Por Nicholas Valdés
De la redacción de Asia y Oceanía
Como consecuencia, expresiones artísticas como el “Manga” y el “Anime” traspasaron hace mucho las barreras nacionales e incluso regionales, y hoy son altamente consumidas en Occidente. Otros ejemplos serían la globalización del Karate; o el Judo, antiguos artes marciales japoneses que en la actualidad tiene a Francia como el país con mayor número de practicantes.
En la gastronomía ocurre un fenómeno similar; el Sushi es uno de los platos más internacionales; otros como el Teriyaki ganan terreno, mientras que el Sake es conocido incluso entre los no bebedores.
Un panel asesor de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) recomendó que los conocimientos y las técnicas tradicionales de Japón para la elaboración de sake y destilados de “shochu” se incluyan en su lista de Patrimonio Cultural Inmaterial, lo que pondrá en camino su aprobación formal a finales del 2024.
Una vez que sean adoptados por la sesión del comité intergubernamental de la Unesco prevista del 2 al 7 de diciembre en Asunción, Paraguay, se convertirán en la 23ª entrada de Japón en la lista, según informó la agencia cultural de la nación asiática.
DE TRADICIÓN LOCAL A LA GLOBALIZACIÓN
En japonés, “Sake” significa simplemente “bebida alcohólica”. La palabra puede referirse a diversos licores en dependencia de la región. En el sur de Kyushu, «sake» designa una bebida destilada llamada “imo-jochu” (shochu de patata). En Okinawa, se refiere tanto al shōchu de caña de azúcar como al “awamori” o al “kūsū”; estas últimas formas de sake se producen a partir del arroz de grano largo destilado con moho “kōji” negro (o kurokoji).
Sin embargo, en los países occidentales el término se refiere a un tipo específico de bebida alcohólica preparada a partir de la fermentación del arroz y otros ingredientes utilizando el kōji.
La elaboración tradicional de sake es una técnica con un método de producción poco común -conocido como “Nihonshu”- en el que ocurren múltiples fermentaciones simultáneas en un recipiente. El elixir resultante puede alcanzar de 15 a 20 grados de alcohol.
En Occidente, el sake es comúnmente referido como «vino de arroz», aunque también existen otras bebidas conocidas como «vino de arroz» que son diferentes del nihonshu.
La historia del sake aún no está debidamente documentada y existen múltiples teorías acerca de su creación, una de ellas con origen en China alrededor del año 4800 a.C., con posterioridad exportado a Japón. Otros investigadores creen que la preparación de sake empezó en el siglo III en el archipiélago nipón, al llegar el cultivo húmedo del arroz.
Para el siglo VII, el sake se volvió muy popular y se creó una organización para preparar esa bebida en el Palacio Imperial de Kioto, capital de Japón en esa época; el resultado de ese apoyo condujo a un desarrollo rápido de las técnicas de producción.
Durante el siglo XX, la tecnología de preparación de sake avanzó mucho. El gobierno estableció el Instituto de Investigación de Fabricación de Sake en 1904, y en 1907 se llevó a cabo la primera prueba gubernamental de catadura.
Según los últimos datos de la Asociación Japonesa de Productores de Sake y Shochu, la expansión global del sake experimentó una serie de fluctuaciones significativas en los últimos años, marcadas por los desafíos y oportunidades que surgieron a raíz de la pandemia de Covid-19.
Pese a enfrentar una disminución en sus exportaciones durante el año 2023, el valor del sake en el mercado internacional se incrementó de manera notable como reflejo de un creciente aprecio y una mayor valoración de sus consumidores de todo el planeta.
En esa tendencia influye un esfuerzo concertado de los productores y distribuidores japoneses para adaptarse a las cambiantes dinámicas de consumo y explorar nuevas estrategias que promuevan el conocimiento y disfrute del sake fuera de Japón.
PATRIMONIO CULTURAL
El secretario jefe del gabinete, Yoshimasa Hayashi, principal portavoz del gobierno nipón, dijo que la recomendación de la Unesco trae al país una gran alegría, y aseguró que Japón seguirá compartiendo su riqueza histórica y cultural con el mundo.
Muchos en la industria también acogieron con agrado la medida, con la esperanza de que al recomendar la bebida y una posterior inclusión en la lista de Patrimonio capte interés sobre otras bebidas tradicionales y sus métodos de producción.
Es un honor para la elaboración de sake en Japón. Espero que la gente renueve su interés en el sake japonés, reconocido en el mundo, declaró al respecto Hideharu Ota, presidente de Daishichi Sake Brewery Co., una fábrica en la prefectura de Fukushima, en el noreste del país.
Se trata del redescubrimiento de una cultura tradicional. Me alegraría si la lista ayudara a atraer la atención de la gente y ayudara a evitar que desaparezca la elaboración tradicional de sake, señaló Genuemon Sudo, el 55º director de la destilería Sudohonke Co., que se dice que data de 1141, ubicada en la prefectura de Ibaraki, en el noreste de Tokio.
El gobierno japonés nominó la elaboración de sake para la lista de la Unesco en 2022. Los esfuerzos para promover el conocimiento y apreciación de esa bebida en el nivel mundial han sido multifacéticos.
La Asociación de Productores de Sake y Shochu de Japón (JSS) tomóla iniciativa de participar en eventos internacionales, organizar clases magistrales en diversos países y colaborar con instituciones educativas para ampliar el alcance y la comprensión del producto.
Esas actividades no solo buscan incrementar las exportaciones, sino también cultivar una apreciación más profunda del sake como parte de la gastronomía global.
Las perspectivas para el futuro del sake en el mercado internacional son optimistas. Con un enfoque en la educación sobre el producto, la exploración de nuevas estrategias de mercado y la adaptación a las cambiantes preferencias de consumo, el sake japonés está posicionado para continuar su expansión y fortalecer su presencia en la escena global de bebidas.
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