Por Noel Domínguez
Periodista de Prensa Latina
El arrojo y la valentía personal de Néstor García Iturbe sobresalieron junto a otros jóvenes que organizaron una acción de protesta para no dejar impune aquella felonía de la dictadura de Fulgencio Batista.
Dicha manifestación continuó en el acompañamiento de los restos mortales de los revolucionarios hacia el Cementerio y dada su masividad, la policía se vio impelida de disolverla.
Eso me marcó a mis 14 años de edad, y me convenció de acompañarlos en la lucha revolucionaria.
En la Escuela Profesional de Comercio de La Habana, situada en Ayestarán y Néstor Sardiñas, centro estudiantil de segunda enseñanza donde estudiábamos, se mantuvieron hasta el fin de la tiranía continuas manifestaciones, aún al riesgo de las vidas, cuya mayor protesta aconteció durante el asesinato de Gerardo Abreu Fontán en febrero de 1958.
Fue en esa operación de enfrentamiento donde Néstor García Iturbe más se destacó, convirtiéndose en un verdadero ejemplo de joven de acción, digno de ser secundado y acompañado, como también aconteció en las continuas organizaciones de protestas en marchas estudiantiles que partían de la colina universitaria y terminaban enlutadas con heridos y muertos de la heroica sangre estudiantil derramada.
Después del triunfo de la Revolución el 1 de enero de 1959, su quehacer revolucionario se multiplicó y continuó en ascenso, primero dentro de las filas de las Milicias Estudiantiles y Obreras, después como destacado dirigente sindical bancario y a la par como el hombre de pensamiento que siempre fue.
Culminó estudios universitarios, y de Doctor en Ciencias Sociales posteriormente, aún dentro de las filas del Ministerio del Interior con el esfuerzo que eso le conllevaba. Fue fundador del Partido Comunista de Cuba, Profesor e Investigador Titular, Diplomado en Defensa Nacional y especialista en Estudios sobre Estados Unidos.
La Agencia Central de Inteligencia (CIA) consideró haberlo descubierto y evidenciado como el coronel Gustavo del Ministerio del Interior en uno de los tomos de Who´sWho, porque fueron continuas y públicas sus participaciones en las negociaciones secretas con los distintos gobiernos de Estados Unidos desde los años 70, magistralmente resumidas por él en uno de sus libros, “Diplomacia sin sombra”.
Nacido en La Habana en 1940, Néstor García Iturbe se convirtió en un agudo, hábil, respetado académico y negociador diplomático como Consejero Político de la Misión Permanente de Cuba en Nueva York por dos ocasiones alternas.
En conjunto enmarcaron más de 14 años de abnegado servicio en esa esfera a la Revolución, además, cumplió misiones diplomáticas en países de América Latina, Europa y África.
De carácter decidido y emprendedor, se destacó en varios frentes: como diplomático, escritor, profesor, politólogo y académico de gran reconocimiento en universidades y entidades del exterior.
Legó importantes títulos que denunciaron rigurosamente las agresiones padecidas por Cuba a través del bloqueo y de las agresiones abiertas o encubiertas del imperialismo yanqui contra la isla, entre estos, “La comunidad de Inteligencia de Estados Unidos”, “Preludio de Girón” y “CIA Who´sWho”.
Fue un destacado y reconocido intelectual, siempre en defensa de los principios de la Revolución cubana en cualquiera de los escenarios, lo que le valió el respeto hasta de los enemigos en versátiles contextos, a quienes no cesó de enfrentar tanto en lo operativo como en lo académico.
Continuas intervenciones y entrevistas también lo distinguieron ante los televidentes y radioyentes en los espacios de la Mesa Redonda, Radio Progreso y en conferencias en centros obreros, estudiantiles, militares, universitarios y académicos, así como en un sitio web muy reconocido y visitado, el periódico digital El Heraldo, del que fue redactor y director.
Tras participar en el espacio de La Esquina con Reinaldo Taladrid, en la última comparecencia pública por la televisión, y pedirle que cuidara su salud, desenfadadamente me ripostó que los médicos le habían dado solo unos meses de vida y tenía que aprovecharlos para terminar algunos proyectos, como dejar editados varios libros aún pendientes.
Su viuda y compañera de muchas acciones y desvelos revolucionarios, Sarah, me comentó en el velorio que incluso en el último ingreso clínico le pidió que le llevara libros, grabaciones y videos para continuar trabajando.
Fui testigo excepcional en innumerables ocasiones de la atención que daba a quienes buscaban cooperación, consejos, consultas académicas, apoyo a tesis de grado o de cualquier otro tipo, por el día, por la noche e incluso de madrugada, y para pedirle participación en actividades revolucionarias e impartir conferencias.
Siempre sacó tiempo para llevar o recoger al círculo infantil, escuela y hasta la universidad a sus nietos, a los que ayudaba en tareas escolares, así como para la atención a sus hijos y esposa. Hombre de detalles afectivos, en infinidad de veces me ofreció del vino de frutas que acostumbraba añejar, para que mi anciana madre los degustara.
Al morir el 10 de noviembre de 2018, la Revolución perdió a uno de sus prolijos combatientes, hombre altruista de acción y pensamiento, comprometido con la obra que defendió desde muy temprano y que marcó su apego e incondicionalidad hacia el Comandante en Jefe Fidel Castro.
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