Por Livia Rodríguez Delis
Corresponsal jefe en India
Se espera que más de 400 millones de personas, de India y otras partes del mundo, se reúnan en una superficie de cuatro mil hectáreas hasta el 26 de febrero durante la peregrinación, la cual, de acuerdo con el primer ministro Narendra Modi, encarna la herencia espiritual eterna del país y celebra la fe y la armonía.
Maha Kumbh Mela, una peregrinación sagrada que se celebra cuatro veces en el transcurso de 12 años, atrae a millones de fieles de la religión hindú que se bañan en ríos, considerados para ellos sagrados en busca de purificarse de los pecados y alcanzar la liberación espiritual.
Además, de participar en una serie de rituales, también se embarcarán en una odisea que trasciende los límites físicos, culturales e incluso espirituales.
El momento de cada Kumbh Mela está determinado por las posiciones astrológicas del Sol, la Luna y Júpiter, que se cree que señalan un período propicio para la limpieza espiritual y la autoiluminación.
Asimismo, su ubicación rota entre Haridwar, Ujjain, Nashik y Prayagraj, cada uno situado junto a un río sagrado, desde el Ganges hasta el Shipra, el Godavari y la confluencia del Ganges, el Yamuna y el mítico Sarasvati.
Enraizado en la mitología y la cultura indias, el Maha Kumbh Mela es una representación profunda de la búsqueda eterna de la humanidad por la paz interior, la autorrealización y la unidad espiritual.
Se cree que su realización está determinada por la unión de la astronomía, la astrología, la espiritualidad, las tradiciones ritualísticas y las costumbres, así como prácticas socioculturales.
Entre los participantes se incluyen ascetas, como Sadhus y Naga Sadhus, que practican una intensa disciplina espiritual, ermitaños que emergen de la reclusión para unirse al Mela, buscadores de sabiduría espiritual y practicantes cotidianos del hinduismo.
Su ceremonia más connotada es la del baño sagrado. En la confluencia de los ríos Ganges, Yamuna y el mítico Sarasvati, conocido como Triveni Sangam, millones de devotos se reúnen para realizar este ritual profundamente significativo.
Se cree que el acto de sumergirse en estas aguas sagradas purifica los pecados, libera tanto a las personas como a sus antepasados del ciclo de renacimientos y, en última instancia, los guía hacia Moksha, o la liberación espiritual.
Además, los peregrinos participan en el culto a lo largo de las orillas del río y asisten a discursos espirituales dirigidos por sadhus y santos reverenciados.
Una tradición como la historia misma de India
Las raíces del Kumbh Mela se remontan a miles de años, con referencias tempranas durante los períodos Maurya y Gupta (siglo IV antes de nuestra era al siglo VI de nuestra era), de acuerdo con investigadores del Ministerio de Cultura.
Aunque no tan grandes como el Kumbh Mela moderno, las reuniones iniciales atrajeron a peregrinos de todo el subcontinente indio y con el tiempo, la importancia del Mela creció junto con el auge del hinduismo, con gobernantes como los Gupta que elevaron aún más su estatus como una congregación religiosa venerada.
Durante el período medieval, la Kumbh Mela recibió el patrocinio de varias dinastías reales, incluidos los imperios Chola y Vijayanagar en el sur, y el Sultanato de Delhi y los mogoles en el norte.
Incluso se sabe que emperadores mogoles como Akbar participaron en las celebraciones, lo que ilustra un espíritu de tolerancia religiosa. Los relatos históricos revelan que en 1565, Akbar concedió a los Naga Sadhus el honor de liderar la entrada real a la Mela, un acto que simbolizaba la unidad entre las líneas religiosas y culturales.
En el período colonial, los gobernantes británicos observaron y documentaron el festival, intrigados por su escala masiva y la diversidad de congregaciones que atraía.
Esos relatos aportaron información valiosa sobre la evolución del Kumbh y su resistencia a lo largo del tiempo.
Después de la independencia, el Maha Kumbh Mela adquirió una importancia aún mayor al convertirse en símbolo de la unidad nacional y el rico patrimonio cultural de la India. Reconocido por la UNESCO en 2017 como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, el Kumbh Mela es un testimonio de la supervivencia y evolución de las tradiciones antiguas en una era de modernización.
Celebración de la cultura y la unidad
Para las autoridades indias, el Maha Kumbh Mela es más que una reunión para la purificación espiritual; resulta, a su vez, una celebración cultural vibrante.
La música tradicional, la danza, el arte y la artesanía convergen, haciendo del Mela un festín para los sentidos. Los peregrinos no solo experimentan un viaje espiritual, sino también una inmersión profunda en el diverso paisaje cultural de la India, unidos por una búsqueda compartida de paz interior y comprensión.
También se reúnen peregrinos internacionales y buscadores de espiritualidad, atraídos por el mensaje universal de unidad, tolerancia y trascendencia del Mela.
En medio de multitudes vibrantes y exhibiciones coloridas, el Mela es un recordatorio de que el anhelo de realización espiritual es un hilo conductor que une a la humanidad, por encima de la nacionalidad, el idioma y las creencias, enfatiza una nota del Ministerio de Cultura.
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