Por Pedro Rioseco*
Colaborador de Prensa Latina
Era el 28 de septiembre de 1960 cuando el máximo líder de la Revolución Cubana dijo a los enardecidos capitalinos: “Vamos a establecer un sistema de vigilancia revolucionaria colectiva, están jugando con el pueblo y no saben todavía quién es el pueblo; están jugando con el pueblo y no saben la tremenda fuerza revolucionaria que hay en el pueblo”.
Esa misma noche, al término del discurso, nacían los primeros Comités de Defensa de la Revolución (CDR), organización popular por zonas de vivienda que, seis meses después, desarticularía a quienes pretendían crear una quinta columna para apoyar la invasión mercenaria en Playa Girón.
Se constituyeron como célula del barrio, de afiliación voluntaria, que canalizaban necesidades del pueblo y la defensa de la obra que iniciaba la Revolución, integrada por mujeres, hombres, jóvenes, adultos mayores, estudiantes, trabajadores, campesinos, profesionales, intelectuales, jubilados o amas de casa.
A las tareas iniciales de la vigilancia revolucionaria, se fueron sumando otras de interés popular como la educación, el trabajo voluntario, actividades patrióticas, de salud (vacunaciones, donaciones de sangre y otras), la recogida de materia prima, la protección del medio ambiente y muchas más.
No puede dejar de mencionarse la participación de esta organización en la Campaña Nacional de Alfabetización para erradicar el analfabetismo en el país, y las vacunaciones contra la poliomielitis y otras enfermedades transmisibles que han sido erradicadas.
Su participación también es decisiva para eliminar focos de vectores transmisores de enfermedades en viviendas y comunidades.
Han pasado ya 65 años y no podría escribirse la historia de la Revolución sin hacer referencia obligada a la labor de los CDR. Con su activo papel frente a los planes de los que intentan hacer volver atrás las conquistas logradas, la institución se convirtió en la más amplia organización de masas de Cuba.
Es una organización que agrupa a la inmensa mayoría de la población mayor de 14 años que desee trabajar por el beneficio de la comunidad. Se encuentran estructurados en todo el país, tanto en zonas rurales como urbanas partiendo del lugar de residencia, en las ciudades por cuadras o edificios multifamiliares y en el campo a partir de grupos de viviendas (caseríos o bateyes).
Organización no gubernamental, se autofinancia mediante la cotización de sus miembros. Los dirigentes de cuadras o zonas realizan esta actividad de forma totalmente voluntaria, y todos los cargos en cada Comité son propuestos y elegidos democráticamente por los vecinos.
La estructura de los CDR es por cuadras, zonas, municipios, provincias y nación, reúne en unos 133 mil Comités de base a casi ocho millones de ciudadanos cubanos mayores de 14 años de edad, sin distinguir sexo, raza o religión. Desde el año 2000 su coordinador nacional es el Héroe de la República de Cuba Gerardo Hernández Nordelo.
Además de la vigilancia, sus miembros jugaron un importante papel en la limpieza y embellecimiento del entorno, la siembra de árboles, el fomento de las áreas de autoabastecimiento, los huertos de plantas medicinales, la acuicultura familiar, la recogida de materias primas, así como la participación en tareas agrícolas priorizadas como zafras azucareras, tabacaleras o de café. Aun cuando la pandemia de la Covid-19 obligó a una pausa en sus actividades habituales, a 65 años de su creación los CDR están activos, y sus millones de miembros constituyen un baluarte inexpugnable, pues como dice su himno: “En cada cuadra un comité, en cada barrio Revolución, cuadra por barrio, barrio por pueblo, país en lucha, Revolución.”
“Los Comités de Defensa de la Revolución constituyen un emblema de nuestro pueblo unido, entusiasta y trabajador, que crea y defiende con sus propias manos el porvenir de la patria socialista”, dijo Fidel Castro en la clausura del Primer Congreso Nacional de los CDR en 1977, y esas palabras mantienen total vigencia en la actualidad.
Así lo reiteró el propio Fidel Castro el 2003, en la clausura del VI Congreso de esa organización, cuando dijo: “Si alguno se preguntara cuál es el misterio de esta Revolución, no podría haber otra respuesta que el hecho de haberse apoyado en las masas, masas organizadas, imprescindibles todas”.
arb/prl
*Fue corresponsal jefe de Prensa Latina en Nicaragua y concurrente en El Salvador, Guatemala y Honduras durante 10 años; corresponsal jefe en República Dominicana, Ecuador y Bolivia. Creó y dirigió la Editorial Génesis Multimedia que hizo la Enciclopedia Todo de Cuba y 136 títulos más. Anteriormente, director del periódico Sierra Maestra en la antigua provincia de Oriente, ayudante del ministro de Cultura Armando Hart; jefe de la Redacción Internacional de la revista Bohemia con coberturas internacionales en más de 30 países y es autor del libro Comercio Electrónico, la nueva conquista. Dirige la revista Visión de la UPEC y es presidente de su Grupo Asesor.