durante el régimen de facto de 2019”, destacó Abya Yala.

El post en Facebook agregó que diversas organizaciones sociales y de Derechos Humanos bolivianas expresaron su preocupación al ser elegida miembro de la CIDH la ultraderechista nacionalizada estadounidense.

Reiteró que Payá apoyó el golpe de Estado que forzó la renuncia del expresidente Evo Morales el 10 de noviembre de 2019 y encumbró a Áñez, en cuyo gobierno de facto se cometieron las masacres de Senkata, Sacaba y el Pedregal.

Un informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la CIDH que investigó estos crímenes, determinó que 38 personas murieron en masacres, cientos fueron heridas y miles encarceladas, torturadas, abusadas sexualmente, secuestradas y vejadas durante el gobierno de facto.

Además de la CIDH, existen reportes de la Organización de Naciones Unidas (ONU), de Amnistía Internacional, del Instituto de Terapia e Investigación Sobre las Secuelas de la Tortura y la Violencia de Estado (ITEI).

LEY ASESINA

Áñez, 48 horas después de asumir la presidencia del país ilegalmente el 12 de noviembre de 2019, firmó el decreto supremo 4078 (conocido como de la Muerte) que eximió de responsabilidad penal a militares y policías por la violencia aplicada en la represión contra quienes reclamaban restaurar el orden constitucional.

Como resultado, ocurrieron las masacres antes mencionadas, decenas de muertes y miles de violaciones de derechos humanos.

PRONTUARIO DE UNA AGENTE

Ciudadana estadounidense nacida en Cuba, Payá es una agente anticubana que dirige la denominada Fundación para la Democracia Panamericana y también Cuba Decide, organizaciones no gubernamentales financiadas por agencias estadounidenses, según información pública latinoamericana.

En Washington, un ciudadano boliviano presentó ante la CIDH una impugnación a la candidatura de Payá, endosada por organizaciones y ciudadanos defensores de Derechos Humanos de América Latina y el Caribe.

La ya nuevo miembro de la CIDH, propuesta por el Gobierno de Estados Unidos, estuvo en Bolivia en enero de 2020, poco después de las masacres contra indígenas bolivianos, para expresar su apoyo al gobierno de Áñez y gestionar la ruptura de relaciones con Cuba.

Nominada por el secretario de Estado, Marco Rubio, Payá fue señalada en la web del semanario boliviano de análisis político La Época como una excelente oportunidad para Washington de “(…) presionar aún más al Gobierno cubano y aislarlo internacionalmente”.

Desde su llegada a los Estados Unidos en 2013, la agente ha recibido el apoyo de políticos ultraconservadores de origen cubano, conocidos por sus posiciones de línea dura contra la mayor de las Antillas, describe la publicación.

Resalta entre ellos al entonces senador Marco Rubio, quien en enero de 2015 la llevó como su invitada oficial al discurso del Estado de la Unión, presentado al Congreso por el expresidente Barack Obama, advierte el periódico.

A partir de entonces, añade, la promociona en los escenarios internacionales como la representante de toda la diáspora cubana, no solo con apoyo político sino también con acceso a fuentes de financiamiento de entidades federales norteamericanas, como la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) y otras.

De estas recibe anualmente más de dos millones de dólares en forma de subvenciones gubernamentales no reembolsables.

Tras brindar estos elementos, La Época opina que la promotora de Cuba decide carece de idoneidad para ese cargo por un grupo de deficiencias.

Menciona en primer lugar su dependencia de la Administración estadounidense, lo cual indica que será funcional a la agenda e intereses geopolíticos de Washington.

Advierte que no es abogada y carece de una “destacada” trayectoria en favor de los derechos humanos, la democracia y, mucho menos, es experta en políticas latinoamericanas, mientras que su trayectoria profesional está enfocada en promover, sin éxito, un “cambio de régimen” en Cuba y en los ataques contra los gobiernos de Venezuela, Nicaragua y Bolivia.

Como seguidora de Trump, Payá apoya su estrategia de máxima presión y las medidas coercitivas unilaterales contra varios países de la región, así como las deportaciones masivas de migrantes a países latinoamericanos y caribeños.

Indica La Época que al igual que Rubio, Payá promueve el bloqueo económico, comercial y financiero mantenido por la Casa Blanca contra Cuba desde hace más de seis décadas, política condenada en Naciones Unidas por la inmensa mayoría de los Estados miembros.

A la par, imita su habitual discurso de odio contra las Brigadas Médicas Cubanas desplegadas en múltiples países para atender a las poblaciones más vulnerables o que hayan sufrido una catástrofe natural, concluye el semanario.

Todos estos datos evidencian la raya de tigresa que mancha la piel de “oveja defensora de los derechos humanos” con la cual Washington pretende enmascarar a su agente anticubana.

arb/jpm

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