jueves 26 de diciembre de 2024
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Panamá 2024: Creciente rol de FAO en la seguridad alimentaria

Ciudad de Panamá (Prensa Latina) En este 2024, seguridad alimentaria, sanidad agropecuaria, cuidado del medio ambiente y medidas frente a la Fiebre Aftosa y el Gusano Barrenador del Ganado fueron, entre otros, importantes ejes de la cooperación con Panamá de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Por Mario Hubert Garrido

Corresponsal jefe en Panamá

En una visita al istmo, en agosto último, el subdirector General y Representante Regional para América Latina y el Caribe de ese organismo, Mario Lubetkin, se refirió a las alarmantes estadísticas que presenta el Informe sobre el Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo (SOFI 2024).

El estudio, dijo a Prensa Latina, indica que aproximadamente 733 millones de personas sufrieron hambre a nivel mundial en 2023.

A eso se suma que más de dos mil 800 millones de personas en el planeta continúan sin poder acceder a una dieta saludable. Eso significa que, aunque estén consumiendo calorías suficientes, no están obteniendo los nutrientes necesarios para crecer, y en algunos casos, para sobrevivir.

En América Latina y el Caribe se observó un avance, con una reducción de 4.3 millones de personas que dejaron de padecer hambre, pero estos avances, en los que Panamá sobresale, no son uniformes ni suficientes.

Aún persisten 41 millones que sufren hambre en la región, y la malnutrición continúa siendo un problema grave que afecta a millones, indicó el también comunicador uruguayo.

La doble carga de la malnutrición es un desafío alarmante que afecta tanto a niños como a adultos en nuestra región. El aumento significativo en la obesidad refleja un cambio preocupante en los patrones alimentarios y de actividad física, según explicó.

Para enfrentar ese flagelo, dijo en alusión a la relación con la nación centroamericana, se debe dejar de atender esta problemática solo desde el ángulo de la producción de alimentos, pues es clave un esfuerzo intersectorial de vínculos con la salud, la economía y el medio ambiente.

Por otro lado, el impacto de la crisis climática, la pérdida de biodiversidad, las restricciones económicas, los conflictos, entre otros factores, continúan representando importantes desafíos para la seguridad alimentaria y la nutrición.

SANIDAD AGROPECUARIA

Otro eslabón de la colaboración la esbozó la oficial de agricultura de FAO para Mesoamérica, Raixa LLauger, quien explicó que la necesidad fundamental para las personas, las comunidades y las naciones es el acceso continuo a alimentos suficientes, asequibles, seguros y nutritivos a fin de vivir una vida activa y saludable.

Las plagas y enfermedades de las plantas y los animales representan una amenaza para la seguridad alimentaria porque pueden dañar los cultivos o la salud de esos animales que son el medio de vida de muchas personas, lo que reduce la disponibilidad y aumenta el costo de los alimentos, agregó.

Al respecto, la experta precisó que la FAO promueve la aplicación del enfoque “Una sola salud” como parte de la transformación del sistema agroalimentario a favor del bienestar de las personas, los animales, las plantas y el medio ambiente.

Esto se traduce en una variedad de agentes y labores relacionadas con la agricultura sostenible, la sanidad animal, vegetal, forestal y acuícola, la inocuidad alimentaria, la resistencia a los antimicrobianos (RAM), la seguridad alimentaria, la nutrición y los medios de vida.

Garantizar el enfoque “Una sola salud” es esencial para lograr progresos con vistas a anticipar, prevenir, detectar y controlar las enfermedades que se propagan entre los animales y los seres humanos, hacer frente a la RAM, asegurar la inocuidad de los alimentos, prevenir las amenazas para la salud humana, vegetal y animal relacionadas con el medio ambiente y combatir muchos otros desafíos.

Llauger alabó en esta dirección los nexos con el Organismo Internacional Regional de Sanidad Agropecuaria (Oirsa) para reducir la vulnerabilidad frente a los riesgos fito y zoosanitarios, y contribuir en la disminución de daños y pérdidas en el sector agropecuario.

FAO y Oirsa desarrollan una intervención conjunta para el fortalecimiento de la capacidad de preparación y respuesta de los países, entre ellos, México, Guatemala, Belice, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Haití y República Dominicana.

De otro lado, subrayó la importancia de tomar acción para el cuidado de los ecosistemas que sustentan todas las formas de vida en el planeta.

La FAO ha reiterado en diversas ocasiones que de la salud de nuestros ecosistemas depende directamente la salud global y sus habitantes, por tanto, cuidar los ecosistemas terrestres y marinos contribuirá a acabar con la pobreza y a combatir el cambio climático, remarcó.

En su marco estratégico 2022-2031, señaló, el organismo multilateral propone como uno de los principales pilares de trabajo un “Mejor Medio Ambiente”, que busca proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas.

Para lograr esto, dijo, la FAO propone unificar esfuerzos por la conservación de la biodiversidad, para que las comunidades locales puedan seguir utilizando las especies endémicas con fines alimentarios, agrícolas y medicinales.

Además, está la aplicación de programas, políticas y prácticas de agricultura climáticamente inteligente para mitigar el cambio climático y hacer más resilientes a las comunidades locales frente a este.

También trabaja por la protección de los ecosistemas marinos, lo que tiene como resultado un mayor acceso a esos recursos por parte de los pescadores artesanales en pequeña escala.

Es vital asimismo, comentó, proteger la biodiversidad de los cultivos, lo cual fortalece los sistemas agroalimentarios contra el cambio climático, las especies invasivas, la contaminación, la expansión urbana y el uso excesivo de la tierra.

ENFRENTAR PLAGAS Panamá fue escenario este año de un ejercicio regional de respuesta a un brote de Fiebre Aftosa, con la colaboración de la FAO. Acerca de este simulacro, el Coordinador subregional de FAO para Mesoamérica, y su representante en Panamá y Costa Rica, el brasileño Adoniram Sanches, explicó que a nivel global, el cambio climático y la intensificación de las interacciones entre humanos y animales en medio ambientes degradados ha facilitado el incremento sustantivo de la diseminación de enfermedades animales y su transmisión a los humanos.

A esto se le suma el tránsito global de personas, bienes y animales silvestres en sus rutas migratorias naturales representando un mayor riesgo de diseminación rápida de agentes patógenos que no respeta fronteras ni regiones.

Estas enfermedades transfronterizas de los animales son epidémicas, altamente contagiosas, que pueden causar altas tasas de mortalidad y morbilidad en los animales, agregó.

Existe una estrategia regional llamada Programa Hemisférico para la Erradicación de la Aftosa, con lineamientos para las pruebas diagnósticas, vacunas, metodologías, a fin de lograr la regionalización de la lucha contra esa enfermedad.

Los países actualmente libres de Fiebre Aftosa permanecen bajo amenaza constante del ingreso del brote.

Norteamérica, Centroamérica y Caribe están libres de esta enfermedad, por lo que Panamá desempeña un papel crucial al fungirse como barrera, evitando la diseminación de esta y otras patologías de Suramérica al resto del continente.

Igualmente ha sido incesante, añadió, el programa de enfrentamiento a otra amenaza fitosanitaria: la plaga de la langosta voladora (Schistocerca piceifrons piceifrons) con incidencia en diversos cultivos básicos de América Latina y Caribe.

Se consolidaron planes conjuntos y de asesoramiento, señaló, ante los brotes de casos del Gusano Barrenador del Ganado (GBG), una enfermedad que destapó las alarmas también en países de la región como Costa Rica, Nicaragua y Honduras.

ASISTENCIA TÉCNICA

Los vínculos con instituciones públicas de Panamá son un referente, sobre todo en proyectos como el que promueve el aumento de la resiliencia climática en el corredor seco centroamericano y zonas áridas de República Dominicana.

Las posibilidades que brinda FAO son meritorias en la asistencia técnica, seguros y financiamiento, teniendo en cuenta que en el país canalero se registran unos 220 mil productores, para que sus entregas sean sanas y saludables.

De otra parte, en este año que concluye FAO encontró aliados en instituciones de Bahamas, Chile, Costa Rica, México y Panamá, las que reportan en sus encuestas nacionales que más del 70 por ciento de su población adulta enfrenta problemas de sobrepeso. Indicador alarmante es que casi el 30 por ciento de la población mayor de 18 años padece de obesidad, desafíos que abordan de manera colectiva.

Para aliviar escenarios coyunturales, FAO elogió además los vínculos con el Parlamento Latinoamericano y Caribeño (Parlatino), con sede en Panamá desde 2008.

Con base en esta iniciativa, recientemente se formó también la Alianza Parlamentaria Iberoamericana y Caribeña por la Seguridad Alimentaria, que reúne a legisladores del continente, España y Portugal, y que demuestra que se pueden superar fronteras para enfrentar retos comunes desde un enfoque integral.

Otro de los frutos de esa colaboración es la Comunidad Parlamentaria del Conocimiento, una plataforma virtual abierta al público que incluye un catálogo con más de dos mil instrumentos normativos que impactan la seguridad alimentaria y nutricional de América Latina y el Caribe, una de las investigaciones desarrolladas por instituciones vinculadas al Observatorio del Derecho a la Alimentación (ODA) y un glosario especializado en la lucha contra el hambre y el desarrollo rural.

A futuro, el propósito es continuar trabajando con determinación, sin dejar a nadie atrás, asegurando que cada persona tenga acceso a una vida digna y a mejores oportunidades.

arb/ga

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