domingo 28 de diciembre de 2025

Migrantes,administración Trump, Iglesia católica de EEUU y Santa Sede

La Habana (Prensa Latina) Las actuales relaciones entre la Iglesia católica de Estados Unidos, la administración Trump y la Santa Sede son complejas y pasan por un grupo de contradicciones, entre las que asoma con fuerza el tema de los migrantes.

Por Enrique González

Colaborador de Prensa Latina

En cuanto a esta problemática, los obispos norteamericanos han calificado como “profundamente preocupantes” las decisiones ejecutivas del presidente Trump relacionadas con la reinterpretación del “ius soli” y el fortalecimiento de los procesos de detenciones y deportaciones, a partir del daño que causan a los sectores más vulnerables.

La Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) ha denunciado la política llamada “indiscriminate mass deportation”, así como la retórica inhumana contra los inmigrantes, al insistir en que la seguridad fronteriza no puede oponerse a la unidad familiar y menos a la dignidad humana.

La relación Iglesia-Estado se ha complicado aun más a partir de la suspensión de llegadas de refugiados, así como los abruptos recortes a los programas católicos determinados por el gobierno. Incluso, los obispos se han visto obligados a suspender programas de ayuda a niños.

En esencia, los obispos estadounidenses han criticado con fuerza las políticas migratorias recientes, especialmente la lógica de “deportación masiva”, así como el cierre de vías de protección como el asilo y el reasentamiento de los refugiados.

En noviembre la USCCB aprobó por una cifra superior al 95 por ciento, un mensaje especial sobre el tema migratorio, en el cual se oponen de manera explícita a las políticas masivas de deportación defendidas por el presidente Trump. Denuncia, además, el clima de “miedo y ansiedad” creados por los operativos del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) y la imagen de “villanos” que se ha pretendido crear con respecto a los migrantes, así como la pérdida del estatus legal de estos últimos, y piden, a su vez, una reforma migratoria significativa.

Más de un análisis autorizado destaca cómo este “mensaje especial” ha sido una intervención poco común, la primera de este tipo en más de una década, y un indicador de la gravedad que confieren los obispos al tema.

En el citado documento, los obispos estadounidenses subrayan que esta postura expresa un consenso amplio del episcopado, lo cual evidencia un claro apoyo y un mensaje de solidaridad hacia los migrantes.

Incluso, en el texto denuncian cómo formas de migración legal y personas ya naturalizadas resultan afectadas, en nombre de una supuesta “identidad americana unificada”.

Este comunicado de noviembre tuvo como antecedente el anuncio de abril de 2025 de la propia USCCB respecto a la imposibilidad de renovar sus acuerdos de cooperación con el gobierno federal en programas de reasentamiento de refugiados y servicios para menores, motivado ello por la cancelación de subversiones y la suspensión de los propios acuerdos por parte del gobierno.

Pero, ¿cuál ha sido la reacción del papa León XIV y de la Santa Sede al respecto?

El papa León XIV se ha mostrado crítico en más de una oportunidad con respecto a las políticas migratorias de la administración Trump, con especial énfasis en cuanto al modo en que se ejecutan las deportaciones y “redadas”.

El Sumo Pontífice ha calificado el trato a los migrantes en Estados Unidos como “extremadamente irrespetuoso” e incompatible con la dignidad humana, ello, incluso, en casos de personas en situación migratoria irregular.

León XIV fue claro en distinguir entre el derecho de los Estados Unidos a gestionar sus fronteras y lo inadmisible desde el punto de vista moral de cometer abusos, humillaciones y prácticas que generan miedo generalizado en comunidades establecidas en el país desde hace varias décadas.

Es decir, ha respaldado de manera clara a los obispos estadounidenses en sus posiciones condenando las deportaciones masivas, el clima de miedo, así como la denigración de los inmigrantes en el debate público.

Estas posiciones de la Santa Sede, reflejadas en las intervenciones del Papa, aparecen respaldadas por criterios teológico-pastorales que parten de la tesis de que toda política migratoria debe respetar la dignidad intrínseca de la persona.

Recuerdan así que existen tribunales y un sistema de justicia, y cómo la irregularidad administrativa no es equivalente automáticamente a “criminalidad”.

Igualmente León XIV ha cuestionado el uso del lenguaje “pro-vida” cuando se combina oposición al aborto con la tolerancia o apoyo a un trato inhumano de migrantes, sugiriendo cómo esta incoherencia pone en duda la autenticidad de una ética verdadera a favor de la existencia.

El Pontífice ha subrayado además cómo un Estado de derecho auténtico se verifica precisamente a través del trato hacia los más pobres y marginados, manteniendo así la línea del papa Francisco sobre este delicado tema.

Aunque el estilo del primer Papa estadounidense, a juicio de expertos, es algo más reservado que el de Francisco, León XIV viene asumiendo un tono firme y directo frente a la administración Trump, incluso, a costa de ciertas tensiones diplomáticas.

arb/EG

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